El Gobierno francés acelera el reforzamiento de las restricciones anti-COVID con la presentación este lunes de un proyecto de ley que hará necesario el certificado sanitario para actos corrientes de vida social, mientras descalifica las manifestaciones y las acciones de protesta en su contra.
El portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, confirmó en una entrevista con la emisora France Info que “se cumplirán los plazos” anunciados la semana pasada por el presidente Emmanuel Macron, de forma que desde este miércoles habrá que presentar el certificado sanitario para ir al cine, al teatro, a un museo o a cualquier evento con más de 50 espectadores.
Además, una vez aprobado el proyecto de ley -que se va a tramitar en el Parlamento esta semana por el procedimiento de urgencia- desde comienzos de agosto se extenderá la exigencia del certificado sanitario al transporte público de largo recorrido, a grandes centros comerciales e incluso a bares y restaurantes.
Eso, y la obligatoriedad de la vacunación desde el 15 de septiembre para sanitarios y profesionales en contacto con personas vulnerables, se justifica, según Attal, porque la tasa de incidencia en Francia es “estratosférica”, porque el número de casos se ha duplicado en una semana y porque la variante delta “es mucho más contagiosa”.
El portavoz cargó contra quienes, en las manifestaciones de oposición al proyecto de ley del sábado -que según el Ministerio del Interior reunieron a 114.000 personas en todo el país-, hicieron un símil entre la persecución de los judíos en el Holocausto y la situación de los que se oponen a la vacunación.
“Son comparaciones abyectas”, denunció. En la misma línea, el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, consideró “vergonzosa” y “monstruosa” la utilización por algunos manifestantes de la estrella amarilla que durante la Segunda Guerra Mundial se obligaba a llevar a los judíos en zonas controladas por los nazis.
Attal también se refirió al incendio provocado en la noche del sábado al domingo en un centro de vacunación en la localidad vascofrancesa de Urrugne, que quemó una parte de la lona de la carpa con la que se había montado, y dijo que sus autores “atacan más a la República que a la vacuna”.
Preguntado sobre el brote de decenas de contagios detectado después de una fiesta en una discoteca de Burdeos, el portavoz del Gobierno contó que los controles han demostrado que en la mayor parte de los establecimientos de ocio nocturno se cumplen las reglas, que incluyen exigir el certificado sanitario a todos los clientes.
Pero añadió que si se multiplicaran situaciones como la de Burdeos, se plantearía la posibilidad de cerrar las discotecas.
Información: El Universo