* La primera toma de ayahuasca en la historia de España fue en Almería en el año 1988, el facilitador era Dacio Mingrone que fue invitado por el psiquiatra Claudio Naranjo.
En Semana Santa de 1993 un grupo de daimistas liderados por Caparelli organiza por primera vez trabajos de Santo Daime en Cataluña y en Ibiza. En agosto de ese mismo año visita Cataluña Alfredo, encontrándose ya un primer grupo estable en España de unos quince miembros.
“Después de Cataluña, Alfredo viajó a Madrid, Sevilla e Ibiza. En todos los lugares se fardaban personas, o sea, manifestaban su voluntad de compromiso con esta línea de trabajo espiritual, tan lejana y tan autentica, tan desconocida y a la vez tan reconocible, como si su recuerdo estuviese grabado en un antiguo y oculto gen de la memoria colectiva, que quedaba activado al tomar la bebida Sagrada.
En todos los lugares visitados por Alfredo en ese año 93, se originaron los gérmenes de los futuros grupos del Sto. Daime en España, ligados al Pad. Alfredo, a Mapiá, su central amazónica y a CEFLURIS, su entidad legal en Brasil.”
En 1996 el grupo de Cataluña organiza las Primeras Jornadas Europeas del Santo Daime, a las que acuden 170 personas procedentes “de todos los lugares de España y de varios países de Europa, especialmente Holanda, Alemania y Francia.
Es entre 1993 y 1997 que el grupo del Santo Daime en Cataluña experimenta su mayor crecimiento y expansión. “Más tarde ese espíritu se perdió y a partir de la segunda mitad del año 97, sea porque Alfredo espació sus visitas, por la entropía propia de cada grupo o por la falta de un líder reconocido, el grupo de Cataluña empezó a perder fuerza, se fragmentó y se dispersó.
“Alfredo, con su pequeño equipo de hombres y mujeres que incluía músicos, cantoras y un personaje imprescindible, Nilton Caparelli, que le facilitaba el manejo en un mundo moderno que él desconocía, arrasó y creó un gran revuelo. Se desprendía de él algo puro y genuino, dentro de un porte distinguido que le proporcionaba una especie de aureola mágica y de realeza. Asumía su papel de líder espiritual de un pueblo, con la misma naturalidad que un príncipe asume el suyo. Eso y la belleza de sus trabajos en los que enfatizaba especialmente el canto y el bailado, provocó una adhesión casi instantánea de numerosas personas a los trabajos del Sto. Daime. Alfredo venia con vocación de mostrar, consolidar y permanecer. Esa era su misión en la saga épica del Sto. Daime.” dice Esther Martínez Ibars. Más información 3121334989 T.A Paty Mendoza.