La pasada visita presidencial del martes 5 de marzo a Manzanillo, estaba programada conforme al manual de Morena y protocolos de abucheo, agresión y reconciliación en la doctrina de amor y paz que predica, pero no practica, el Presidente AMLO.
15 visitas presidenciales a otros tantos estados de la república se programaron conforme al manual de Morena y tuvieron un éxito relativo, pues en donde Morena no gobierna, abuchearon, insultaron y agredieron a los gobernadores no pertenecientes a Morena y tendieron el tapete para que AMLO llamara a sus huestes a la reconciliación, al amor y a la paz y partiera de dejando sembrada la polarización política y el desahogo de quienes ahora son gobierno, pero que al no darse cuenta de ello, protestan e insultan como lo han venido haciendo durante muchos años: la mayoría de las veces, sin razón.
Está claro que la estrategia de descalificar, previo al anuncio de la dádiva del apoyo oficial de los programas federales, tiene como propósito, una vez descalificado el gobernante local, anunciar los regalos presupuestales que el presidente benefactor otorga a un pueblo reclamante de dinero en efectivo y directo, que aprecia que el gobernante local descalificado no le da nada y al presidente generoso se le reconoce y se le aplaude porque no gobierna, solo reparte y anuncia de qué manera el presupuesto federal, producto de los impuestos de todos los mexicanos, se usa para generar una clientela electoral, que descalifica al gobierno local y recibe apoyo para aplaudir al gobierno federal, es decir, al gobierno que da y reparte se le aplaude y se le reconoce, se entrega el apoyo a cambio del insulto.
Este ritual se siguió en 15 Estados más, pero el programa empezó a fallar hasta que se salió de control en Colima.
GUERRERO
En Guerrero, el gobernador Astudillo, en su página de Facebook, dio a conocer lo que dijo a AMLO al despedirlo: Es necesario evitar que los seguidores de Morena hagan de sus eventos torneos de insultos y descalificaciones. Semanas después, el propio AMLO reconoció, en conferencia mañanera, que sus seguidores de Morena habían organizado los insultos y las descalificaciones.
Allí, el presidente AMLO puso a votación si se dejaba hablar al gobernador Astudillo o no, además de agredirlo, se le pretendió humillar y lo reclamó al Presidente que predica, pero no practica amor y paz.
SONORA
Siguió Sonora, donde circuló por WhatsApp, que un dirigente de Morena pide a los miembros del partido que acudirían al acto presidido por López Obrador y la gobernadora Claudia Pavlovich le echaran a ella “una abucheada de unos diez minutos, una abucheada que no pare, para que nuestro Presidente luzca más, por fa”.
En este Estado se hizo público el manual operativo del abucheo que en una de sus partes ordena:
“Ambientación:
1.- Solicitar entretenimiento 2 horas previas al inicio del evento. (Música, spots, publicidad del Gobierno de México).
2.- Insistir a los asistentes convocados que, al anunciar la intervención del Mandatario Estatal de oposición, ES OBLIGATORIO emitir sonidos y gritos de desaprobación. (abucheos, silbatina, consignas partidistas, etc.)
3.- Insistir a los asistentes convocados que, al anunciar la intervención del Señor Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos Andrés Manuel López Obrador, ES OBLIGATORIO, Apoyar con porras y manifestaciones de alegría. (“Es un honor estar con obrador”, “López Obrador, López Obrador”, etc)”.
CHIHUAHUA
Siguió Chihuahua, El gobernador de Chihuahua, Javier Corral acusó, “los abucheos son orquestados por Morena y son parte de una estrategia para reconcentrar el poder”.
“Sí me invitaron y también me pidieron participar. Al presidente lo recibí en el aeropuerto y lo acompañé a su acto político, a sabiendas de que estaría frente a un auditorio adverso; preferí correr los riesgos de las groserías y las ofensas que me hicieron, a pasar como descortés con el presidente de la república. Yo quiero tener la capacidad de separar mis diferencias políticas con López Obrador, del ejercicio de mis responsabilidades públicas”.
Estos actos están pensados, organizados y convocados bajo una estrategia política partidista; como una especie de banquillo de los acusados, y en donde el presidente sale al paso para salvar a los gobernadores de la muchedumbre”, manifestó el gobernador de Chihuahua, que estos “eventos los organiza Morena, los convoca Morena y los conduce Morena.
