Manifestantes interrumpen en audiencia del senador Jeff Sessions en EEUU

Varios manifestantes, algunos con túnicas del Ku Klux Klan, interrumpieron este martes repetidamente la declaración que el polémico senador Jeff Sessions prestó en un comité del Senado estadunidense para defender su candidatura a convertirse en el futuro fiscal general en el gobierno de Donald Trump.

“¡No a Trump, no a un Estados Unidos fascista, no al Ku Klux Klan (KKK)”, gritaron tres manifestantes que fueron sacados a la fuerza por agentes de seguridad de la sala del comité judicial del Senado, donde se celebra la audiencia.

La nominación de Sessions como jefe de la Justicia estadunidense ha generado un gran malestar entre organizaciones como la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU) que consideran “racista” al senador y critican las duras posturas en inmigración que ha defendido durante sus 20 años en la Cámara alta.

Gran parte de los manifestantes que protestaron en la audiencia de Sessions estaban vestidos de rojo y rosa y pertenecen a la organización pacifista “Codepink”.

Cuando entró Sessions en la sala, dos hombres se pusieron de pie sobre sus sillas y mostraron su vestido blanco y un sombrero en punta que imitaba el característico del Ku Klux Klan, mientras gritaban al senador por Alabama para darle las gracias por “representarles” en el nuevo gobierno.

Está previsto que Sessions enfrente duras preguntas sobre unos comentarios racistas que profirió hace 30 años cuando era fiscal para el distrito sur de Alabama y fue acusado de bromear sobre el Ku Klux Klan y perseguir judicialmente a los defensores de los derechos civiles de los afroestadunidenses.

Sessions se comprometió a no investigar personalmente a la ex candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, por el caso de sus correos electrónicos o por las polémicas donaciones a la Fundación Clinton.

“Este país no castiga a sus enemigos políticos, este país se asegura de que nadie está por encima de la ley”.

Sessions aseguró que se recusaría de cualquier investigación que implicara las polémicas donaciones a la Fundación Clinton o los correos de la ex secretaria de Estado, a quien Trump prometió que perseguiría judicialmente y metería en la cárcel una vez que fuera elegido presidente.