Museo de la Hotelería Mexicana se ubicará en Orizaba, cuna del servicio de hospedaje en México

Hace unos días el secretario de turismo, Miguel Torruco anunció la creación del Museo de la Hotelería Mexicana, que tendrá su sede en el Pueblo Mágico de Orizaba, Veracruz, cuna del servicio de hospedaje en México y el continente americano.

Expresó que como soporte y pilar de la actividad turística, la industria hotelera merece contar con un gran museo que muestre con orgullo, a los turistas y en especial al ámbito académico, el legado de este sector tan relevante.

Agradeció al presidente municipal de Orizaba, Igor Roji, a quien consideró uno de los mejores alcaldes de México por su gran visión en el embellecimiento y progreso de la ciudad que gobierna, por facilitar las instalaciones que albergarán la sede del Museo y exhortó a los hoteleros de todo el país a hacer suyo este proyecto, donando o entregando en comodato fotografías, muebles, instrumentos de trabajo, uniformes o cualquier otro objeto que en su momento fuera de gran utilidad para los establecimientos de hospedaje y hoy sea una joya invaluable por su carácter histórico.

“Para iniciar la colección, he obsequiado a este museo la máquina registradora 2000 de la National Cash Register y un conmutador de clavija, mismos que fueron usados por un servidor en 1971, cuando tuve el honor de ser recepcionista y telefonista en el prestigiado Hotel del Paseo de la Ciudad de México. Ambos los guardé celosamente por casi cinco décadas, y es un gusto ofrecerlos hoy para que sean apreciados por la comunidad turística y académica, así como por el público en general”, dijo.

Con la presencia además del presidente nacional de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM), Juan José Fernández Carrillo, y del presidente de la Asociación Nacional de Cadenas de Hoteles (ANCH), Luis Barrios Sánchez, el secretario Torruco Marqués, quien en el año 2000 presidió la AMHM, afirmó que a lo largo de los siglos, la hotelería se ha convertido en un sector dinámico, sólido y con gran crecimiento, que se ha consolidado como una actividad generadora de divisas, empleos e inversión, capaz de brindar a sus huéspedes una estadía cómoda, segura y con excelente calidad en el servicio.

Añadió que durante el nuevo milenio, la hotelería ha mostrado un constante y rápido crecimiento, con la construcción, tan sólo el año pasado, de 22 mil nuevos cuartos, con lo que se alcanzó a nivel nacional una infraestructura de 830 mil habitaciones y más de 23 mil establecimientos de hospedaje, lo que afianza a México en la séptima posición mundial en infraestructura hotelera.

“La industria de la hospitalidad en México ha tenido una gran transformación a lo largo de los años, hasta convertirse en la columna vertebral de la actividad turística, que en 2019 representó el 28.3 por ciento del PIB turístico y generó el nueve por ciento del empleo en el sector”, aseveró.

Añadió que lo anterior ha impulsado la educación formal y la capacitación en el trabajo, en el contexto de la profesionalización de la actividad turística, ya que actualmente existe en el país una matrícula de 120 mil estudiantes de Turismo o carreras afines, mil 152 instituciones de enseñanza turística, 142 licenciaturas y mil 224 programas educativos.

Asimismo, recordó que como un justo reconocimiento al papel que cumple la hotelería, en 2016 se logró primero que se instituyera el 9 de marzo como “El Día de la Hotelería en la Ciudad de México”, para posteriormente, lograr ese mismo año la declaratoria de “Día Nacional de la Hotelería” en la misma fecha.

Por su parte, Igor Rojo, alcalde de Orizaba, afirmó que le han cambiado la vocación que tenía esta ciudad que, de ser una localidad industrial, con plantas textiles y cerveceras, hoy se ha convertido en uno de los mejores Pueblos Mágicos del país, por lo que dijo estar seguro de que este nuevo museo será todo un éxito.

“Le hemos dedicado un espacio muy especial, junto a una de las iglesias más antiguas de la ciudad, el proyecto está muy avanzado y la casa está lista”, manifestó.

Luis Barrios, presidente de la ANCH, felicitó a todos los involucrados, “por el hecho de que próximamente la hotelería nacional tendrá un museo específico que recuerde y nos traiga todas estas memorias de la evolución de la industria del hospedaje”, indicó.

