*Joseph S Horn-Phatanothani, director ejecutivo de la firma consultora tailandesa Strategy613 Co Ltd, visitó la UdeC y dictó conferencia.
Durante su visita a la Universidad de Colima, Joseph S. Horn-Phatanothai, director ejecutivo de la firma consultora tailandesa Strategy613 Co. Ltd. y filántropo, conversó con alumnos de las facultades de Ciencias, Economía y Ciencia Política, a quienes les pidió aprovechar cada una de sus clases y de sus profesores, para que puedan ser buenos en lo que decidan hacer en su vida profesional y que, a su vez, ayuden a otros.
La charla que tuvo se llamó “From Mathematics to M&A, from Dealmaking to Development” (De las matemáticas a las fusiones y adquisiciones, de los acuerdos comerciales al desarrollo), en la que compartió cómo llegó a los proyectos sociales desde la ciencia. Estudió en las Universidades de Oxford y Cambridge, donde se perfilaba para ser un gran físico. Al egresar, decidió incorporarse al Deutsche Bank and Morgan Grenfell en Singapur, país donde le tocó vivir la crisis financiera asiática.
Gracias a sus conocimientos en matemáticas, Joe Horn pudo crear modelos para evitar pérdidas económicas, así como proyectos para ayudar a los clientes. Estos mismos conocimientos, dijo, lo impulsaron a crear la consultora tailandesa Strategy613, desde la que asesora las inversiones de Tailandia y China. Él es hijo de un británico y de una mujer tailandesa.
En entrevista, dijo que “la empatía es la característica más importante que deben tener los profesionistas de cualquier ámbito. Cada egresado debe entender qué piensa la sociedad, qué quiere el que menos tiene y a qué le teme; con esto lo demás es relativamente sencillo; sin empatía, aunque sean brillantes o tengan mucho dinero, fallarán”, y añadió que una segunda característica importante es la curiosidad, “porque el deseo de explorar les permitirá conocer cosas o lugares nuevos”.
Sobre su labor filantrópica y educativa, habló de cómo ha trabajado su Fundación ChangAi en China y Tailandia, y relató que en China encontraron barrios muy humildes en Dehong Dai y Jingpo, provincia de Yunnan, con alto consumo de drogas y SIDA, así como grupos minoritarios que no hablaban bien el chino mandarín. Por lo tanto, dijo, “cualquier cosa que se quería implementar no salía bien debido a los problemas de comunicación”.
Horn-Phatanothai describió que hablaron con los padres para que reconocieran que en la educación estaba una oportunidad, y les ofrecieron becas educativas o préstamos con cero tasa de interés, aproximadamente de 300 dólares para la familia. Esta cantidad, añadió, se mantendría siempre y cuando los menores continuaran en la escuela.
Además, dijo que apoyaron a grupos locales como asociaciones de mujeres, quienes ayudaron a monitorear las situaciones en los hogares. A través de la ChangAi Foundation, también construyeron una escuela en el 2011 para 500 estudiantes de aldeas locales.
El éxito de este apoyo en una zona pequeña consistió en que, en los primeros cinco años, incrementó un 200 por ciento el crecimiento económico del lugar, “y en los primeros doce años vimos que el impacto que tuvieron estas aldeas en las poblaciones vecinas fue muy efectivo, pues se han acercado”.
También habló de la experiencia en Tailandia, donde hace casi siete años quisieron replicar la experiencia de China, pero no funcionó. Así que realizaron un acercamiento distinto y entregaron becas de estudios a los más brillantes tailandeses para ir al extranjero.
“Esto nos funcionó muy bien”, aseguró Joseph S Horn: “Cada joven becado tomó conciencia del apoyo y, al finalizar los estudios, regresó a casa para aplicar lo aprendido. Este grupo de jóvenes, hombres y mujeres, es importante porque son los futuros líderes de su región”, dijo.
Su mayor reto como fundación, mencionó, “fue ver si encontraríamos estudiantes buenos, porque el recurso monetario no era problema, pues lo teníamos. No bastaba con tener personas preparadas, sino que éstas tuvieran el deseo de cambiar a Tailandia, y fue sorprendente el talento que encontramos en los estudiantes”.
Precisó que cada año mandan dos o tres estudiantes a estudiar en Oxford y esperan que en 20 años estos jóvenes sean influyentes en sus áreas de trabajo: economía, política, sector público o militar, seguridad, periodismo; “este apoyo lo continuaremos por 15 años más”, adelantó.
Por último, destacó que la fundación “no requiere que los jóvenes piensen igual; por el contrario, que tengan diferentes ideas”, y dio a conocer que en las elecciones pasadas dos de los jóvenes participaron en la contienda por partidos opuestos: “Cada uno tiene sus propias creencias e ideales, y son buenos en lo que hacen, esto es fantástico”, finalizó.