La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas (DGCPIU), dio a conocer los 21 proyectos seleccionados en la primera Convocatoria del Fondo Iberoamericano de Cocinas para el Desarrollo Sostenible, donde participaron Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Panamá y México.
En esta convocatoria impulsada por la Iniciativa Ibercocinas, se recibieron 173 proyectos provenientes desde la frontera norte de México, hasta Neuquén, Argentina, y el Caribe. Las propuestas son tan diversas y ricas en cultura como el territorio mismo y son reflejo de una larga tradición culinaria que busca atacar algunas problemáticas de estos tiempos: la desnutrición infantil, el sobrepeso y la obesidad. Así como actuar ante escenarios derivados por la COVID-19 y múltiples problemas económicos, políticos, sociales y culturales que afectan la forma cultivar y la esencia nutricional de los alimentos que son llevados a las mesas de la región.
Durante el anuncio de los proyectos ganadores, que se realizó la tarde del lunes 17 de agosto, Mardonio Carballo, titular de la DGCPIU, dependencia encargada de la Unidad Técnica de Ibercocinas, felicitó a todos los ganadores y expresó que, “sin duda, será importantísimo en estos momentos donde estamos todo mundo atravesados por una enfermedad que está encontrando los cuerpos debilitados -también por sus propias prácticas alimentarias-, voltear a ver qué estamos consumiendo. Ejercicios como éste, esfuerzos de varios países, son un instrumento que nos ayuda a reflexionar y conocernos mejor, amén de los lazos que se tejen en los distintos gobiernos de nuestra América”.
Más de 90 pueblos indígenas se hicieron presentes en la necesidad de protección y fortalecimiento de las cocinas tradicionales: wichis, punas, mayas, mixes, afropanameños, quechuas de Perú y Argentina, mephaa, otomí, otavalos, kichiwuas, guaraní, mapuches de Chile y de Argentina, ingas, pastos, siona, chatinas, mixtecas y taita. Las ideas llegaron de cocinas andinas, fondas campesinas, ollas populares, milpas comunitarias, inventarios de plantas, de protección de los saberes ancestrales y de promoción de la pesca artesanal.
También, se observó una amplia participación de estudiantes indígenas que regresaron a sus comunidades –algunos como consecuencia de la contingencia sanitaria derivada por COVID-19-, de mujeres desplazadas por la violencia, comunidades migrantes y de pueblos afrodescendientes de todos los países convocantes.
Las propuestas ganadoras hablan de los saberes y sabores campesinos y rurales en Argentina, por ejemplo; o la conexión entre el pasado y el presente de la gastronomía de Chile o la soberanía alimentaria del pueblo mapuche. De los conocimientos de las cocineras de Ticuna, en Colombia; los biohuertos ancestrales y orgánicos impulsados por mujeres de la Amazonía ecuatoriana para resistir la pandemia. El rescate de recetas promovido por el movimiento afropanameño de comida; incluso, del fortalecimiento para reactivar un comedor comunitario que ha sufrido por las medidas de emergencia sanitaria nacional en una zona marginal en Perú.
En México, la iniciativa de “Rescate del traspatio cultural mephaa en Acatepec, Guerrero”, por parte de un joven ingeniero indígena que regresó a su comunidad, donde se propone revitalizar la siembra y el cultivo alimentos locales, fue el ganador. Así como el proyecto “Rescate y difusión de bebidas tradicionales y usos medicinales de la miel melipona de Cuetzalan, Puebla”, creado por un grupo intergeneracional de productoras y productores, que quieren dar a conocer los beneficios al sistema respiratorio que ofrece esta miel.
Con el propósito de conformar una especie de despensa con alimentos nutritivos, locales y deliciosos, como el pan de pulque, las tortillas de nopal, entre otros, un grupo de mujeres con un legado de varias generaciones que siembra, cultiva y cocina, inscribieron la propuesta “Alacena tlaxcalteca”. Para ellas, este proyecto ganador es una forma de dar a conocer la riqueza alimentaria del estado y ofrecerla a un precio accesible en estos tiempos de difícil economía.
El tercer proyecto ganador de México es una “Cocina otomí en Santiago de Anaya, Hidalgo”, en la que un grupo de mujeres, también intergeneracional, se propone retomar las prácticas alimentarias que heredaron de sus abuelos y de generaciones anteriores, y ofrecer a los comensales platillos nutritivos, con identidad y a precios accesibles.
Los ganadores recibirán un reconocimiento de la Iniciativa Ibercocinas y un reconocimiento nacional y seguimiento por los Representantes de los Programas e Iniciativas de la Cooperación Iberoamericana del país de origen. Una aportación económica de $3 000 USD (tres mil dólares estadounidenses) como capital abono. Y acompañamiento técnico basado en un asesoramiento grupal y personalizado hasta diciembre de este año.
La Iniciativa Ibercocinas, integrada por Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Ciudad de Panamá y México se concibe como un instrumento de la Secretaría General Iberoamericana, que busca incidir directamente en el fortalecimiento de las políticas públicas sectoriales nacionales; en este caso, en aquellas que apuntan a la dimensión cultural de las cocinas. Desde septiembre de 2019, México es la encargada de la Unidad Técnica y quién representa es la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de la DGCPIU.
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