El estudio de uno de los meteoritos marcianos más antiguos que existen en la Tierra ha permitido adelantar la posible presencia de agua en Marte hace 4,400 millones de años, señala un estudio que publica hoy Science Advances.
Los meteoritos NWA 7533 y NWA 1034, encontrados en el desierto del Sahara en 2012 y procedentes de Marte son mezclas de diferentes fragmentos de rocas y se formaron hace 4,400 millones de años, lo que hace de ellos los más antiguos conocidos.
La Universidad de Tokio adquirió recientemente 50 gramos del NWA 7533 para ser analizado por un equipo internacional en el que participaba el profesor Takashi Mikouchi de ese centro de estudios.
Las muestras del meteorito, conocido como “belleza negra” por su color oscuro, fueron sometidas a diferentes análisis para detectar huellas químicas, señaló el científico que estudia los minerales de los meteoritos marcianos para entender cómo se formó ese planeta y cómo evolucionó su corteza y su manto.
Agua en Marte: Mucho antes de lo que se estimaba
El equipo dedujo de la composición mineral del meteorito, que “es probable” que hubiera agua en el planeta hace unos 4,400 millones de años, mucho antes de los 3,700 millones de años, al menos, que consideran los científicos planetarios, señala la Universidad de Tokio en un comunicado.
“Los clastos ígneos, o roca fragmentada, en el meteorito se forman a partir del magma y son comúnmente causados por impactos y oxidación”, dijo Mikouchi.
Esta oxidación podría haber ocurrido “si hubiera habido agua presente en o sobre la corteza marciana hace 4,400 millones de años durante un impacto que derritiera parte de la corteza”.
El análisis también sugiere que ese impacto habría liberado mucho hidrógeno, lo que habría contribuido al calentamiento planetario en un momento en que Marte ya tenía una gruesa atmósfera aislante de dióxido de carbono.
Si hubo agua en Marte antes de lo que se pensaba, eso sugiere que el agua es posiblemente un subproducto natural de algún proceso temprano en la formación del planeta, agrega la nota.
Este hallazgo, según la universidad, “podría ayudar a los investigadores a responder a la pregunta de dónde viene el agua, lo que a su vez podría influir en las teorías sobre los orígenes de la vida y la exploración de la vida más allá de la Tierra”.