El día de hoy te quiero compartir, un hecho muy curioso y particular, hace algunos días en una reunión en casa de mis suegros observé que uno de mis sobrinos traía puestos un par de tenis Panam, lo cual llamó inmediatamente mi atención, ya que fueron las fundas de mis pies en prácticamente toda mi niñez específicamente en la etapa de primaria de 6 a 12 años, por lo tanto, el elogio a tan icónicos pares no se dejó esperar por mi parte, la mamá de mi sobrino, mi comadre Karla, al ver mi reacción e interés me comentó que ella los vendía y podría ver si había de mi número (en mi caso al ser un número de calzado del 31 MX desparramado, siempre o al menos en la ciudad en donde vivo, Colima, México hay cierta dificultad de encontrar) a lo que accedí; momentos después me confirmó que efectivamente había de mi número y me preguntó si quería que me los encargara, a lo que confirmé con un ¡Si! casi de forma automática.
No volví a pensar en este hecho hasta el día que me llevaron el par de tenis Panam a mi domicilio, recuerdo que mi esposa me anunció que habían llegado los tenis, a lo que me acerque con cierto recelo, tomé la caja como cualquier otra y de manera automática la abrí, un olor familiar característico de estos tenis llegó a mi epitelio olfativo, desencadenando una reacción química y neuronal que me trajo de forma automática gratos recuerdos de mi infancia, una sonrisa de oreja a oreja complice de la ocasión se dejo ver en mí como hace un buen tiempo no lo hacía, los saqué (los tenis) los volví a oler y me dispuse a probármelos…… wowwww!!!! ¡Es increíble! las sensaciones que vinieron a mi mente, una vez que me los vi puestos, fue asombrosa ¡Los tenis de mi niñez!, Los tenis de aquel niño que fui hace muchos años y que recuerdo con tanta nostalgia, estaba muy, pero muy contento con un par de tenis modestos, pero para mi, en esos momentos eran los mejores del mundo, fue entonces que hice algo que muy rara vez suelo hacer, les tomé foto y lo publiqué en mi Facebook personal, estaba ¡muy feliz!, pero ¿por qué?; Esa es la pregunta, y el motivo de compartir estas ideas contigo, creo que los tenis por la gran carga emocional que viví en el tiempo que los usé, al volverlos a usar desencadenaron grandes recuerdos llenos de nostalgia y felicidad dormidos en mi subconsciente desde hace muchos años, que hermoso fue eso, reconectarte con tu historia, con tu pasado, en este caso, que el vínculo fueron unos simples tenis Panam, una sensación similar tuve hace un año cuando pude conseguir una máscara profesional de lucha libre, de Lizmark mi luchador favorito de niño, máscara que siempre quise y que hasta hace un año apenas pude obtener, sin embargo, en este caso la sensación fue de ¡tengo la máscara que tanto quise de niño!, pero con los tenis fue otra cosa, los tenis me reconectaron con la persona que fui de niño!, recordé los juegos en el patio de la escuela, las cascarillas de futbol, la subidas a los árboles, los raspones, las papitas con chile y limón, el refresco en bolsita y popote, las regañadas de mis padres, los juegos a mitad de la calle mientras no pasaran carros etc. Cuanta felicidad sacaron a flote estos tenis, ¿cuánto agradecimiento tenemos guardado, recluido en nuestro subconciente? ¿A ti te ha pasado algo similar? Me encantaría conocer tu experiencia.
Esto nos lleva a reflexionar sobre el gran poder que tiene nuestro cerebro y nuestra mente capaz de revivir instantes y momentos que creíamos olvidados con tan solo el estímulo de algunos de nuestros sentidos, en verdad quedé impresionado, pero… ¿qué tanto conocemos sobre el funcionamiento? ¿Cómo podemos utilizar esas grandes capacidades a favor de nosotros mismos? ¿Cómo podemos desarrollarlas? ¿Cómo evitar que se tornen en contra de lo que queremos? Desgraciadamente no hay un manual de cómo utilizar el cerebro y la mente, ademas y este tipo de educación no te la darán en la educación formal.
Es por ello la importancia de la auto reflexión, el auto descubrimiento y la búsqueda personal de nuevos horizontes de conocimiento, educación y paradigmas de pensamientos, ahí radica el verdadero libre albedrío.
Quiero terminar estas apresurada líneas con esta afirmación: tu realidad la determinas con 80% del mundo mental y 20% del mundo físico.
Creo que vale la pena buscar mejorar nuestro mundo mental, ya lo decía Ralph Waldo Emerson “El ser humano es lo que piensa todo el santo día”
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