El 19 de julio pasado y que se cobró la vida de 164 personas, un ataque de la Fuerza Aérea francesa sobre una pequeña localidad en el norte de Siria, fue realizado en represalia por el atentado en Niza, ha revelado el representante permanente de Siria ante la ONU, Bashar Jaafari citado por TASS.
Según el diplomático, las autoridades francesas querían castigar al Estado islámico, pero calcularon mal. Los terroristas usaron a los habitantes de la aldea de Tokhar, en las afueras de la ciudad de Manbij, como “escudo humano”. Sin embargo, abandonaron la localidad poco antes del bombardeo al enterarse de que el presidente François Hollande “prometió vengarse de lo sucedido en Niza”.
“La Fuerza Aérea francesa bombardeó la localidad y causó múltiples víctimas: dos veces más que las que murieron en el ataque de Niza. El presidente francés quiso vengarse de lo sucedido allí y mató a 164 civiles”, ha señalado Jaafari en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.
La semana pasada, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Siria exigió a la ONU condenar el ataque aéreo perpetrado el 19 de julio cerca de la ciudad de Manbij que, según las autoridades del país, mató a niños y mujeres, entre otros. Entonces, la Secretaría de la ONU anunció que no podía comprobar quién era responsable del ataque.
Este lunes 25 de julio el representante permanente de Rusia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Vitali Churkin, ha pedido que se aclare la situación respecto al bombardeo. El diplomático francés François Delattre se abstuvo de comentar sobre el incidente, mientras que la representante permanente de EE.UU., Samantha Power, señaló que Washington y sus aliados en la coalición contra el EI están dispuestos a asumir la responsabilidad de lo ocurrido si la información sobre la muerte de civiles es confirmada.
La diplomática ha mencionado que EE.UU. “estudiará cuidadosamente y a fondo toda la información fidedigna” que pueda reunir, incluyendo la de organizaciones de la sociedad civil en Siria. Ese intento de transferir la responsabilidad por la investigación de las muertes civiles a las organizaciones no gubernamentales ha indignado a Churkin.