Ayer celebramos el Día del amor y la amistad, un festejo que nos llenó de regalos, mensajes bonitos y –en esta ocasión- videollamadas grupales con amigos o pareja.
Pero, recapitulando que San Valentín casaba parejas en secreto que querían jurar su amor ante Dios y la iglesia, esta festividad parece que ha retomado la acción de demostrar amor a pesar del peligro y la adversidad pues ahí afuera hay un virus que amenaza con infectar a quien se atreva a estar con más personas sin las medidas necesarias por lo que llevar un detalle a alguien o hacer una visita por muy “relámpago” que sea, resulta un acto de peligro.
Si hay algo que la pandemia nos ha recordado –enseñado no, porque eso la misma vida desde pequeños lo muestra- es lo efímeros que somos, un momento estamos aquí en un plano terrenal y al siguiente segundo pasamos a un sitio aún desconocido (por lo menos para mí), por lo que sería importante reconsiderar la cantidad de días que demostramos amor hacia nuestra familia, amigos, pareja o personas en general.
El amor debería ser todos los días, no dejar para después lo bonito que sientes por alguien, o recordarles lo especial que son para nosotros. A veces para uno son sólo palabras pero para los demás ese gesto puede cambiar su día.
Así que si es necesario para ti decirle a alguien que lo quieres, hazlo en este momento si es posible, nunca sabemos cuándo llegará la próxima enfermedad o pandemia a arrebatarnos esos momentos especiales que antes dábamos por comunes y hasta nos dábamos el lujo de menospreciar y que ahora hasta dar un abrazo es riesgoso, no imaginemos un beso.
Practiquemos las palabras de amor, detalles y mensajes bonitos todos los días. Los invito a reflexionar, si hace 5 años hubieran sabido que llegaría una pandemia donde abrazar, reunirte con tus seres queridos e incluso saludar, sería considerado riesgoso, ¿Habrías demostrado más amor cuando aún era posible hacerlo de forma presencial?
Realizado por Marianna V. Suárez