Escribo estas líneas unas horas antes del primer debate presidencial. Voy a verlo, desde luego, pero ya he decidido mi voto, y al hacerlo no entró en mis consideraciones la habilidad para polemizar de mi candidata. Aunque quienes me privilegian con la lectura sistemática de mis artículos semanales ya conocen mi postura, hay personas que solo leen mis textos esporádicamente y a ellas tengo que decirles por quién voy a votar y por qué. Lo creo necesario porque los opinadores públicos debemos presentar sin ambages nuestras coordenadas políticas a los lectores para que sepan a qué atenerse cuando se detienen en nuestros espacios, y porque las coyunturas críticas como la que hoy enfrenta México obligan a las definiciones.
En estos tiempos de polarización, por cierto, la antesala de los indecisos está casi vacía. Uno de los efectos de la retórica maniquea y beligerante del presidente López Obrador es que ha orillado a los analistas a tomar partido como a él le gusta, sin medias tintas. Aunque hice un esfuerzo al inicio de su gobierno para otorgarle el beneficio de la duda en aras de la imparcialidad de mis textos, pronto me resultó imposible dudar. Mi percepción de que no era un demócrata trocó en algo más grave: es un autócrata en potencia. Así, con la alarmante convicción de que aspira a forjar un régimen de pensamiento único, decidí enfrentarlo desde la trinchera del análisis crítico. Cierto, son poquísimos los políticos capaces de autocontención en sus intentos de empoderarse, pero AMLO no solo se desboca en aras de la concentración de poder sino que cuenta con el arma del arrastre popular para aniquilar a sus contrapesos y forjar un culto a su personalidad.
La “cuarta transformación” no es, a juicio mío, un proyecto de nación más. Es una tentativa de petrificar su mayoría y perpetuar a las minorías del presente en una marginalidad del futuro, y como tal es veneno para la democracia. Por eso rechazo su continuidad, que en la boleta estará representada por Claudia Sheinbaum, y por eso no apoyo a la 4T sino a la 4A, la cuarta alternancia que encarnaría Xóchitl Gálvez. No, a mí tampoco me gusta el PRI y en general me repugna la corrupción de nuestra partidocracia, que por cierto incluye tanto a los partidos de oposición como a los del oficialismo, pero sé que Xóchitl se convirtió en candidata a contrapelo de esas cúpulas y que como presidenta actuaría en función de los intereses de la ciudadanía que la impulsa. Por lo demás, las sucias maniobras para desprestigiarla que en abuso de su cargo orquestó AMLO y que fueron refutadas por ella solo han logrado convencerme de que, además de inteligente y valiente, es una mujer honorable.
De modo que lo digo sin ambigüedades, por si alguien no lo ha colegido: mi voto será para Xóchitl Gálvez. La faena polarizadora de AMLO ha sido paradójicamente eficaz; ha logrado que mexicanos de ideologías disímbolas nos opongamos inequívocamente a su plan de antidemocracia transexenal. Dejo constancia, pues, de mi razón para votar contra la sinrazón. Que cada quién se haga cargo de su postura ante esta encrucijada histórica de México. Aquí está la mía: mi voto libre pero ya no secreto será por la reconciliación nacional, por el pensamiento plural y por la institucionalidad democrática. Es Xóchitl.
TELÉFONO ROJO (José Ureña / 24 Horas)
Tiempos cruciales para el INE y el Trife
Las embestidas vienen de todos los ángulos.
Del Gobierno porque pretende debilitarlos a fin de disminuir su papel de organizadores y calificadores del proceso comicial en curso.
Del partido del gobierno y sus fardos para quedar bien y ganar favores de quien unipersonalmente dicta línea y decide los destinos de la patria.
Y hasta de opositores, quienes los perciben frágiles e incondicionales tras varias manos metidas en su integración y sobre todo en su conducción.
Pero el Instituto Nacional Electoral (INE), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y los órganos estatales (Oples) viven tiempos cruciales.
Lo advierten especialistas y los dirigentes de la alianza Fuerza y Corazón por México, el PRI de Alejandro Moreno, el PAN de Marko Cortés y el PRD de Jesús Zambrano.
Es necesario, dicen, arropar al INE de Guadalupe Taddei y al Trife de Mónica Soto, aunque a ambas se les considere cercanas e inclusive operadores de Palacio Nacional.
-No se los vamos a poner a López Obrador -dice Alito.
CON EL SALUDO DE…
La nueva embestida está en marcha en víspera electoral.
El punto de partida es la acusación contra el expresidente Lorenzo Córdova y el exsecretario ejecutivo Edmundo Jacobo, sin cuya lucha quizá ya no tendríamos Instituto o sería uno muy diluido, sin presupuesto ni capacidad de organización.