Juan José Fernández Carrillo, presidente de la AMHM, señaló que hoy, con la presentación de este nuevo museo, se reconoce una historia de casi medio milenio de trabajo de quienes se dedican a la hotelería.

“El Museo de la Hotelería Mexicana, nuestro museo, nos da la oportunidad de ver nuestros orígenes, de conocer nuestra historia y atestiguar nuestro legado de unidad y compañerismo, porque no se puede saber a dónde se va, sin saber de dónde se viene”, expresó.

En el anuncio también participaron Lourdes Prieto, directora general del Consejo Nacional Empresarial Turístico; Humberto Hernández-Haddad, subsecretario de Calidad y Regulación de la Secretaría de Turismo; y Carlos González, director general de VisitMexico.

  

Breve recuento del inicio de la hotelería mexicana

En la época prehispánica, durante el imperio Azteca, existían los Coacallis, ubicados cerca de los mercados o en la entrada de las ciudades, destinados a dar albergue a los viajeros, especialmente a los comerciantes.
No obstante, los inicios propiamente dichos de la hotelería en México se remontan a 1525, en Orizaba, Veracruz, con la apertura del mesón “San Juan de la Villa Rica”, propiedad de la familia Paniagua, de acuerdo con registros de la Nueva España, retomados y comentados en los libros del profesor Héctor Manuel Romero.
En 1526, Juana de Paredes abrió un mesón en Cholula, Puebla, en el camino de Medellín a Oaxaca.
En 1527, entre Veracruz y la Ciudad de México, inició operaciones el mesón “San José”, de Pedro Anzures, apodado Perote.
Con el paso de los años, el desarrollo de las vialidades y las comunicaciones, los caminos se fueron cubriendo de ventas, mesones y albergues. Así, para el siglo XIX ya existían entre los más renombrados: “La Gran Sociedad”, “San Antonio”, “San Agustín” y “La Poblana”, en Veracruz; así como “La Soledad”, “El Retiro” y “San Agustín”, en Michoacán, por mencionar algunos.
En esa época, entre 1851 y 1852, en la Ciudad de México se inauguran el “Hotel Iturbide”, en la calle de San Francisco; “La Gran Sociedad”, en la esquina de las calle de Espíritu Santo y Coliseo Viejo; y “El Bazar”, en Espíritu Santo.
En su “Guía de Forasteros”, el general Juan Nepomuceno Almonte cuenta que en esos establecimientos por tres reales se comía caldo, sopa de pan, arroz o masa, puchero, ternera o carnero, asado de carne con ensalada, y pastas de dulce.
En 1907 se inaugura en la capital del país el “Hotel Geneve”, que desde el inicio se caracterizó por su elegancia, vanguardia y buen servicio. 
En 1920, en plena Revolución, la Ciudad de México contaba con hoteles de primera clase como el “Regis”, con 500 cuartos y 450 baños, a un costo diario de cuatro pesos sin baño y desde cinco a veinte pesos con baño. También estaba el “Génova”, con 250 habitaciones, todas con baño, y tarifas similares.
En 1922 se funda la Asociación de Administradores y Propietarios de Hoteles, que más tarde se convertiría en la AMHM, organización turística más antigua de América Latina.
En 1940 se crea el Departamento de Turismo, dependiente de la Secretaría de Gobernación, lo que impulsó un considerable aumento de viajeros nacionales y, con ello, la construcción de más hoteles y una mayor inversión en obras de infraestructura.
Entre 1940-1945, emergen centros turísticos como Acapulco, Cuernavaca, Veracruz, Manzanillo, Guaymas y La Paz.
Para 1944, la Ciudad de México ya contaba con el hotel “Ritz”, de la familia Corcuera; el “Reforma”, uno de los primeros grandes hoteles turísticos del país; el “Montejo” y el “María Cristina”.
En 1948 se abre el hotel “Del Prado”, diseñado por los arquitectos Mario Pani Darqui y Carlos Obregón Santalicia, donde Diego Rivera pintó el famoso mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”.
En 1954, César Balsa crea Nacional Hotelera, cadena que llegó a operar hasta diez establecimientos, entre ellos el “Del Prado” y “Presidente”.
En 1956, la cadena Hilton llega a la Ciudad de México con la operación del “Continental Hilton”.
En la década de los setenta, la expansión de muchas plazas turísticas impulsaron de manera simultánea el crecimiento de hoteles independientes y de cadenas en todo el país.