Luisa Huertas habló de su “Pasión por el Teatro”, ante comunidad artística de Colima

 

 

Con 48 años de trayectoria que la han llevado a actuar en 80 obras de teatro de los más prestigiados directores del país, así como en 40 películas y series televisivas, la miembro en número de la Compañía Nacional de Teatro y directora del CEUVOZ, Luisa Huertas, estuvo en el Teatro Hidalgo de Colima para hablar de su “Pasión por el teatro”, conferencia que reunió a miembros de la comunidad artística local, quienes por casi dos horas disfrutaron una cálida charla.

 

En el marco de la Muestra Estatal de Teatro Colima 2017, que organizan las Secretarías de Cultura del Gobierno Estatal y Federal, se realizó esta conferencia gratuita en la que Yolanda Orozco, Directora General de Artes y Humanidades, dio la bienvenida a la  actriz e invitó al público a las dos mesas de diálogo que se realizarán esta semana, mientras que Janet Pinela, directora de la compañía Cuatro Milpas Teatro, leyó la semblanza artística de Luisa Huertas.

 

Para dar paso a la conferencia, la destacada actriz se basó en un texto que realizó en  1999 para un Encuentro de las Escuelas Superiores de Teatro, organizado por la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA, con el que corroboró, sin perder vigencia, su postura de hacer y vivir el teatro.

 

Así, hizo un breve recuento de la forma española que prevalecía en el teatro de México durante las décadas de los años 30’s y 40’s, hasta que un grupo de contemporáneos empezó a traer teatro francés e inglés y lo produjo en nuestro país, tiempo después el  Instituto Nacional de Bellas Artes abre la Escuela de Arte Teatral, iniciando así la tradición de la escuela para actores a la que se sumaría la ANDA y la UNAM, esta última con la carrera de teatro de la Facultad de Filosofía y Letras, así como el Centro Universitario de Teatro que en 1973 se transforma a Escuela de Actuación.

 

Hoy en día, comentó, hasta las televisoras tienen escuelas de actuación, lo mismo que han surgido escuelas encabezadas por actores famosos, sin embargo, explicó que en nuestro país el teatro está vivo y lucha por su permanencia a pesar de la competencia con el cine, el video, la televisión y las nuevas técnicas digitales.

 

Su conferencia se basó en analizar qué es un profesional de teatro. De esta manera, expuso ciertas reflexiones que se ha hecho en 56 años vinculada a esta disciplina. A sus 66 años de edad, comentó, supo que quería ser actriz cuando tenía apenas 8 años, comenzando su vocación a los 10 años y medio de edad.

 

Manifestó firmemente que el teatro requiere estudio y renovación permanente, pues es un ejercicio continuo para ejercitar la imaginación, la emoción, el cuerpo, la voz. “El teatro es una profesión, pero también y fundamentalmente, es un arte…El que quiere ser un profesional del arte teatral debe, además de vocación, tener y sentir al teatro como pasión”.

 

Compartió que un actor debe aspirar a la excelencia, cada personaje debe ser un nuevo reto, pues la muerte del actor como ente creativo comienza cuando piensa que ya sabe todo sobre el teatro, entonces cae en la rutina, en la repetición mecánica.

 

Como parte de los elementos necesarios para el actor, habló de la dialéctica en el teatro, de la soledad, pero al mismo tiempo de la colectividad al formar siempre parte de un equipo creativo; de la humildad para abrirse al personaje y dar el sí mágico que lleva al actor a transformarse, pero también de la vanidad para esforzarse.

 

Expresó que un actor debe tener locura para despegar de la realidad y acceder a la ficción, cordura para manejar la técnica y estar en pleno control de la mente, tensión para mantenerse en estado de alerta máxima, energía adecuada  y concentración total; relajación activa para permitir el abandono y hacer que fluya la ficción, egoísmo y generosidad para entrar en total contacto consigo mismo, con el resto del elenco y con el público.

 

También debe tener miedo y valor, mismo que se experimenta al inicio de cada puesta en escena, así como inocencia y conocimiento para construir desde el principio un nuevo personaje.

 

Finalmente aseveró: “Yo diría que sólo aquel que ha experimentado el dolor de terminar la primera temporada de una obra y se ha despedido de su personaje, sólo el que ha dejado girones de su vida en el escenario, sólo aquel que conoce el cansancio satisfactorio después de una función, comparable y tan intenso como el posterior al acto amoroso, sólo ese puede pensar que va encaminado a ser un profesional del teatro”.