*“Lo esencial es manejar una dieta adecuada a las necesidades nutricionales y ajustada al gasto de energía”, dijo Lucila Rivera a estudiantes de la Escuela Técnica de Enfermería durante su semana cultural.
Como parte de las Jornadas Académicas de la Escuela Técnica de Enfermería de la Universidad de Colima, que se realizaron en días pasados en el auditorio de la operadora SSA México en Manzanillo, la nutrióloga Lucila Rivera Guzmán dictó una conferencia sobre nutrición y abordaje del paciente diabético, con el objetivo de resaltar la importancia de la nutrición y la empatía con el paciente diabético, e involucrarlo en su tratamiento.
La especialista comentó que la prediabetes y la diabetes son casos diferentes que necesitan un tratamiento distinto, sobre todo en el manejo de hábitos y estilos de vida.
Recalcó que existen muchos mitos acerca de dicha patología, como es el caso de la creencia de que se produce solamente por el alto consumo de azúcar, por sustos, enojos u otras cosas; no obstante, recalcó que esta enfermedad es consecuencia de malos estilos de vida derivados de una dieta desequilibrada, alta en carbohidratos simples y compuestos, junto con el sedentarismo y el tabaquismo.
Para cambiar hábitos nutricionales, dijo, es importante no sólo contemplar como carbohidratos a los alimentos dulces, ya que éstos se encuentran también en las tortillas, masas, cereales y demás, y que lo esencial es manejar una dieta adecuada a las necesidades nutricionales y ajustada al gasto de energía.
También dijo que es necesario tener muy en claro aspectos como la grasa visceral, que se refleja en medidas y no en el peso, pues es un factor del padecimiento de esta enfermedad, ya que los pacientes presentan un alto índice de triglicéridos, lo que deteriora las células beta del páncreas y merma la producción de insulina, sustancia esencial para la absorción de carbohidratos en el organismo.
“Otro error es pensar que 150 minutos de ejercicio a la semana es sano, pero resulta insuficiente, ya que el sobrepeso o la obesidad están estrechamente ligadas con producir o agravar la enfermedad”, aclaró.
Indicó que es necesario, en las profesiones que se dedican a salvaguardar la salud de la población, “quitar dichos paradigmas, rediseñar lo que se piensa, entender su contexto y compartir las experiencias. El paciente se da cuenta de que no es diferente a uno y así se involucra e interesa en su tratamiento”.
Mencionó que el paciente debe adquirir habilidades y ser responsable, pues esta condición la tendrá toda su vida: “Manejar el estrés, sentimientos, duelos y emociones resulta muy relevante para su tratamiento”, expuso.
Enfatizó que, “al romper las barreras ante el médico, enfermero o nutriólogo, los pacientes se encuentran listos para escuchar la información. Hay que tenerle respeto a cada paciente y solicitarle que nos permita apoyarlo”, culminó.