Para Jacqueline Barrita, activista muxe de Oaxaca, lo fundamental al hablar, discutir o analizar temas como la inclusión, el género y la diversidad sexual, es el respeto. Insistió en que dicho respeto debe ser recíproco, de todas las partes involucradas, para llegar a estados superiores de entendimiento.
Jacky dio la charla virtual “Inclusión y diversidad en la educación”, este martes por la mañana dentro de las Jornadas Académicas 2024 que organiza la Universidad de Colima (UdeC) para capacitar a sus docentes en los periodos intersemestrales.
Moderó la charla Mayra González Flores, directora del Centro Universitario para la Igualdad y los Estudios de Género (CUpIEG)
Muxe es un término utilizado para describir a personas que fueron asignadas como hombres al nacer, pero que se identifican y expresan como mujeres en la sociedad zapoteca. Las muxes son una parte integral de la cultura zapoteca y son miembros respetados de sus comunidades.
Suelen vestirse con ropa femenina, usan maquillaje y pueden adoptar gestos y patrones de habla femeninos, pero tienen su propia identidad y cultura únicas, y desempeñan un papel importante en la sociedad zapoteca. A menudo ejercen roles importantes en las ceremonias y rituales.
En Oaxaca, dijo Jacky al hablar de ella misma, “hay hombre, mujeres y muxes”. Dijo que desde la infancia se asumió como muxe y que en el bachillerato, una maestra que lo quiso mucho le dio la confianza para expresar sin complejos su diversidad.
Por eso les pidió a los y las docentes que se conectaron a la charla, que les brinden confianza a sus alumnos y los hagan participar en clase. “Muchos piensan que nosotras tenemos una discapacidad, pero no es así, y pido disculpas a los discapacitados, que muchas veces tienen más capacidad que los demás”.
Instó a las y los docentes a educar a sus estudiantes en la confianza, el respeto y la inclusión. Sobre todo en el respeto. “No criticar la manera de vestir, hablar o caminar de sus alumnos, ni decir frases como: ‘habla como hombre”, porque duelen”.
Ella fundó el colectivo Mariposas en el barrio donde vive, Xochimilco, que es de los más antiguos de la capital Oaxaca, “para darle voz a las compañeras y compañeres”.
Sobre las muxes en Oaxaca, dijo que aunque ya hay un camino andado y es un tema muy bien vendido hacia el exterior, aún no se puede hablar de que viven en una especie de paraíso. “Nos falta más empoderamiento y saber nuestros derechos y obligaciones”.
En este tema, propuso a las y los docentes con diversidad sexual, que se unan para tener voz y capacidad de decisión en temas que les interesan de sus propias universidades. “No somos monedita de oro, y siempre habrá quien se moleste por el hecho de que alguien que se viste y habla de forma diferente asuma alguna responsabilidad en el gobierno o las instituciones”.
Finalmente, dijo que el hecho de ser muxe no la hace diferente ni una mejor persona. “Somos iguales que los hombres y las mujeres y debemos tener las mismas oportunidades laborales y sociales que los demás”.