Como parte de la jornada inaugural de la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), y a propósito de la apertura del 2º Festival de Cine Antropológico, que se desarrollará hasta el 12 de octubre, a las 16:00 horas, en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología, se realizó el conversatorio “La importancia del cine antropológico en el mundo”.
La titular del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), María Novaro Peñaloza, puntualizó que hacia los años setenta del siglo pasado, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas impulsó un trabajo pionero para la realización de documentales en comunidades originarias, los cuales fueron registrados como cine indigenista, destacando grandes cineastas como Nicolás Echeverría y Juan Francisco Urrusti.
A esta iniciativa se unió, en los ochenta, el Centro de Producción de Cortometrajes, un proyecto del Estado mexicano, donde Echeverría produjo películas como María Sabina, mujer espíritu, Teshuinada, Semana Santa Tarahumara y Poetas campesinos; además, Guillermo Monteforte emprendió también un registro visual en distintas comunidades del país.
La socióloga, enfatizó que, desde 2018 está a la cabeza del Imcine y a través del Programa de Estímulo para la Creación Audiovisual en México y Centroamérica, para las comunidades indígenas y afrodescendientes, se ha aprendido que el cine indígena es el que realizan estas comunidades, a manera de autorrepresentación, y hay otro cine de temática indígena.
“Estas producciones indígenas y afrodescendientes son las voces que le hacían falta al cine mexicano y deben incluirse en la cinematografía nacional contemporánea, así como darles mayor difusión; “al término de mi sexenio en Imcine (2024), esperamos cerrar con la producción de 60 películas de este tipo”, dijo.
La mesa, moderada por la directora de Difusión y Producción Audiovisual del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Ana María Galicia Zamora, continuó con la participación del titular del Fideicomiso para la Promoción y Desarrollo del Cine Mexicano (Procine), en la Ciudad de México, Cristián Calónico Lucio, quien mencionó que cine antropológico es un concepto en discusión, ya que todo cine que habla de lo humano es antropológico, por tanto, lo correcto sería cine social.
En tanto, el director del Centro Multimedial y de Prensa, del Ministerio de Cultura de Cuba, Alexis Triana Hernández, refirió que en su país, desde 1960, con el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos comenzó una especie de “cine móvil”, el cual documentó comunidades inhóspitas de la isla caribeña, y hoy esos filmes necesitan nuevamente su puesta en valor y mostrarlos mediante las plataformas digitales.
A su vez, el profesor-investigador del Centro INAH Sonora, Alejandro Aguilar Zeleny, habló de sus más de 30 años de trabajo visual dedicados a la antropología de esta entidad. Actualmente, colabora con el Proyecto Ollin Yoliztli, el cual cuenta con un apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, y se enfoca en recuperar películas grabadas en 1978, en Sonora, con los mayos, seris o comca’ac y los pápagos o tohono o’odham.
El antropólogo y documentalista hizo entrega de una memoria a la Coordinación Nacional de Difusión del INAH, con cápsulas de video que han trabajado en el Centro INAH Sonora sobre los pueblos indígenas mencionados, así como un DVD acerca de los pimas y guarijíos de Sonora, con el fin de que este material se difunda y sirva de apoyo a los pueblos en sus luchas.
Enseguida, inició la función inaugural del festival, con la proyección del documental El sembrador (México, 2018, idioma español y tseltal), de la directora Melissa Elizondo Moreno, el cual habla de Bartolomé, un maestro de escuela multigrado, ubicada en la comunidad Monte de los Olivos, municipio de Venustiano Carranza, en Chiapas, quien da a conocer un método pedagógico en el que el docente es solo un acompañante en la formación de los infantes.
La película muestra a las y los niños conviviendo dentro del aula, pero también en actividades agrícolas, la preparación de alimentos, juegos, lecturas y práctica musical. Como profesor, la idea de Bartolomé no es informar, sino formar mediante valores, y que los alumnos se apropien de la escuela como su segundo hogar.