Durante el año 2004, se reunieron diversas asociaciones de pacientes con psoriasis para crear un Comité Directivo del Día Mundial de la Psoriasis. La Federación Internacional de Asociaciones de Psoriasis (IFPA) impulsó este día con la intención de informar y concienciar a la población sobre los efectos psicológicos y físicos que sufren los pacientes afectados por la psoriasis o artritis psoriásica.
En la actualidad, más de cincuenta países participan activamente desarrollando actividades destinadas a informar, apoyar y ayudar. Entre los objetivos de este día se encuentran:
- Aumentar la conciencia. En el mundo más de 125 millones de personas padecen este trastorno y se ven afectados física, emocional, social y financieramente. Es por ello importante crear conciencia sobre el efecto que tiene en las personas.
- Difundir la información. Muchos desconocen esta enfermedad, por lo que es importante difundir información y romper mitos. También es necesario que los pacientes estén al tanto de su condición para poder hablar sobre ello.
- Buscar mejoras en el acceso al tratamiento. Ejercer presión para que los entes gubernamentales y centros de salud, entre otros, ayuden a las personas a tener un mejor y asequible acceso al tratamiento.
- Darle voz a la comunidad de psoriasis. Brindarles la oportunidad de expresar sus necesidades y padecimientos a través de una plataforma común para que el mundo escuche sus voces.
¿Qué es la psoriasis?
La psoriasis es una enfermedad crónica que causa inflamación y descamación de la piel, produciendo parches, enrojecimiento, escamas, picor, dolor, calentamiento, coloración e hinchazón. Puede afectar cualquier área del cuerpo, aunque es frecuente en las rodillas, codos, espalda, brazos, piernas y cuero cabelludo.
Las investigaciones realizadas han encontrado que este padecimiento tiene mucha relación con el componente genético, que, combinados con estrés y medio ambiente, hacen posible su desarrollo. Por eso deducen que puede ser de tipo hereditario.
Debido a la visibilidad de los síntomas, las personas tienden a creer que puede ser contagiosa y los afectados suelen sentir vergüenza y en muchos casos se aíslan, provocando en ellos daños psicológicos y sociales. De hecho, ha sido reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad grave que requiere de mayor concienciación.
Aunque no es curable, es posible reducir los síntomas y brotes con tratamientos tópicos, luz ultravioleta, fototerapia u otros medicamentos o tratamientos recomendados por el especialista.