Millonario ficticio demuestra lo fácil que es engañar a la gente en redes sociales

Dos amigos hicieron un experimento en redes sociales para probar que no hace falta tener mucho dinero para crear un personaje que logre ser famoso en Internet, al crear en Instagram el perfil de un hombre llamado Boris Bork, quien era un supuesto millonario.

Boris, en la red social, tiene una vida de lujo: conducía autos ostentosos, comía en restaurantes de alta sociedad, contaba con su propio helicóptero y tenía una cuenta bancaria de muchos ceros. Estilo de vida que lo llevó a tener más de 20 mil seguidores.

 

En la red social, el supuesto millonario documenta su vida, incluso con una aparición de un video musical con una conocida banda rusa.

La idea de este experimento social fue del consultor de marketing, Roman Zaripov, quien señaló que tras leer un artículo sobre cuánto dinero podría costar crear una estrella de las redes sociales, se propuso a hacerlo para conocer la respuesta de primera mano, pues el artículo señalaba que se necesitaba una cifra de hasta siete ceros.

Zaripov, creyó que podría ser mucho más barato e investigó en la red social rusa VKontakte y encontró a Boris Kudryashov, un jubilado de mediana edad con aspecto “fresco” y que podía encajar con el papel de millonario, y este aceptó participar en el experimento.

Durante varios fines de semana tomaron fotografías y las publicaron en Instagram, donde el nuevo Boris pasó de tener una pensión de 195 dólares al mes, a ser un millonario en redes sociales donde pronto fue sumando miles de seguidores.

Cada día Boris recibía un promedio de 30 mensajes en su cuenta de Instagram, algunos de ellos para pedirle promocionar productos como marcas de ropa o aceptar regalos a cambio de publicidad, dijo su creador Zaripov.

Para crear el personaje de Boris se inspiró Zaripov en el millonario de verdad, Gianluca Vacchí, quien a sus 49 años, se ha vuelto muy famoso en Instagram.

 

El experimento duró seis meses, para luego revelar la verdad a través de una extensa publicación en Facebook, “Todavía me sorprende cómo gastando apenas 800 dólares en dos meses puedes hacer que decenas de miles de personas adultas crean en una persona que no existe”, señaló.

Para Zaripov, el experimento demuestra “lo fácil que es engañar a la gente y cómo quienes deberían comprobar la veracidad de la información (que se publica en las redes sociales) no suelen hacerlo”.