Francisco advirtió hoy que el mundo necesita con urgencia del perdón, ya que demasiadas personas viven encerradas en el rencor y nutren el odio, arruinando la propia vida y la ajena en lugar de hallar la alegría de la serenidad y la paz.
El Papa pronunció estas palabras ante más de mil fieles congregados en la Basílica de Santa María de los Angeles de Asís, durante una visita relámpago de apenas tres horas que realizó este día a esa ciudad del centro de Italia.
“Cuando estamos nosotros en deuda con los demás, pretendemos la misericordia; en cambio cuando estamos en crédito, invocamos la justicia. Esta no es la reacción del discípulo de Cristo ni puede ser el estilo de vida de los cristianos”, lamentó.
Sostuvo que “el drama de las relaciones humanas” se manifiesta en las reacciones exageradas tenidas con los demás cuando se sufre una pequeña injusticia.
“Es difícil perdonar, cuánto nos cuesta a nosotros perdonar. No existe ninguno de los que estamos acá que no ha sido perdonado. Cada uno pensemos, en silencio, las cosas feas que nos han sido perdonadas”, agregó.
Precisó que todos están obligados a perdonar a las personas que le hicieron mal porque todos han sido perdonados “infinitamente” por Dios, quien sabe dar su perdón pleno cada vez que los seres humanos se lo piden.
Habló de la “caricia del perdón”, un gesto muy lejano de la frase vengativa: “¡Me la vas a pagar!”. Y añadió: “El perdón es otra cosa. Ustedes pensaron algunas veces en la paciencia de Dios, tiene paciencia ehh”.
Por eso, siguió, los cristianos no pueden limitarse “a lo justo” sino que deben ir más allá y perdonar sin límites.
Al final de sus palabras, el Papa se retiró a un confesionario donde escuchó los pecados de algunos fieles y antes de despedirse visitó a varios enfermos cuidados en la contigua enfermería.
Recorrió las inmediaciones de la basílica y saludó a los fieles congregados en el exterior, antes de emprender su regreso a Roma.