*En entrevista con el profesor-investigador Alfredo Aranda, Salvador Malo, uno de los grandes impulsores de la ciencia en el país, habló de sus años de formación y de la creación del Sistema Nacional de Investigadores.
En entrevista virtual, Salvador Malo Álvarez, uno de los artífices del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), dijo que este proyecto fue fundamental para salvar a la comunidad científica en México, ya que las y los investigadores se estaban yendo a otros países o a sus propios negocios, “abandonado la investigación porque no les alcanzaba para vivir”.
Salvador Malo fue entrevistado por Alfredo Aranda Fernández, coordinador general de Investigación Científica de la Universidad de Colima, para su programa “Hablemos de ciencia con Fefo”, este lunes por la noche.
Comentó que la creación del Sistema Nacional de Investigadores se debe a una conjunción de varios factores, entre ellos la fuerte crisis económica que vivía el país, los salarios bajísimos de los investigadores, incluso los que trabajaban en la UNAM y el Instituto Mexicano del Petróleo, y el hecho de que en la Secretaría de Educación Pública estuviera Jesús Reyes Heroles.
Siendo asesor de Reyes Heroles, Salvador Malo propuso la creación del SNI, algo que aprobó el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado y que para su aplicación contó con las gestiones de Jorge Flores Valdez, entonces subsecretario en la SEP y gran amigo de Salvador Malo. El SIN, comentó Malo Álvarez, tuvo tres nacimientos; el primero de ellos el 6 de diciembre de 1983, cuando lo aprobó el presidente; el segundo en julio de 1984, cuando se publicó el decreto de su creación, y el tercero a principios de 1985, cuando se empezaron a presentar los primeros candidatos.
Este logro, explicó Salvador Malo, es parte de una enseñanza fundamental que tuvo en el Colegio Imperial de la Universidad de Londres, Inglaterra, donde cursó su doctorado, y que fue la de aprender a solucionar él mismo sus problemas sin recurrir a la ayuda de los demás; “lo que la gente, lo que los estudiantes olvidan es que tienen que poner a prueba sus propias capacidades para resolver los problemas. No se trata de resolver los problemas del libro o de utilizar la ciencia del pasado, de lo que se trata es de buscar nuevos caminos para la ciencia, nuevas formas de entender lo que está pasando”.
En la entrevista, que dura una hora y que puede consultarse completa en el sitio https://www.facebook.com/106250778019277/videos/198165988628849/, Salvador Malo habla de su infancia, de sus años de formación, y comparte anécdotas de gran interés sobre todo para los jóvenes científicos en formación y también las y los interesados en la historia científica del país.
Poco a poco, comentó Malo Álvarez, fue dejando de hacer ciencia para resolver los problemas administrativos de las instituciones dedicadas a la ciencia; “sin buscarlo, me di cuenta de que me interesaba hacer y promover este tipo de acciones y me quedé con tareas fundamentalmente de carácter administrativo en torno a la ciencia y la educación superior y mis tareas de investigador se fueron quedando en el pasado”.
Uno de sus grandes logros fue gestionar un proyecto de varios millones de dólares con el gobierno y el laboratorio de Los Álamos, en Estados Unidos, para estudiar la contaminación en el valle de México y la CDMX, utilizando para ello la simulación por computadora, que para ese tiempo, 1988, era algo novedoso.
Ese proyecto lo vio él como una señal de madurez, ya que no se trata, dijo, “de que uno haga todo el trabajo, necesariamente, sino que encuentre los eslabones que se tienen que unir para que se pueda hacer ciencia aplicada”. Ese aprendizaje, añadió, fue parte de lo aprendido en el Colegio Imperial, “de que uno puede enfrentar problemas muy diferentes de los que conoce no porque sabe de eso, sino porque sabe que puede encontrar la solución y sobre todo a las personas que saben cómo encontrar dicha solución”.