Rescata Carlos Ramírez literatura colimense del siglo XIX

*El académico y poeta dictó la conferencia virtual “Hemerografía literaria de la poesía colimense de finales del siglo XIX”, como parte del segundo seminario interinstitucional de literaturas regionales.

 

El rescate de la literatura regional es una de las asignaturas pendientes, pues en ésta se encuentran escenarios que abordan las diferencias no sólo sociales, sino también de estructuras literarias, dijo el coordinador general de Extensión de la Universidad de Colima, Carlos Ramírez Vuelvas, durante su conferencia: “Hemerografía literaria de la poesía colimense de finales del siglo XIX”, que dio como parte del segundo seminario interinstitucional de literaturas regionales (Baja California Sur, Colima, Jalisco y Sinaloa).

 

En su presentación, el también ensayista y poeta habló del rescate que ha realizado de la autora y los autores colimenses Griselda Álvarez, Rafael Martínez Rubio y Balbino Dávalos desde un enfoque metodológico de crítica textual y bajo la técnica llamada ecdótica: “Es la edición crítica de textos, que implica un trabajo hemerográfico intenso y que parte de una lógica no hegemónica de la literatura; es decir, es poner en duda los textos de autores canónicos”, explicó.

 

Bajo esta lógica, comentó el académico de la Facultad de Letras y Comunicación, el rescate de la literatura mexicana se ha centrado en lo que se produce y distribuye en la capital del país. El primero de ellos, Rafael Martínez Rubio, “a pesar de llegar a ser jefe de redacción y colaborador en medios nacionales tuvo una mala recepción en el Decadentismo mexicano, no obstante seguir las pautas de dicha corriente y su grupo”.

 

En su poesía, continuó, “podemos encontrar el conflicto del cambio cultural de la modernidad: las tecnologías en la vida cotidiana, ponerles colores a las emociones, como: ‘una tarde gris que se parece a mi lluvia interna’. Este tipo de retórica con correspondencia, que descubrió Charles Baudelaire y Martínez Rubio adapta, lo incorpora a su lenguaje, hace visible las alteridades, como muchos autores del Decadentismo”.

 

Martínez Rubio, añadió Carlos Ramírez, también reflexionó sobre la realidad alterna: “Si consideramos el auge del Positivismo y la hegemonía de las políticas de la modernidad, que el poeta empiece a generar una alteridad de ésta se vuelve una crítica a la hegemonía de aquél. Además, introduce a la literatura modernista el tópico de la amada muerta, cuando le comienza a escribir a su novia muerta llamada Celia, y lo hace antes que Amado Nervo, pues Rubio lo hace en 1898, mientras que Nervo entrando al siglo XX”.

 

Todo lo contrario sucede con Balbino Dávalos, “quien es respetado por la segunda generación de modernistas: los poetas decadentes; es bien recibido en Ciudad de México gracias a que llega con su tío, el obispo Antonio Labastida y Dávalos. Por su dominio técnico del Simbolismo y el Parnasianismo, fue el decadentista mexicano con mayor maleabilidad expresiva. Su poética trata de conciliar el conflicto del poeta finisecular, carente de ubicación deontológica”.

 

Balbino Dávalos, continuó, “habla ya de metapoética; es algo que Amado Nervo va a tocar, Tablada un poco, pero Dávalos es profundamente metapoético. A Dávalos le toca fundar las instituciones, es el intelectual al servicio de la institución”. Durante su investigación sobre este autor colimense, Ramírez Vuelvas ha encontrado 14 libros y 235 poemas, 184 traducciones, 101 artículos entre literarios, memorias, de prensa, opiniones y crónicas, publicados en distintos medios e instituciones educativas del país, así como en Argentina, Suecia, Alemania y Honduras.

 

Griselda Álvarez, por otra parte, cuenta en este punto de la investigación con 423 entradas entre artículos de opinión, ensayo, cuento y poesía: “Me parece importante recuperar su poesía”, dijo. La primera gobernadora de Colima, explicó, “hace crítica a la Revolución en la provincia y se da cuenta del gran fracaso en la participación de la mujer; eso lo podemos ver en ‘Dos cantos’, que es una reescritura de las políticas de la Revolución Mexicana”.

 

En su producción, entre el 56 y el 72, continuó, “se encuentra gran parte de su poesía más polisémica, luego ya se centra en una poesía política. Desde 1956, Griselda Álvarez aborda el feminismo y cuestiona los valores de la familia tradicional y androcéntricos de la sociedad mexicana”.

 

Para Carlos Ramírez, la poesía de Griselda Álvarez “debe ser leída como política y feminista, pues cuestiona valores tradicionales de la familia, políticas hegemónicas de la modernidad y la Revolución, así como la historia desde una perspectiva diferencial”. Además, dijo que es la primera poeta mexicana en erotizar el cuerpo masculino desde una conciencia poética y política.

 

Por último compartió que actualmente trabaja en la preparación, con la UNAM, de un libro titulado “Rimas modernas”, que aborda el trabajo de Rafael Martínez Rubio, y otro documento acerca de Balbino Dávalos.