Dudan de los beneficios de la democracia directa

*Edmundo Jacobo, secretario ejecutivo del INE, dictó la conferencia inaugural del XXXIII Congreso Internacional de Estudios Electorales, del que es sede la Universidad de Colima del 11 al 14 de este mes.

 

Durante la conferencia inaugural del XXXIII Congreso Internacional de Estudios Electorales “Elecciones y virajes políticos: Un estudio y análisis de los procesos electorales”, realizado en la Universidad de Colima, el secretario ejecutivo del Instituto Nacional Electoral (INE), Edmundo Jacobo Molina debatió sobre el papel de la democracia directa, es decir, aquella que permite a las y los ciudadanos votar sobre asuntos legislativos, como el Brexit en Gran Bretaña, la revocación de mandato o la consulta popular en México.

 

Durante su charla, transmitida de manera virtual, compartió reiteradamente su preocupación por el deterioro en general de la democracia, sobre todo por la participativa (el voto en las elecciones para representantes políticos), por lo que cuestiona si la democracia directa podría refrescar la vida política en un país y cuáles son los problemas que ella tendría.

 

Los ejemplos más representativos de la democracia directa, comentó Edmundo Medina, son las de Suiza, Alemania y algunos estados de la Unión Americana; “el caso suizo es muy interesante, hay consultas sobre el espacio público, sin embargo, se ha visto un decremento en la participación de los ciudadanos en los últimos años. ¿Será que se han casado?”. Otro, es la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), mejor conocido como el “Brexit”, en donde se les preguntó a los ciudadanos si querían o no continuar dentro de la UE.

 

Con esta consulta, dijo, en Reino Unido “se le dio voz a una posición conservadora que no estaba conectada social ni económicamente y que representaba una vieja idea. Los jóvenes, por su parte, descuidaron esa participación, acudieron pocos a la urna y los efectos de eso es que los jóvenes están perdiendo muchas oportunidades de trabajo”.

 

Por otra parte, agregó, la democracia directa en América Latina ha llevado a cambios constitucionales importantes, mediante los cuales se han alargado periodos de gobierno que no estaban previstos: el “No” a la paz en Colombia o el “No” a la reforma constitución en Chile, que viene de la dictadura de Augusto Pinoche.

 

En Chile, explicó, “la mayoría aprobó la formación del constituyente para que trabajara, pero cuando la reforma está lista y se somete a consulta de la ciudadanía dice no. La explicación de este fenómeno parece ser que para proponer la constituyente participaron muy poco chilenos el 30%, pero cuando se presenta el producto participa el 90% de los chilenos”.

 

En México, comentó, “apenas estamos tomando formas de democracia directa muy recientemente, como la consulta popular y la revocación de mandato. Para que se realice un ejercicio de esta naturaleza en el país, comentó Jacobo Molina, tiene que ser promovida por el presidente de la república, por la representación del 33% de cualquiera de las cámaras federales (diputados o senadores) o bien por el 2% de la ciudadanía del estado nominal. Para este ejercicio, explicó el funcionario federal, no se pueden preguntar situaciones relacionadas con la seguridad nacional o cuestiones económicas, y tendrá repercusiones siempre y cuando por lo menos 40% de la ciudadanía haya participado.

 

En la “Consulta popular”, dijo, acudieron apenas el 7.11%; es decir, “el resultado no tuvo ninguna consecuencia formal” para la “Revocación de mandato”. Se alcanzó el 17.77% del listado nominal; de ellos, el 90% votó a favor, “y eso no tuvo ningún aspecto vinculante”. Más allá de los números, dijo Edmundo Molina, surgen las preguntas “¿Por qué tan baja participación? y ¿qué futuro tienen estos ejercicios?”.

 

Para el funcionario electoral es importante analizar lo que pasa en otros países y en América Latina. Estos ejemplos, dijo, “nos deben llevar a reflexionar sobre su contenido, su alcance, las repercusiones que tienen, y analizar si son formas de refrescar la vida política en un país o no y cuáles son los problemas que están asociados a estas formas de participación de la ciudadanía”.

 

La democracia directa, comentó Edmundo Molina, puede ayudar a la democracia representativa y a convocar un mayor interés de la ciudadanía para acercarse a las urnas “con lo que son los intereses comunes, los espacios públicos y la toma de decisiones, pero no sustituye la democracia representativa”.

 

Sin embargo, también advirtió sobre el uso y abuso de estos ejercicios democráticos, que “en ocasiones buscan mantener un tema en la opinión pública o dar legitimidad a un gobierno, más que realmente consultar a la ciudadanía sobre un problema común. Tengamos cuidado con formas disfrazadas de democracia directa que no están institucionalizadas, que sólo buscan legitimar alguna posición”.

 

“Creo que estos temas hay que abrirlos y discutirlos. Son cuestiones que tienen que llamar la atención, porque si ya la democracia directa y la participativa tiene sus asegunes, más riesgos se corren en los procesos si no hay reglas claras a las cuales proponer”, finalizó.