El descubrimiento del desvío superior a 400 millones de pesos lo hizo Luis Oswaldo Peralta Rivera, quien en 2015 fue candidato a diputado federal por Morena en la Quinta Circunscripción.
Llegó en septiembre del año pasado al Órgano Interno de Control (OIC) del INE por merced de Guadalupe Taddei a pesar de sus antecedentes partidistas y su previsible actuación sesgada.
Córdova se defiende bajo dos principios: hay persecución política y ha sido investigado de todas las formas posibles sin habérsele encontrado manejos sucios.
El tema escalará conforme se acerquen las votaciones y para nuevas movilizaciones tipo El INE No Se Toca será necesaria la reivindicación de decisiones apegadas a derecho por el Instituto de Taddei y el Tribunal de Soto.
MC VA CON XÓCHITL
1.- En Jalisco crece la ola emecista para favorecer a la opositora Xóchitl Gálvez mediante el voto dividido: ella para presidenta y Pablo Lemus para gobernador.
Esto se da a la par de la notable ausencia de Jorge Álvarez Máynez, dado a frecuentar Nuevo León para chelear con su compadre Samuel García.
Jalisco se fortaleció como terreno cuando fue marginado Alberto Esquer, candidato del gobernador Enrique Alfaro para el Senado de la República.
2.- Buen precedente en Durango:
El morenista Otniel García Navarro no repetirá como diputado federal porque un juez le suspendió sus derechos político-electorales por enriquecimiento ilícito.
Es considerado prófugo de la justicia y aunque el proceso sigue, la decisión judicial ayuda a perfilar la imagen de este personaje del partido oficial.
Y 2.- Ruta distinta sigue Ismael Burgueño en Tijuana.
También militante de Morena, aspira a la alcaldía de esa ciudad fronteriza a pesar de tener acusaciones por abandono familiar e incumplimiento de dietas filiales.
Los acusadores de Burgeño tratan de impedir la aplicación de burlas a sus obligaciones bajo los principios lopezobradoristas de no me salgan con que la ley es la ley y Morena todo lo purifica.
EL ASALTO A LA RAZÓN (Carlos Marìn / Milenio Diario)
Ecuador hizo víctima al agresor
La pendenciera incontinencia del presidente López Obrador sacó lo imbécil de su par ecuatoriano Daniel Noboa, responsable de la violación a la embajada mexicana, con lo que convirtió a su agresor en víctima.
Insidiosa, la intromisión de AMLO fue la cachetada que desató una variante del famoso “uso excesivo de la fuerza” jamás visto en la diplomacia, ni siquiera en la crisis de los rehenes que duró 444 días en la embajada estadunidense en Irán.
El ofendido Noboa la llevaba bien, inclusive con la explicable expulsión de la embajadora Raquel Serur (viuda del intelectual ecuatoriano Bolívar Echeverría), hasta que en menos de 24 horas el mexicano repitió la provocación intervencionista.
En el fragor del sainete se anticipó (y en política no se dice lo que se va a hacer) que se otorgaría el asilo solicitado por Jorge Glas, el ex vicepresidente guarecido como “huésped” en la embajada desde diciembre, lo que precipitó la irrupción policiaco-militar.
El pleito empezó con el cobijo mexicano al ex presidente Rafael Correa y varios de sus ex colaboradores (uno es Ismael Daniel Tovar Herrera, hoy “coordinador general de asesores y asuntos internacionales” del jefe del Gobierno, Martí Batres).
Cumplimentar una orden de captura fue el pretexto del gobierno ecuatoriano, para el que Glas es un viejo pájaro de cuenta: condenado por soborno en dos casos distintos, enfrentaba nuevos cargos por malversación de fondos gozando de libertad condicionada, pero sospechosamente, la tarde del domingo 17 de diciembre (cuando se supone que no hay actividades consulares), la embajada mexicana le abrió sus puertas.
En 2017 el sujeto fue destituido, juzgado y encarcelado seis años por haber aceptado sobornos (hasta 13.5 millones de dólares, entre otros de la brasileña Odebrecht), y en 2020 se le acusó de lo mismo por adjudicar contratos entre 2012 y 2016.
Junto a él y otros implicados en actos de corrupción está Correa, quien afirma que todo se trata de una persecución política.
Glas fue puesto en libertad “anticipada” o “provisional” en 2022, pero ahora está indiciado por peculado (desvío de dinero) en la reconstrucción de la provincia de Manabí (devastada en 2016 por un terremoto).
El ex vicepresidente debió presentarse en una audiencia de “formulación de cargos” el reciente 5 de enero, cuando vivía ya protegido en la sede mexicana.
Para el gobierno ecuatoriano, el allanamiento y la recaptura se decidieron porque “México abusaba del uso de inmunidades y privilegios diplomáticos”.
