Ayudar a la mujer violentada desde el hogar, trabajo, salud y educación acciones innatas que deben salir de una política pública con sentido humano es una necesidad urgente.
La violencia no es la solución, la conciencia y la acción sí.
En un momento en que la violencia contra la mujer sigue siendo una realidad alarmante en nuestra sociedad, es fundamental reflexionar sobre cómo podemos ayudar a las víctimas de violencia desde diferentes ámbitos.
En primer lugar, desde el hogar, es fundamental fomentar un ambiente de respeto y igualdad entre todos los miembros de la familia. Los hombres deben ser conscientes de su papel en la prevención de la violencia y deben ser modelos que seguir para sus hijos y familiares.
En el ámbito laboral, es importante que las empresas y organizaciones implementen políticas de igualdad y respeto, y que se tomen medidas para prevenir y sancionar la violencia laboral.
En cuanto a la salud, es fundamental que las víctimas de violencia tengan acceso a servicios de atención médica y psicológica adecuados y accesibles.
Finalmente, en el ámbito educativo, es importante que se imparta educación sobre la igualdad de género y la prevención de la violencia, desde edades tempranas.
Sin embargo, es preocupante ver cómo algunas manifestaciones en contra de la violencia contra la mujer se convierten en actos de violencia y destrucción, afectando a terceros inocentes. ¿Acaso no se dan cuenta de que con más violencia no van a lograr nada? ¿No se dan cuenta de que con pintar bardas o destruir no reviven a quien mataron o desaparecieron?
Es hora de que el gobierno tome medidas concretas para frenar la violencia en todos sus géneros. Es hora de que se implementen políticas de prevención y sanción efectivas, y de que se brinde apoyo y protección a las víctimas de violencia.
Es hora de que cambiemos la forma en que abordamos la violencia contra la mujer, y de que trabajemos juntos para construir una sociedad más justa y respetuosa para todos.
La violencia entre hombres y mujeres es un problema complejo y multifacético que se ha convertido en un círculo vicioso que no parece detenerse. La violencia puede tomar muchas formas, desde la física y emocional hasta la psicológica y financiera.
En muchos casos, la violencia se genera por una falta de comunicación y comprensión entre los géneros. Los hombres y las mujeres tienen diferentes formas de expresar sus emociones y necesidades, lo que puede llevar a malentendidos y conflictos.
Sin embargo, también hay un factor más siniestro en juego. El sistema, en su forma más amplia, busca perpetuar la disputa entre hombres y mujeres. Esto se logra a través de la manipulación de los medios de comunicación, la educación y la política.
El sistema promueve la idea de que los hombres y las mujeres son naturalmente opuestos, y que la competencia y la lucha son inevitables. Esto se refleja en la forma en que se presentan las relaciones entre hombres y mujeres en los medios de comunicación, donde se enfatiza la conflictividad y la rivalidad.
La consecuencia de esto es que los hombres y las mujeres se ven como enemigos, en lugar de como compañeros y aliados. Esto perpetúa un ciclo de violencia y conflicto que es difícil de romper.
Es hora de que nos demos cuenta de que la violencia entre hombres y mujeres no es inevitable. Es hora de que trabajemos juntos para crear un mundo en el que los hombres y las mujeres puedan vivir en armonía y respeto mutuo. Esto requiere un cambio en la forma en que pensamos y nos comportamos, y un compromiso para trabajar juntos para crear un futuro más pacífico y justo.
Información: Paty Mendoza. 3121334989. Sígueme en mi red social de Facebook https://www.facebook.com/share/19ytZKoG4t/