Pandemia por COVID-19 evidenció la desigualdad educativa: Estudio

*Encontraron que el problema no era sólo si las y los alumnos tienen o no acceso a internet o a una computadora, sino en que no se tienen las competencias digitales para continuar con las clases a distancia.

Un estudio hecho por la Universidad de Colima, por Cognos y Ludo Lab, mostró que el proyecto planteado por las instituciones educativas del país para darle continuidad a los planes de estudio durante la pandemia por COVID-19 no es del todo funcional, ya que de acuerdo con los resultados, el proyecto no consideró a las pequeñas escuelas ni a las comunidades rurales. Si bien el plan incluye el uso de herramientas televisivas, no todos tienen acceso a una. Además, está la falta de experiencia de los docentes en el uso de las tecnologías. Esta situación, de acuerdo a dicho estudio, podría ocasionar que los estudiantes decidan abandonar sus estudios.

Tania Yael Cortés Álvarez y Francisco Iván Lepe Salazar, de la Dirección General de Integración de las Tecnologías de la Universidad de Colima, exploraron la experiencia que estudiantes, docentes, padres y madres de familia tuvieron al continuar las clases desde el hogar durante los días de pandemia. Aunque el objetivo inicial de su estudio era conocer los problemas de accesibilidad, la investigación se convirtió en una especie de Matrioshka, ya que durante el análisis de datos encontraron que el problema no era sólo si las y los alumnos tienen o no acceso a internet o a una computadora, sino en que no se tienen las competencias digitales para continuar con las clases a distancia.

Su proyecto de investigación: “Continuidad educativa a través de medios digitales durante la contingencia de COVID-19”, tomó como base el documento “Principales cifras del estudio nacional 2018-2019”, de la Secretaría de Educación Pública, para conocer el número de estudiantes, padres, madres y profesores colimenses que debían ser estudiados. Es así que, del grueso de la población colimense analizaron a mil 785 estudiantes, mil 532 docentes de todos los niveles educativos y a 160 padres o madres de familia.

Entre los primeros hallazgos, encontraron que no todas ni todos los docentes tienen las competencias didácticas y pedagógicas para llevar las clases presenciales al ámbito digital. En el cierre del pasado ciclo escolar, muchos de ellos sólo se dedicaron a enviar por correo las actividades a realizar o documentos en formato PDF, y no aprovecharon las tecnologías para generar conocimiento. Sin embargo, también destinaron más tiempo a la planeación; en el caso de las mujeres, la jornada se triplicó.

La falta de un plan de contingencia por parte de las autoridades educativas, dijeron, evidenció la desigualdad socio-digital, es decir, no sólo se trata de tener acceso a una computadora o internet, “sino que influyen otros aspectos, como son las familias que tienen más de un integrante estudiando, los padres que trabajan desde casa y que cuentan sólo con una computadora, así como los estudiantes y docentes de escuelas rurales que pueden tener computadora, pero sin acceso a internet; en estos casos, el proceso de aprendizaje se ve disminuido”, dijo la doctora Tania Cortés.

Un rasgo que llamó la atención de los jóvenes investigadores fue la respuesta de los nativos digitales ante las herramientas de aprendizaje; “se pensaba que porque pueden utilizar un teléfono o computadora desde pequeños, les iba a resultar más fácil, pero no; podríamos decir que están mejor preparados pero en las tecnologías del ocio: videojuegos, Tik Tok o Twitter, pero si les pides que apliquen esas habilidades para un proceso de aprendizaje o que utilicen plataformas que son educativas, no lo pueden hacer. Su nivel de tecnología es muy básico, si lo comparamos con otras generaciones que han tenido que adaptarse”, comentó el doctor Francisco Lepe.

El principal problema, dijeron, se encuentra en el nivel de educación básica, donde se necesita la ayuda activa de los padres de familia, pues en ese nivel “no se conoce el fin del aprendizaje, como sucede con licenciatura o el posgrado. En el caso de la licenciatura, agregaron que este manejo tecnológico “depende también de la carrera, porque si hablamos de una ingeniera, donde necesitan un simulador, eso no se tiene en casa y entonces también se van rompiendo un poco los fines educativos”, mencionó Cortés Álvarez.

Ante este escenario, los investigadores universitarios creen necesario replantear la modalidad educativa a distancia; “desde las instituciones –dijo Tania Cortés– se tendría que pensar en un plan para dotar al docente de estrategias digitales y pedagógicas, y no sólo de herramientas, que es lo que que evidencia el estudio; es decir, tenemos que replantearnos el proceso de aprendizaje, de lo contrario, el próximo semestre tendremos alumnos que van a parar porque no pueden incorporarse al proceso educativo”.

“No sólo hablamos de generar nuevas estrategias –agregó Francisco Lepe–, de capacidades, o de que se les dote de equipo, sino de la necesidad de presentar un tamiz de oportunidades para que desde la modalidad en la que te encuentres puedas actuar, porque va a ser muy difícil decir: ‘tú profesor o alumno rural tienes que llegar al nivel del Tec de Monterrey’, y eso no se puede porque sus realidades son distintas”.

Además, mencionó Cortés Álvarez, también se tiene que pensar en el factor de administración en las pequeñas escuelas, en el seguimiento de boletas y pagos en línea; “la propuesta de la Secretaría de Educación Pública está pensada para instituciones que ya han trabajado en este sentido y tiene una infraestructura para dar educación en línea, pero nos preguntamos quién está pensando en las escuelas más pequeñas o en las instituciones que no han trabajo con temas digitales”.

“Creo que no hay nadie preparado para la educación a distancia, ni Estados Unidos, Europa, Japón o cualquier país; obviamente pueden tener más recursos, más infraestructura, pero los problemas siguen siendo los mismos. Estamos aprendido a actuar en un entorno diferente, y que esto funcione es responsabilidad de todos”, finalizó Francisco Iván