Esto en el panel “Compartiendo los mares: barcos y ballenas”, donde participó el investigador de la UdeC Christian Ortega.
En el marco de la 38 Reunión Internacional para el Estudio de los Mamíferos Marinos que organizó la Sociedad Mexicana de Mastozoología Marina (SOMEMMA), en el Centro de Tecnología Educativa del campus El Naranjo de la Universidad de Colima, en Manzanillo, se llevó a cabo el panel “Compartiendo los mares: barcos y ballenas”.
Participaron en el panel Sandra López Hernández, directora de Ecología de la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante; José Eduardo Ponce Guevara, director de Especies Prioritarias para la Conservación en la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (CONANP); Luis Medrano González, docente e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Astrid Frisch-Jordán, bióloga marina egresada de la (UNAM); Eduardo Nájera Hillman, director general de COSTASALVAJE A.C. México (WILDCOAST) y Christian Ortega Ortiz, investigador y profesor de tiempo completo de la Universidad de Colima, además parte del comité de la SOMEMMA.
El tema que desarrolló el panel fue “Compartiendo los mares: barcos y ballenas”. En él, cada especialista tuvo diez minutos para exponer su trabajo de investigación. Éste fue uno de los eventos más esperados del encuentro.
La primera intervención: “Problemáticas y acciones ante la protección de los mamíferos marinos”, estuvo a cargo de Sandra López, quien compartió estrategias de sostenibilidad portuaria, el proceso de certificación de las 16 ASIPONA y 150 acciones para evitar que se incrementen los impactos negativos en el transporte marítimo y en la infraestructura portuaria.
Para evitar dichos incrementos, detalló, se realizan acciones como el desarrollo de carreteras marítimas, el mejoramiento en la movilidad de vehículos pesados en los puertos; la eficiencia energética, el impulso de energías renovables, estrategias de descarbonización, mejoras en la trazabilidad y valorización de los residuos, la oportunidad de respuesta ante emergencias por contaminación marina y mejorar la calidad del agua y sedimentos en los puertos.
Continuó José Eduardo Ponce Guevara con “Programas regionales del área de refugio para proteger ballenas en México”. En su charla explicó el significado y la misión de la CONAP, que es un área de refugio, y cómo desde el acuerdo de 2002 se han establecido diferentes espacios a favor de las especies. Habló también sobre los programas de manejo y conservación que llevan a cabo, así como del objetivo y la colaboración institucional.
También se abordó la “Evaluación de las interacciones entre el transporte marítimo y grandes cetáceos en el Pacífico Mexicano”, a cargo de Luis Medrano González, experto que mostró los datos de tránsito marítimo en el Pacífico Mexicano y la telemetría satelital de ballenas azules. Esta información permitió conocer el número de ballenas que viajaron por dicho océano.
El especialista presentó información sobre las especies con mayor riesgo de colisión con barcos y detalló que las tres regiones con más ocurrencia son Pacífico Sur de Baja California, la costa entre Jalisco y Guerrero y el Golfo de California Sur, mientras que las especies más afectadas son, en primer lugar, la ballena jorobada; en segundo, la ballena azul y en tercero, la ballena aleta.
Otro trabajo presentado fue “Navega con precaución: análisis de eventos de colisiones entre embarcaciones y ballenas jorobadas en la Bahía de Banderas, Jalisco y Nayarit, México”, por Astrid Frisch-Jordán, con la participación del estudiante de posgrado Fernando Noriega.
La bióloga compartió que la investigación está enfocada en el tráfico náutico con embarcaciones medianas y pequeñas, desde una perspectiva local, en la Bahía Banderas de Jalisco-Nayarit, donde analizaron el catálogo de fotoidentificación de ballenas jorobadas con datos de 1996 hasta 2021, en busca de colisiones frescas en las especies, donde se encontró un total de 16 ballenas en 14 temporadas con heridas recientes, cinco eran adultas y el 19% eran hembras lactantes, mientras que el 69% eran crías.
Comentó sobre casos recientes de impacto, donde han perdido la vida ballenas y personas. Habló también de las campañas que llevan a cabo con la Marina, gobiernos y asociaciones, en las que realizan folletos, pláticas con turistas y navegantes, crean señalética, videos y comparten información para difundir. Compartió que el reto más difícil es llegar a la flota privada. Para lograrlo, editaron un volante en el que resaltan las zonas donde abundan las especies. Invitó a seguir compartiendo la información y seguir creando redes.
Más adelante se presentó el trabajo: “Mortalidad de cetáceos relacionada con el tránsito marítimo en el Pacífico Central Mexicano”, a cargo del Dr. Christian Ortega Ortiz, con apoyo de estudiantes de la UdeC. Él destacó que en nuestra región se han detectado 19 especies de mamíferos marinos que realizan actividades ecológicas de gran importancia.
Comentó que realizan un monitoreo, desde hace diez años, de los varamientos y se han encontrado con dos eventos que involucran colisiones a ballenas jorobadas; el primero fue una ballena que cayó encima de la embarcación, desangró y al siguiente día se estancó en la playa, mientras que el segundo se trató de una ballena con heridas de propela de una embarcación chica. También explicó otros dos sucesos similares con delfines.
A manera de conclusión, explicó que estos accidentes están subestimados, al no ser detectados o por la ignorancia en temas veterinarios, por lo que agregó: “valdría la pena avanzar en ese tema; el puerto está creciendo y se deben de tomar algunas acciones para que ambas actividades coexistan”.
La última presentación fue realizada por Eduardo Nájera, quien habló sobre las “Posibles medidas para reducir el riesgo de colisiones de embarcaciones con ballenas en México” y comentó que la WWF es una organización internacional de conservación del Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza, con representación en cien países, que promueve la investigación para el cuidado de las ballenas fomentando el conocimiento y el intercambio para la difusión de las carreteras de vida marina.
Mostró un reporte realizado con el apoyo de más de 30 especialistas de diez diferentes países, que funciona como un instrumento de propuestas. En él se incluyen actividades que van desde reducir, mediante la cooperación, las amenazas acumulativas; desviar las rutas marítimas lejos de los hábitats críticos, incluidas zonas de migración; establecer restricciones de velocidad e implementar redes conectadas de áreas marinas protegidas de conservación, basadas en zonas geográficas.
Las y los integrantes del panel contestaron dudas y escucharon los comentarios de la audiencia. En dichas respuestas, la mayoría coincidió en que se deberían conocer mejor los daños que causa el tráfico a los animales marinos, además de compartir la información de puerto a puerto para mejorar las rutas, las buenas prácticas y que se conozcan las condiciones en las que se encuentran estas áreas.