La Educación es por definición uno de los fenómenos sociales con mayor complejidad de análisis y ejecución debido a los diferentes factores que en ella influyen, uno de estos es la evolución de la cultura, así como la transmisión y comunicación de la información y conocimiento, elementos han influido enormemente en la historia de la humanidad así como en los diferentes movimientos sociales, políticos y bélicos, tal y como lo menciona Charles Van Dore en su libro “La breve historia del saber” en donde afirma que existieron dos grandes explosiones del conocimiento en la historia de la humanidad, la primera en Grecia en el 800 a.C. con la invención del alfabeto que dio la posibilidad de poder registrar fielmente el pensamiento y conocimiento por medio de la escritura trayendo con esto un desarrollo exponencial en la filosofía, ciencias y artes, la segunda explosión inicia en el siglo XV con la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg en 1440, lo que contribuyó a la producción en masa de libros y con ello una exponencial difusión del pensamiento, filosofía, ciencia y arte emergente influyendo en el desarrollo del pensamiento del periodo conocido como la Ilustración y por ende catalizador de las diferentes revoluciones sociales y políticas de este tiempo.
Hoy en pleno 2023 estamos viviendo la tercera explosión del conocimiento empujado por el internet, las tecnologías de la comunicación e información y recientemente la Inteligencia Artificial que hacen posible el acceso, la generación y divulgación de información de manera casi instantánea; ante este cambio la evolución en las practicas económicas, políticas, sociales, culturales se han acelerado de manera vertiginosa, sin embargo, en el ámbito educativo esto no ha sido así; entonces convendría preguntarnos ¿Cuáles son los motivos por los cuales los cambios en educación han sido tan lentos? y ¿Cuál sería el cambio o evolución en educación que necesita la sociedad actual?
El primer punto que quiero abordar para dar respuesta a estos cuestionamientos desde una perspectiva exclusivamente pedagógica es la llamada inercia del pasado que se menciona en el texto “La enseñanza en el siglo XXI” en donde se señala que “hay en las aulas con una tremenda inercia, una inercia de siglos, que pesa toneladas, y que en pocos casos se logra vencer” este elemento constituye un interesante punto de análisis, debido a que los seres humanos por naturaleza tendemos a reproducir esquemas o relaciones sociales con las cuales fuimos formados, en este sentido el acto educativo y los roles de sus actores son sumamente influenciados por las prácticas y esquemas de la experiencia previa; y a pesar de que en algunas escuelas se han dotado de internet y tecnologías educativas, el rol del docente como el actor principal en el proceso educativo, y del estudiante como receptor y repetidor de información ha cambiado muy poco a pesar de la reformas curriculares educativas que se han llevado a cabo en los últimos sexenios.
La educación en México se ha quedado corta y en muchas ocasiones desfasada en comparación a los cambios sociales que el mundo digital ha acelerado, el mito de la escuela como la única puerta hacia el conocimiento ha quedado desbancado, la creencia de mejores ingresos y oportunidades al que estudia más ha sido desmitificada; es por ello que la práctica educativa ocupa urgentemente romper esa “inercia de la costumbre” para reinventarse y adaptarse a los tiempos actuales donde “el papel principal de la escuela sea guiar al estudiante para que sepa seleccionar con criterio información, interpretarla y utilizarla de un modo que tenga sentido campo especifico”, lograr lo anterior implica nuevas competencias en las maestras y los maestros que implica la actualización en las nuevas tecnologías, diseño de una pedagogía de aprendizaje situado que contribuya al desarrollo del pensamiento crítico y habilidades, esta necesidad demanda a la y al docente un trabajo más complejo, ya no es suficiente difundir el conocimiento sino que se debe diseñar experiencias de aprendizaje utilizando los recursos del mundo actual, para guiar a los estudiantes en la construcción de su aprendizaje desde su individualidad. Sin embargo las jornadas laborales de los docentes siguen igual, no se han destinado tiempos y espacios suficientes para que las y los maestros puedan planear, evaluar y diseñar practicas educativas que cumplan con las necesidades sociales actuales, “una dinámica más compleja supone más tiempos y recursos” razonamiento que no ha sido debidamente valorado hasta el momento por las autoridades educativas y por ende ha impedido generar las condiciones para una verdadera educación del siglo XX, sin bien es cierto que existe un sinnúmero de resistencia de facto al cambio educativo de diferentes índoles, el avance del mundo digital y el cambio en la forma en como vemos e interpretamos el mundo seguirá avanzando y la educación no puede por el bien de nuestra sociedad seguir tan rezagada.
El reto es complejo tanto para autoridades, docentes, alumnos y padres de familia; la peor decisión sería seguir en la zona de confort con las prácticas de siempre o en la simulación permanente, sin embargo, de no emprender esta evolución educativa corremos el riesgo de que el pensamiento, los valores y las prioridades humanas estén determinadas por los medios digitales cuyo principal objetivo no es el desarrollo y la felicidad humana sino promover el consumo y la difusión de ideas convenientes como medio de control del pensamiento humano
Con afecto
Servir para Trascender
Miguel Vladimir Rodríguez Aguirre
Referencias:
Reimers, F. M., & Chung, C. K. (2016). Enseñanza y aprendizaje en el siglo XXI: Metas, políticas educativas y currículo en seis países
Van Doren, C. (2006). Breve historia del saber: La cultura al alcance de todos (C. Casanova, Trad.). Editorial Planeta. (Trabajo original publicado en 1991)
Con información de: https://infinitologos.blogspot.com/2025/01/el-reto-de-educar-en-los-tiempos.html