*“Es una idea equivocada tener un árbol y dejarlo allí sin reproducirlo, valorarlo, cuidarlo y sin desarrollarlo”, añadió el científico de la UdeC.
“Muchas veces, cuando vemos podas devastadoras de los árboles, es porque la gente piensa que sus hojas son basura y ésa es una idea equivocada”, dijo en entrevista el profesor investigador del Centro Universitario de Investigación y Desarrollo Agropecuario (CUIDA) de la Universidad de Colima, José Manuel Palma García, quien tiene varias investigaciones y ha escrito libros sobre agroecología y agroforestería con la idea de promover y reconocer la presencia del árbol como parte de un sistema que aporta bienestar, valor y alimento, más allá de sólo tenerlo plantado en casa o la oficina.
“Es una idea equivocada tener un árbol y dejarlo allí sin reproducirlo, valorarlo, cuidarlo y sin desarrollarlo”, lamentó Palma García. Él, en sus continuas investigaciones, busca promover el valor de conservar-produciendo y así volver a entender la naturaleza. En este sentido, dijo que si como grupo, por ejemplo en una oficina, donde vivimos gran parte de nuestras vidas actualmente, la gente se compromete a cuidar un árbol o planta, vería que no se trata sólo de obtener beneficios de ella, como flores, frutos o granos o de disfrutar la belleza estética que proporcionan, sino que estaría al pendiente de sus necesidades y sobre todo cuidarían su desarrollo y se conectaría más con la naturaleza.
“No se trata –aseguró– sólo de plantarlos, sino de cuidarlos también, de atenderlos y ver que se desarrollen; es un enfoque más integral”, porque si no se establece una relación así, la gente se desconecta y no le duele lo que pueda pasar con ellos.
En este tema, dijo, trabajó con personal de la Dirección General de Publicaciones de la UdeC, con quienes empezaron la siembra de especies diferentes al pasto, entre ellos árboles y arbustos en sus áreas verdes; “los colegas participaron en un enfoque integral de colaboración en la siembra, trabajo colectivo, búsqueda de belleza escénica, generación de alimento y cuidado del área, además de cuidar las plantas para su aprovechamiento”.
Palma García promueve dos grandes conceptos, la agroecología y la agroforestería. La primera busca entender las relaciones entre la agricultura aplicando métodos ecológicos que sean más amigables con el ambiente.
La agroforestería, por su parte, son las relaciones que se tienen con los árboles en aspectos múltiples de ganadería y desarrollo agropecuario. Añadió que a la interacción árbol-agricultura se le conoce como silvoagrícola; si incluye árboles y ganado le llaman sistemas silvopastoriles, “y cuando interactúan la agricultura, los árboles y los sistemas forestales le llamamos agrosilvicultura”.
Manuel Palma habló del pasto, ejemplo de belleza escénica; “es un adorno que gasta agua y genera biomasa que se barre, tira, y muchas veces no se recicla en los jardines. En las ciudades, además del clásico jardín con pasto, debemos generar alimentos y otro tipo de belleza natural. El pasto también cuesta, porque hay que usar combustible para podar, electricidad para regar y mano de obra”.
En este caso resaltó la sobreutilización de un recurso apreciado como es el agua, al regar en horarios y duraciones no adecuadas. Agregó que “si el pasto que podas lo utilizas y haces una composta que regresas a la tierra, ésta se enriquecerá. En algún momento, esa composta generará una ingreso económico que podría activar la economía de productores organizados”.
Esto último, el desarrollo de estrategias para aprovechar mejor los recursos y ganar recursos extra, es parte de lo que llama Tecnologías Sociales, un tema que abordará en su próximo libro.
Por último, Palma García remarcó la importancia del trabajo con la población, “con nuestras autoridades, nuestros jóvenes y nuestros niños, para que entiendan que tenemos que ser más integrales en la interpretación de la naturaleza”.