Mar de Creencias o Manantial de Conciencia ¿Qué prefieres?

Me da un gran gusto saludarte por medio de estas líneas. Quiero aprovechar la ocasión para agradecerte por el tiempo y la difusión de estas reflexiones, ¡Muchas Gracias! Tengo la plena certeza que todo conocimiento que ayude al crecimiento espiritual, intelectual y moral de las personas, también vale la pena compartirlo y viralizarlotal vez, ahí vengan los mensajes o las respuestas que muchos buscamos y tú, al compartirlos, te conviertas en el medio para que lleguen a su destino, mi gratitud más sincera por ello.

Esta semana quiero compartirte un mensaje muy poderoso que llegó a mí hace algunos años, creo que hoy es el momento de compartirlo. Quiero comentarte que, desde hace dos décadas aproximadamente, he sido un estudioso apasionado de los temas de desarrollo humano y superación personal, actividad que me ayudado muchísimo en mi formación personal y profesional. He tenido la fortuna de leer y escuchar a muchos autores de diversas corrientes del pensamiento con  énfasis en alguna de las múltiples aristas de estos temas, sin embargo, te he de confesar que con el pasar de los años me empecé a saturar de conocimiento. Recuerdo que llegó el momento en que no sabía si trabajar en mis Chacras, en mi Dharma, en mi árbol metagenealógico, en mis registros Akáshicos, en la filosofía ayurveda, en la filosofía Tolteca, Tarahumara, Budista etc.

Me sentía como un náufrago en el bote de mi personalidad mal entendida, lleno de grietas  en medio de la inmensidad de una mar de creencias sobre el concepto del ser humano, del sentido de la vida, de la transcendencia de las ideas, del amor y de la muerte. ¡Estaba totalmente perdido!

Recuerdo que una noche en mi pensamiento pedía ayuda al creador para entender, para discernir. Semanas después de aquella petición, las respuestas empezaron a llegar, un amigo en una comida me preguntó -Vlady ¿Por qué lees tanto sobre esos temas? ¿Crees que leyendo encontrarás la iluminación? (sarcástico)- sin pensarlo respondí – No, pero creo que primero tengo que saber dónde ir a buscar- Al escucharme yo mismo me sorprendí por lo dicho, ¡tengo que saber dónde ir a buscar!, justamente al día siguiente leí la siguiente historia Sufi, la cual te comparto:

Una noche, un hombre que regresaba a su casa encontró a un vecino debajo de una farola buscando algo afanosamente.

– ¿Qué te ocurre?- preguntó el recién llegado.

– He perdido mi llave y no puedo entrar en mi casa – contestó este.

– Yo te ayudaré a buscarla –

Al cabo de un rato de buscar y buscar por los alrededores de la farola,

el buen vecino preguntó:

– ¿Exactamente dónde se te perdió la llave? –

– Se me cayó en la banqueta justo afuera de la casa.

– Entonces ¿qué haces buscándola debajo de esta farola? –

– Es que aquí hay mas luz.

En esta bella historia, se ejemplifica de manera sencilla pero profunda, la forma como muchas veces buscamos mejorarnos a nosotros mismos, por medio del estudio nuevos conocimientos, ideas, paradigmas y formas de ver  la vida. Es muy importante puntualizar que esto ayuda mucho cuando empiezas a caminar en el sendero de la evolución personal, sin embargo, llega el momento que con solo conocer no vasta, el  saber no es suficiente cuando sigues reaccionando y actuando de la misma manera. Es justamente cuando el mar de las creencias ya no cumple con tus expectativas, la mente  deja de buscar ideas a la luz de la farola donde tal vez sea más fácil buscar.

El espíritu busca entrar a la casa de la conciencia que está cerrada esperando que sea abierta para recordarte todo lo que es tuyo y has ignorado. ¡Es tiempo de abrir la casa de tu consciencia! ¿Cómo? ¡Busca la llave!, recuerda que no está bajo el farol, para encontrarla tendrás que sumergirte en ti mismo para empezar a conocerte, a perdonarte, amarte, a sanarte, a dedicarte tiempo para construir hábitos y disciplinas constructivas.

Tendrás que cuestionarte tus creencias, tus pensamientos, tus sentimientos sobre ti y los demás, buscarás la visualización y vacuidad del razonamiento efímero que nunca para. De esta manera encontrarás la llave para acceder a tu consciencia, es decir a tu casa y podrás decidir entre seguir navegando en el mar de las creencias o finalmente sumergirte en el manantial  de tu conciencia, fuente viva de  sabiduría.

Con afecto y Cariño

SERVIR PARA TRASCENDER

Miguel Vladimir Rodríguez Aguirre

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