Opinión | Fideicomisos, un fiasco

TODOS seguimos siendo testigos de cómo operan los conservadores adversarios al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador: inventar, difamar, tergiversar y atacar indiscriminadamente ha sido su tónica sin importarles un ápice la ética política ni el daño que la mentira infringe a la democracia; como lo consigna la historia, esta conducta ha sido el recurso utilizado por los regímenes fascistas de otros tiempos dirigidos a engañar y controlar a la opinión pública, cosa que hoy en día, gracias a los medios alternativos de comunicación, ya no cuenta con la misma eficacia, sino todo lo contrario, se enfrentan al razonamiento de una sociedad más madura, más politizada e informada que no se engancha en sus falacias.

En este contexto se inscribe el intento de confundir y falsear lo relacionado con la figura de los fideicomisos. Luego que la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados aprobara presentar al Pleno el dictamen que busca la extinción de 109 fideicomisos, que en total representan una bolsa de alrededor de 120 mil millones de pesos, y lo que realmente se pretende es evitar la triangulación de los recursos para que ahora sí lleguen directamente a las cuentas bancarias de sus beneficiarios y que este mecanismo de dispersión sea a través de la Tesorería de la Secretaría de Hacienda, con lo cual se evitará la duplicidad y mayor burocratización en la entrega de los apoyos a cultura, a la ciencia, a la protección de periodistas y personas defensoras de Derechos Humanos, deporte, etcétera. Se debe resaltar que la única diferencia entre la entrega de recursos vía fideicomisos o tesorería, estriba en que cuando exista subejercicio, el dinero no se quedará más en el fideicomiso, lo que permitirá la sana fiscalización y transparencia de su correcto ejercicio; ¡se les acabó la fiesta, pues!

Sobre este asunto, el pasado lunes 5 de octubre, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, enfatizó que los beneficiarios de ninguna manera dejarán de recibir sus fondos, y puntualizó que los fideicomisos son de hecho una excepción, pues la mayor parte de los recursos se pagan a través del presupuesto; los fondos salen de la Tesorería, llegan al intermediario, el fideicomiso, y de ahí se pagan al beneficiario. De ahí la importancia de eliminar al intermediario y realizar la transferencia directa, rápida y transparente. Asimismo, Arturo Herrera señaló que los fideicomisos son entes con personalidad jurídica y patrimonio propio, pero la mayor parte de las transferencias no requieren de ello, además, cuando había subejercicios, los recursos se quedaban sentados en el fideicomiso, lo cual no beneficia a nadie: ni a los artistas, ni a los deportistas, ni a los creadores. Y ni hablar de la discrecionalidad con la que se otorgan los apoyos mediante este esquema.

De ahí que nuestro Presidente sostenga que esta iniciativa sobre la extinción de fideicomisos únicamente pretende evitar las duplicidades administrativas, a la par de impedir la falta de control sobre los recursos y que éstos sean manejados sin fiscalización. De igual forma, sin esta figura, se evitará entregar recursos a quienes no los necesitan o a quienes lo reciben sólo por estar allegados a quienes se encuentran en las esferas de decisión dentro de la estructura gubernamental.

López Obrador explicó que todo lo relacionado con la cultura o el deporte será revisado por Antonio Álvarez Lima, actual director de Canal Once; mientras que para los recursos que se destinan a financiar aspectos científicos, la encargada del análisis será la directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, María Elena Álvarez-Buylla.

Por donde se le vea, la extinción de los fideicomisos es un ganar-ganar. Ahora esperemos que la nueva discusión del dictamen en la Cámara de Diputados, proyectada para este martes 6 de octubre, no sea víctima de los intereses mezquinos de unos cuantos, y prive la razón, la justicia social y la transparencia.

*Presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena Colima