El académico impartió la conferencia “Reflexionando sobre las posibilidades de una cultura de paz” en el marco de la Semana de Psicología.
En el marco de las actividades de la 34 Semana de Psicología que se realiza esta semana en la Universidad de Colima, se impartió la conferencia “Reflexionando sobre las posibilidades de una cultura de paz”, a cargo de Augusto Laca Arocena, en el auditorio de la Facultad de Psicología.
Para comenzar, el académico comentó que los humanos “son una especie dotada para la cooperación y la amistad o para la competición y la violencia”, y que “la historia da argumentos para sostener ambas opciones; podemos ser muy cooperadores con otros miembros de nuestro grupo (endogrupo) y muy agresivos, hasta guerras de exterminio, con otros grupos (exogrupos)”, expuso.
Como ejemplo, dijo que el pasado terremoto de Turquía suscitó la solidaridad de varios países, que enviaron material y grupos de rescatistas para salvar vidas sepultadas bajo escombros, “y somos la misma especie que, en la Segunda Guerra Mundial, exterminó millones de judíos, de gitanos y de otras etnias”.
Una de las tendencias más claras en la humanidad, continuó, es que a medida que los primeros humanos comenzaron a colaborar con otros para tener el control de su entorno, los demás se convirtieron en sus mayores competidores: “Logramos el dominio del entorno gracias a la colaboración y ésta nos llevó después a competir con otros; cooperamos para competir”.
En este sentido, afirmó que “no se construirá eficazmente una cultura de paz y cooperación ignorando la ancestral tendencia al conflicto por los recursos y la histórica disposición a la violencia”. Entre algunos pacifistas políticamente activos, recordó a Gandhi, Luther King, Lanza del Vasto y Nelson Mandela.
Al hablar sobre una cultura de paz desde la psicología del conflicto, Augusto Laca dijo que el ser humano, “desde su aparición y a lo largo de milenios de evolución, ha adquirido hábitos de cooperación con los miembros del propio grupo, pero también de rivalidad y competencia con otros”.
Lo anterior, precisó, causaba continuos enfrentamientos entre grupos, habitualmente por los escasos recursos y los territorios; así, la guerra ha sido una constante en la historia: “Una cultura de paz más o menos extendida y más o menos duradera, requiere de un difícil cambio cultural en nuestros hábitos competitivos”, comentó.
En este sentido, dijo que a partir de los años 60, algunos psicólogos comenzaron a interesarse por las dinámicas del conflicto interpersonal; así nace la subdisciplina conocida como Análisis y resolución de conflictos, la cual considera variables como el interés por los resultados y la consideración o no de intereses de otras partes, lo que es igual a la asertividad y empatía: “El origen de un conflicto es la percepción de las partes, de que los propios intereses son incompatibles con los de otras, así, entran en acción dos tendencias que todos tenemos en diferente grado”.
El ponente, para concluir, destacó que la psicología del análisis y resolución de conflictos “no dice que una cultura de paz no sea posible entre las personas, pero indica que ésta es tanto más difícil de alcanzarse cuando escasean recursos y la gente tiene que competir por ellos”.
Acto seguido se hizo un reconocimiento al doctor Augusto Laca Arocena, por su jubilación como profesor del Doctorado Interinstitucional en Psicología, en el cual colaboró del 2008 a 2022.