Detalle sugerente: Roberto Canseco, jefe de cancillería en la embajada, contó:
“Estábamos por salir y de repente nos encontramos con policías, con ladrones que entraron en la noche en la embajada”.
¿Pretendería esa noche sacar sin salvoconducto a Glas para su escape a México?
Y aunque en video se ve cuando un jenízaro lo tumbó al suelo y anda con un collarín, a su inútil pataleo le puso un jocoso toque mamón:
“Físicamente, a riesgo de mi vida, defendí el honor y la soberanía de mi país…”.
DÍA A DÍA (Héctor Aguilar Camín / Milenio Diario)
El bazar de la elección
Cash is king, dice el dicho: “Billete manda”.
Este dicho inspira los “programas sociales” del gobierno.
No son programas sociales como el Seguro Popular o las estancias infantiles. Son pagos en efectivo a adultos mayores, a jóvenes sin trabajo y a estudiantes.
Es la transacción clientelar más desnuda: te doy dinero, dame tu voto.
López Obrador convirtió el reparto de dinero en efectivo en algo que él entrega o que se entrega en su nombre a unos 25 millones de beneficiarios.
Como si ese dinero viniera de él, no de los impuestos de todos los mexicanos, y como si fuera a desaparecer con su gobierno.
Ni el INE ni los medios advierten a quienes reciben este dinero que lo seguirán recibiendo gane quien gane las elecciones.
La amenaza de la campaña oficialista es que, si gana la oposición, los beneficiados perderán ese dinero.
Es el mensaje que difunden los 23 mil servidores de la nación, empleados en la Secretaría del Bienestar, que han levantado su propio censo confidencial de beneficiarios.
Al acercarse la elección, el Presidente multiplicó los montos asignados a los beneficiarios del cash para que sientan mejor el dinero en la mano.
Los billetes no son promesas de campaña, son realidades de campaña. Tienen la realidad del refrán: más vale pájaro en mano.
Xóchitl Gálvez leyó ese poder del dinero entregado por el Presidente y dio con una buena frase para contrarrestarlo. Dijo: “merecen más”. Pero no ha explicado cuánto más y en qué.
En la lógica del pájaro en mano, la oferta oficialista es más sólida: los beneficiados ya tienen el dinero en la mano, y duplicado en estos días.
Caigo en la cuenta mientras escribo que no hablo de una elección donde compiten proyectos de gobierno, sino de un bazar donde se compran votos por dinero.
La gente toma el dinero, ignora el proyecto. ¿Es posible que eso estemos viendo y nada más: la compra de una elección bajo la lógica del pájaro en mano?
Es posible, con la complicidad del INE y de los medios que no desmontan, con información sólida, la lógica perversa y corruptora del bazar.
POLÍTICA ZOOM (Ricardo Raphael / Milenio Diario)
En resumen: debate aburrido
Los rostros desencajados dominaron durante la hora y cuarenta y cinco minutos. Máynez mirando al techo, Xóchitl al reloj, Claudia sus notas; no se escucharon, sacaron sus peores modos, fueron los personajes de un fresco rasgado. No solamente se trata de la mentada polarización, sino del país donde el otro no cabe.
Les costó a las candidaturas someterse a una discusión que no dominaron. Dedicaron poco de su bolsa de tiempo para contestar y la mayor a ensuciar a quien tenían enfrente. Jorge Álvarez Máynez disparó contra las dos mujeres cada vez que pudo, Xóchitl Gálvez arrojó dardos cargados de veneno, viejos y nuevos, y Claudia Sheinbaum hizo exactamente lo mismo.
El conjunto del retablo refleja sobre todo un país cargado por expedientes de corrupción. No fueron pocos los arrojados: los negocios de los hijos del Presidente, el cártel inmobiliario, adjudicaciones directas del gobierno de Ciudad de México a Grupo Indi, los permisos irregulares de construcción que Xóchitl Gálvez habría dado cuando fue delegada de Miguel Hidalgo, la negligencia respecto al colegio Rébsamen.
El tono fue creciendo en tensiones y enojo. No podía ser de otro modo. Cuando uno discute con personas a las que únicamente puede considerar corruptas y/o mentirosas, las condiciones para conversar desaparecen.
Nos quedaron a deber las candidaturas. Que todos son unos corruptos ya lo sabíamos, también que se detestan. Lo han repetido hasta el cansancio desde que comenzó este larguísimo proceso electoral.
Las dos mujeres y también el varón mostraron su peor personalidad. Los debates sirven sobre todo para medir la psicología de la persona que aspira a la Presidencia: destreza para responder, sentido del humor, madurez personal, rasgos positivos y negativos de su carácter.
Dentro de todo, el formato del debate, aunque largo, fue novedoso. Las preguntas presentadas ayer marcaron un cambio respecto de otros ejercicios del pasado. El ritmo para desarrollar los temas no lo determinaron las candidaturas. Las preguntas provenientes del público y las que las personas moderadoras pusieron sobre la mesa destacaron por su pertinencia y fundamentación.
