La zona arqueológica localizada en Nativitas, Tlaxcala, protagonizará el Sorteo Superior No. 2671 de la Lotería Nacional a realizarse hoy.
Hace 45 años, la gente de San Miguel El Milagro, en Nativitas, Tlaxcala, asistió a una loma cercana a constatar un portento. Una oquedad abierta en un terreno de cultivo dejó al descubierto una antigua pintura mural que revelaba el rostro de un “hombre-pájaro”, así comenzó la exploración de uno los sitios arqueológicos más extraordinarios del Altiplano Central, Cacaxtla-Xochitécatl, que esta semana protagonizará el Sorteo Superior No. 2671 de la Lotería Nacional (Lotenal).
Este asentamiento prehispánico, es el cuarto de la serie de 32 billetes de lotería que hacen honor al patrimonio arqueológico de la República Mexicana, en una iniciativa conjunta de la Lotenal, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México, y las secretarías de Turismo federal y de las distintas entidades del país, a través de la Unión de Secretarios de Turismo de México AC (Asetur).
En el marco de 2021, “Año de la Independencia y la Grandeza de México”, Cacaxtla aparece en dos millones 400 mil cachitos que participarán este viernes 29 de enero por un premio mayor de 17 millones y una bolsa de 51 millones de pesos repartida en dos series. El Sorteo Superior No. 2671 se llevará a cabo a las 20:00 horas, y será transmitido en vivo mediante el canal de la Lotenal en YouTube: https://www.youtube.com/user/VideotecaLotenal
A propósito de la emisión de este billete conmemorativo, la directora del Proyecto de Investigación Integral para la Conservación de Cacaxtla, Laura Ledesma Gallegos, hizo un recuento de las investigaciones en esta zona arqueológica, las cuales comenzaron con los trabajos de los arqueólogos Diana López y Daniel Molina quienes, cotejando con diversas fuentes, encontraron que fue poblada por grupos de filiación olmeca-xicalanca que se asentaron en la región poblano-tlaxcalteca.
El sitio alcanzó su apogeo hace mil 300 años, entre los años 700 y 900 de nuestra era, tras la decadencia de Teotihuacan como la capital más importante del Altiplano Central, en el periodo Epiclásico, cuando empezó a jugar un papel importante en la reconfiguración de Mesoamérica, junto con urbes satélites como El Tajín, Teotenango y Xochicalco.
“Es posible que Cacaxtla haya controlado rutas de intercambio de materiales líticos y ciertos cultivos, retomando algunas áreas que originalmente dominaba Teotihuacan. Este auge, sin embargo, decaería hacia 900 d.C., y solo permanecerán algunos asentamientos periféricos que serán sujetos siglos más tarde, en el periodo Posclásico (950-1521 d.C.)”, abundó la investigadora.
El intercambio comercial durante el Epiclásico, se tradujo en Cacaxtla en un verdadero trueque cultural, de estilos y formas como atestiguan sus célebres pinturas murales: La Batalla, Los Guerreros, Templo Rojo, Templo de Venus, Hombre-Pájaro y Hombre-Jaguar que se localizan en el Edificio A donde, por ejemplo, se observa la influencia de la cultura maya en el uso de elementos iconográficos y su característico pigmento azul.
“La propuesta es que estos murales fueron elaborados por un grupo especializado de la población de Cacaxtla, el cual fue encomendado por la élite gobernante a crear el discurso ‘político’ manifiesto en las escenas”, señaló Laura Ledesma. Estudios realizados por la historiadora del arte Claudia Brittenham, arrojaron que el mural La Batalla, pudo ser ejecutado por una decena de pintores, pues se observan patrones similares en algunos grupos de figuras, los cuales poseen una marcada diferencia en relación con otros conjuntos de trazos.
La “loma”, como le nombraba la población de San Miguel El Milagro, resultó ser un Gran Basamento de 200 metros de longitud por 25 metros de alto, es decir, un promontorio modificado que requirió una gran inversión de trabajo, y en el cual radicaba el poder político-administrativo.
A escasos 4 kilómetros de distancia se encuentra Xochitécatl, donde las exploraciones a cargo de la arqueóloga de la UNAM, Mari Carmen Serra Puche, han demostrado que se trató de un centro ceremonial de corta vida, pues se desarrolló principalmente entre los años 600 y 100 a.C.
Erigida sobre la cima del cerro del mismo nombre, la arquitectura se adecuó a la topografía del cerro mediante terrazas, donde se construyeron conjuntos habitacionales y áreas destinadas al cultivo; mientras que en su cima se despliegan importantes monumentos como las pirámides de las Flores, de la Serpiente, de la Espiral y el Basamento de los Volcanes.
Xochitécatl posee una característica que la hace diferente: las numerosas figurillas de mujeres embarazadas, parturientas, cargando un infante o con un hueco en el vientre donde se insertaba un bebé removible. Estudios sobre el paisaje ritual, las ofrendas de conjuntos de figurillas, los entierros humanos y los elementos arqueoastronómicos concuerdan en la concepción de un centro ceremonial dedicado al culto a la fertilidad y la propiciación de lluvias, cuyos símbolos parecen ser transmitidos a través de la imagen femenina.