Harley El Tuerto, un perrito Pug de tres años, ha llegado al Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE para apoyar a médicos y enfermeras, que llevan al menos 50 días en la primera línea de fuego, atendiendo a pacientes con COVID-19 y comienzan a presentar síntomas de ansiedad, angustia y depresión.
Esta semana, este coterapeuta perruno de color café claro se integró al equipo de Psiquiatría, Paidopsiquiatría, Psicología y Neuropsicología de la institución, para atender o prevenir el Síndrome de Burnout o desgaste emocional y físico del personal de salud.
Con su traje de protección bien puesto, sus botitas amarillas, sus goggles y su careta, Harley El Tuerto, quien hace un año perdió su ojito derecho en un accidente, tiene la tarea de amortiguar el estrés cotidiano del personal de salud, que se encuentra en el frente de batalla contra la pandemia, cubriendo largas jornadas con el temor de contagiarse o contagiar a sus seres queridos.
“La interacción es libre, pueden jugar con nuestro coterapeuta canino, lo pueden cargar, lo pueden acariciar, hay quienes prefieren únicamente observarlo. Harley El Tuerto es un perrito que tiene las características que se buscan para realizar este tipo de intervención, que tienen que ver con su temperamento o digámoslo así, en términos de humanos, con su carácter. Su personalidad es afable, es sociable, ecuánime, no se altera con facilidad, puede tolerar el contacto social de manera muy significativa para realizar este tipo de intervención”, explicó la doctora Lucía Ledesma Torres, sicóloga y neurosicóloga clínica del 20 de Noviembre.
Tras los sismos de 2017, Frida, una perrita labradora, se convirtió en una heroína en nuestro país, al participar en los rescates de personas.
Ahora, Harley, El Tuerto, un héroe de carne y hueso y cuatro patas, se incorpora a la batalla contra la pandemia en México, como ya lo hizo Wynn, una perrita de asistencia en entrenamiento, que alivia el estrés del personal médico que atiende la emergencia sanitaria del COVID-19 en Denver, Estados Unidos.
Harley ha entrenado durante casi tres años y de manera puntual para su intervención en esta pandemia empezó a entrenar desde febrero, pues teníamos previsto que para esta fase de la contingencia, ya después de varias semanas de trabajo exhaustivo por parte del personal de salud, se iban a empezar a presentar síntomas de ansiedad, de angustia, depresivos y tenemos que actuar para prevenir otro tipo de padecimientos como pudieran ser trastornos por estrés agudo o más adelante cuando esto no se maneja apropiadamente, pueden inclusive desarrollarse trastornos por estrés postraumático como les pasa a los soldados de guerra”, detalló la doctora Ledesma.
Harley El Tuerto comienza su día a las 4:30 horas de la mañana.
Realiza un paseo de aproximadamente 10 minutos y consume su primer alimento del día, antes de salir al hospital, portando ya su equipo de protección personal.
LLEGA A LAS 6:30 AM
Estamos intentado realizar intervenciones antes de que nuestros compañeros entren de lleno al área COVID, que es cuando se están empezado a manifestar algunas alteraciones en el estado anímico como ansiedad y angustia. Estamos hablando de compañeros trabajadores que llevan en el frente más de 50 días con un nivel de estrés importante , entonces estamos aprovechando estos momentos, justo antes de entrar, que es cuando más se incrementa la sintomatología ansiosa, para intervenir junto con nuestro coterapeuta canino, contó la doctora Ledesma
Durante su descanso, el can terapeuta visita otras áreas del hospital que no son COVID, para luego hacer una segunda intervención con el personal que trabaja en las áreas críticas.
A más tardar, a las 14:00 horas termina su jornada laboral. Cuando llega a casa, la doctora Ledesma lo asea, y le retira su equipo de protección personal.
Harley El Tuerto toma agua y un pequeño descanso.
A las 18:00 horas da su último paseo y a las 22:30 horas se va a dormir, pues a primera hora debe estar listo para enfrentar la pandemia de COVID-19.
Artículo publicado en Excélsior.