Explicó que entre la asistencia se distribuyen estratégicamente entre el público, dirigentes o líderes de algunas asociaciones o frentes, con megáfono en mano para, con toda libertad, lanzar las distintas consignas: “En mi caso, la consigna una y otra vez repetida, fue: fuera Corral. O sea, el gobierno me insistió en asistir, pero los organizadores orquestaron una “protesta ciudadana para que no estuviera ahí”.
“El objetivo es someter a los gobernadores, por la vía de la rechifla, el abucheo, el griterío y aumentar el descrédito público, simplemente, no quise ser parte de eso y decidí no hacer uso de la palabra”.
COLIMA
Aquí en Colima, el evento lo organizó el gobierno federal, no el partido político Morena. Se le salió de control el evento, echaron andar el operativo de abucheo y el manual de descalificación, pero no contaban con el carácter y temple del Gobernador Ignacio Peralta, quien sacó la casta y les echó a perder el evento y puso al descubierto la estrategia de Morena contra los gobernadores, y la nota nacional más que el abucheo, fue que el gobernador de Colima los enfrentó públicamente con talento y fina ironía y denunció además el “protocolo del abucheo como parte del programa oficial de la visita presidencial”.
Esto provocó la molestia de AMLO con los organizadores locales, porque les descubrieron el pastel, si es que estaba él enterado, o se molestó, porque tuvo la oportunidad en Colima de darse cuenta como los organizadores locales tratan de enfrentarlo con los gobernadores en los estados en oposición, en aras de sus ambiciones políticas locales y en la disputa de los grupos de poder de Morena en las entidades.
O sea, AMLO se veía molesto en Colima, cuando el Gobernador Ignacio Peralta dijo: “este es el protocolo del abucheo que está en el orden del día y esperaré que lo agoten”, esperó tres minutos de rechifla y con fina ironía, expresó que agotado el tema del abucheo seguiría con su discurso, la rechifla arreció de nuevo, atento el gobernador, dijo a los iracundos que insultaban la presencia de AMLO, que se disculpaba, pero que creía que ya había terminado de gritar y tuvo la decencia de preguntarles: ¿cuántos minutos más ocupan para desahogar su coraje y enojo por la visita presidencial?
El gobernador Ignacio Peralta, ante esa circunstancia expresó “Señor presidente, por supuesto, en esta pluralidad no podemos ofrecer incondicionalidad, ello no sería digno”.
“Usted recibirá de nosotros un respaldo reflexivo y propositivo en los temas prioritarios para el país y para Colima, pero también debemos señalarle con claridad que haremos los señalamientos oportunos, aportaciones críticas y reflexiones constructivas que contribuyan a perfeccionar las decisiones”.
Al final, molesto AMLO con los organizadores locales, llamó a la reconciliación y hubo contraorden a las huestes, respetar al gobernador y les preguntó si lo iban a respetar
y les ordenó que lo expresaran a mano levantada, los únicos que abucheaban al mandatario estatal, obedientes a su jefe, aplaudieron a rabiar.
Al final, debemos preguntarnos: ¿quiénes fueron los responsables del acto, localmente?, porque quienes antes del evento presumieron organizarlo, ya negaron haber convocado y ser responsables, en consecuencia, de los hechos ocurridos en la visita presidencial.
Además del abucheo, ¿qué dejo la visita presidencial?, ¿cuáles obras importantes se anunciaron para los colimenses? ¿qué problemas se solucionaron, tarifas eléctricas, caseta, contaminación, más recursos para Manzanillo de la Aduana o de la API, ampliación a seis carriles de la autopista y a cuatro carriles la libre?, nada de eso se escuchó, la visita era para el abucheo y la confrontación.
La verdad es que lo único que logró el abucheo fue tapar a quienes protestaban por el asunto de las estancias infantiles, la cancelación de los programas educativos, por el recorte de personal a las dependencias federales, el aumento a la gasolina y a la energía eléctrica, etc, etc.
En fin no tiene explicación que el gobierno federal organice localmente la visita del presidente para enfrentarlo con el gobierno local.
AMLO, se fue apenado no merecía eso de sus seguidores, él busca la reconciliación, pero sus partidarios promueven la confrontación de manera cotidiana. Las pruebas son evidentes para todos.