“El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto
quemará la aldea para poder sentir su calor”
Proverbio africano
Sin duda los hechos acontecidos en una escuela primaria en Texas, en el vecino país del norte, nos ha sacudido como comunidad global, un hecho que no tiene otro calificativo mas que “tragedia”, un reflejo un poco mas notorio de los grados de violencia que se viven en los diferentes países del mundo.
Pero ¿por qué hoy arranco recordando este hecho tan doloroso? Si bien es cierto que desde hace tiempo decidí no difundir tragedias y dolor, para no fomentar a nivel energético este tipo de conductas, hoy haré una excepción, lo hago porque creo que este hecho tan terrible nos deja una enorme enseñanza humana.
¿Qué puede llevar a un joven de 18 años a comprar arma
s y municiones para atacar y quitar la vida a un grupo de niños y maestros? ¿Qué tipo de experiencias tuvo que vivir para hacer este acto? Preguntas muy difíciles de contestar, sin embargo los políticos seguramente revivirán el ya viejo y desgastado debate gringo sobre su política de comercialización y uso de armas, o tal vez los psicólogos y trabajadores sociales, dirán que el autor de estos hechos proviene de una familia disfuncional, con una madre adicta y que el chico fue víctima de violencia, así como acoso, tal vez agregarían aficionados “expertos en conducta humana” que fueron los videojuegos y contenidos de violencia en el internet los que plantaron la idea de hacer un acto tan lamentable. Explicaciones como éstas podemos dar muchas, al final de cuentas ninguna podrá contestar a plenitud esta interrogante.
Hoy te quiero compartir que esta tragedia es solo una sombra difusa de la realidad que viven muchos niños y jóvenes en silencio, que no se ve, pero se siente, realidad que tiene consecuencias graves como son la depresión, la violencia, los vicios y el suicidio…
Me refiero a la silenciosa realidad de vivir ignorado, despreciado, discriminado y no valorado, estados que son el caldo de cultivo ideal para el desarrollo del miedo, el rencor, la violencia y el odio, emociones que crecen en lo más profundo de nuestro inconsciente, expandiéndose primero en nuestro pensamiento, después en la emoción y finalmente en la consumación de algún acto de oido y violencia.
Los seres humanos somos entes sociables por naturaleza, es por ello que una de las necesidades básicas después de la alimentación es el amor y la aceptación de otras personas, los cuales son elementos fundamentales para la formación de tu auto-concepto y autoestima, construcción personal que le da color y sentido a la existencia. Sin embargo, a nuestra sociedad hiperconectada, llena de información y opiniones se nos ha olvidado preguntarle a nuestra niñez y juventud ¿Cómo están? ¿Cómo se sienten?… Hemos perdido la capacidad de mostrar nuestro interés por su bienestar desinteresadamente, en la familia se nos olvidó abrazar, escuchar y decir lo importante que son; seamos consientes que una buena mente se construye en la base de un buen corazón, busquemos primero estar con ellos y después guiarlos en su formación, primero sanemos y después crezcamos juntos. Recordemos el viejo proverbio africano: “El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto quemará la aldea para poder sentir su calor”
Hoy como todo los días, tenemos la bendita oportunidad de ser la diferencia en la vida de las personas con las que compartimos nuestro existir… Como dice el titulo de una canción de la banda de folk metal Mago de oz “Un abrazo cura mas que un paracetamol”
Con Afecto y Cariño
Servir para Trascender
Miguel Vladimir Rodriguez Aguirre
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