Zoom: seis de cada diez personas no están siguiendo las noticias de esta campaña. El desinterés es masivo. No es culpa de la gente. El debate de ayer nos demostró lo aburrida que está la contienda.
RAZONES (Jorge Fernández Menéndez / Excélsior)
*Ecuador, ese extraño enemigo *
En la célebre película de los años 90 Wag the Dog, protagonizada por Dustin Hoffman y Robert De Niro, dirigida por Barry Levinson, un presidente de Estados Unidos es acusado de abusar sexualmente de una menor a diez días de las elecciones. La Casa Blanca contrata a un especialista en crisis para desviar la atención del escándalo y entonces, para distraer a la opinión pública, se le declara la guerra a Albania, un país del que la mayoría no conoce siquiera su existencia y que no refleja riesgo alguno real. La guerra es sólo de papel y de imágenes de movilizaciones militares, pero se logra el objetivo: el presidente es reelegido.
La crisis con Ecuador parece haber sido generada intencionalmente en ambos países. Lo que hizo el gobierno de Daniel Noboa es inaceptable desde cualquier punto de vista: jamás en la época actual una sede diplomática había sido allanada para detener a alguien refugiado en ella. El exvicepresidente Jorge Glas no era tampoco un perseguido político, está acusado por delitos económicos y corrupción. Ecuador tenía que presentar su acusación y el gobierno mexicano tendría que responder a ella. Tomar la embajada para llevarse a este sujeto no tiene antecedentes: ni Pinochet, durante el golpe militar, se atrevió a ingresar a la embajada de México, donde se refugiaban decenas de opositores; en Argentina, la dictadura militar dejó encerrados en la embajada de México al expresidente Héctor Cámpora y a Juan Manuel Abal Medina durante años. En ambos casos se pusieron cercos en torno a las embajadas, pero nunca se ingresó en ellas.
El presidente López Obrador también se ha equivocado en forma lamentable en su relación con los países de América Latina y, en este caso, con Ecuador. No es verdad, como dijo el miércoles pasado el presidente López Obrador, que el asesinato del candidato opositor en Ecuador, Fernando Villavicencio, fue producto de una conjura para que no ganara la candidata de Rafael Correa los comicios en ese país. Luisa González iba arriba en las encuestas, pero con apenas 30 por ciento de los votos, y detrás había varios candidatos, incluyendo a Villavicencio, un experiodista que había sido perseguido por Correa y que exhibió la enorme corrupción del gobierno de éste, y que también documentó cómo el entonces mandatario fue el que abrió, con acuerdos explícitos, el territorio de Ecuador a las FARC y a grupos criminales colombianos y al cártel de Sinaloa. Villavicencio había sido amenazado de muerte por los grupos ecuatorianos del Cártel de Sinaloa y ellos lo asesinaron. Aquí el presidente López Obrador, apenas unas horas después del crimen y, pese a la información que llegaba de Ecuador, dijo que “no había elementos para culpar de ese crimen al Cártel de Sinaloa”. Una declaración incomprensible de un jefe de Estado defendiendo a un cártel.
https://www.excelsior.com.mx/opinion/jorge-fernandez-menendez/ecuador-ese-extrano-enemigo/1645297
JUEGOS DE PODER (Leo Zuckermann / Excélsior)
Claudia gana gracias al formato estúpido
La ganadora de ayer del debate estuvo en función del gran perdedor de éste: el Instituto Nacional Electoral (INE). El estúpido formato favoreció a la candidata que va arriba en las encuestas, Claudia Sheinbaum, en detrimento de Xóchitl Gálvez.
La morenista es la que más tenía que perder en el primer debate presidencial. Lógicamente, la opositora necesitaba salir a “matar o morir”, si se me permite la expresión. Y, sí, atacó. Pero sus golpes se diluyeron por un formato pletórico de temas y preguntas. Por eso digo que la morenista acabó ganando el debate.
Qué mal producido estuvo el debate por parte del INE. No sólo el formato era malísimo para que hubiera un verdadero intercambio de puntos de vista. También trataron de abarcar muchos temas. ¿Qué necesidad?
Las encuestas demuestran que los tres asuntos que más preocupan a los mexicanos son la inseguridad, la economía y la corrupción. Que se hagan tres debates de estos temas y, si quieren, agreguen educación, salud y combate a la pobreza. No más.
Adicionalmente, muchísimas preguntas para un solo debate. Las candidatas no estuvieron obligadas a responderlas. Cuando se ponía bueno, se interrumpía el intercambio y se pasaba a otra pregunta o tema.
https://www.excelsior.com.mx/opinion/leo-zuckermann/claudia-gana-gracias-al-formato-estupido/1645300