“Hay muchas regiones de nuestro país que se deben impulsar para que la economía local se mueva, debemos empoderar nuestros estados y eso queda en ustedes como jóvenes universitarios y futuros profesionistas del turismo”, propuso la chef.
Ante un auditorio lleno de estudiantes de sexto y octavo semestre de la Facultad de Turismo, la chef tzotzil Claudia Albertina Ruiz Sántiz, quien es considerada una de las 50 promesas de la cocina internacional en el ranking “50 Next”, dictó la conferencia “Historia y pasión Gastronómica”, invitando a las y los jóvenes universitarios, con un mensaje de superación, a seguir sus sueños a pesar de las adversidades que se les presenten en su carrera profesional.
En esta charla, fruto del esfuerzo y coordinación entre la Facultad de Turismo de la Universidad de Colima y el colectivo Mujeres de Fuego, la invitada habló sobre sus orígenes en San Juan Chamula, una comunidad indígena de Chiapas con gran arraigo en sus costumbres y tradiciones; “a las mujeres en mi comunidad, desde niñas nos meten a la cocina y a las labores domésticas con la expectativa de que a los 14 o 15 años nos casemos y después de un año de casadas debemos tener hijos para probar nuestro valor como mujeres”.
En este contexto, añadió, es muy difícil salir de la comunidad para realizar una carrera profesional, pues sólo en algunos casos se deja estudiar a las niñas hasta el nivel de la primaria o cuando mucho la secundaria, “en mi caso siempre digo que soy afortunada, porque mis papás me permitieron estudiar hasta la preparatoria, pero eso sí, al terminarla debía casarme, ponerme a trabajar o, de seguir estudiando, tendría que ser únicamente en el magisterio”
Al respecto, añadió que uno de sus sueños al terminar la preparatoria fue obtener un título universitario, porque eso le abriría las puertas a una vida diferente a la que ella veía en las mujeres de su comunidad; “yo estuve en el área de turismo durante el bachillerato y hacia el final de este nivel conecté con el tema de la gastronomía; ahí fue donde supe qué era lo que quería estudiar y para eso debía ir a Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado”.
Para ese entonces, añadió, sus padres le permitieron estudiar la Licenciatura en Gastronomía en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, pero si no lograba permanecer al menos un semestre en Tuxtla Gutiérrez, dijo, al regresar a con sus padres debía hacer lo que ellos decidieran, y eso implicaba dedicarse al magisterio; “al principio no sabía a lo que iba a Tuxtla; para empezar, era una chica muy introvertida, me daban miedo las calles y me daba miedo estar sola, pero aferrarme a ese sueño me hacía poderosa y me motivaba a decir: ‘voy a obtener ese título profesional’”.
Al respecto, señaló que durante una parte de la carrera gozó de una beca que la apoyaba con sus gastos, apoyo que perdió al entrar al séptimo semestre y que la obligó a buscar un trabajo para continuar sus estudios; “en esa época entraba a la escuela a las siete de la mañana, salía a las tres de la tarde y a las cuatro tenía que presentarme en el restaurante donde trabajaba; si me iba bien salía a las doce de la noche y si no, me tocaba salir a las tres de la mañana; era pesado, pero no podía regresar con mis padres y decirles que ya no me alcanzaba el dinero”.
Añadió que, al concluir su licenciatura, se convirtió en la primera mujer tzotzil en terminar la carrera de Gastronomía de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas y en publicar una tesis en su lengua materna; una investigación, dijo, que le abrió las puertas para trabajar en la Ciudad de México, en el restaurante Pujol del chef internacionalmente reconocido Enrique Olvera y posteriormente en Máximo Bistrot; “yo no me imagina que siendo una mujer proveniente de una comunidad indígena podía llegar a pisar estas grandes cocinas, con chefs reconocidos internacionalmente”.
También habló de la importancia de retomar los ingredientes de las cocinas tradicionales y promover una alimentación consciente y sustentable a través de cultivos respetuosos con el medio ambiente, de acuerdo con el movimiento conocido como slow food (comida lenta); “actualmente cuántos de nosotros no estamos enfermos por consumir alimentos altamente procesados o comida chatarra; por eso es necesario que la gente se empiece a concientizar de qué es lo que le está dando a su organismo”.
En este sentido y como parte de su filosofía en el ámbito de la gastronomía, Claudia Sántiz señaló que reconoce en la tierra “la base de la vida a través de la alimentación”, una visión que ha llevado a su cocina a través de sus restaurantes Kokono´y Albertina, ubicados en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas; “cuando quería abrir mi restaurante no tenía ni un peso, así que tuve que pedir un préstamo muy fuerte, pero eran mis ganas y mi objetivo de que la gastronomía chiapaneca se diera a conocer a nivel internacional”.
Finalmente, habló de la importancia “de regresar a nuestras comunidades una parte de lo que hemos aprendido y de lo que hemos logrado en nuestras carreras profesionales”, razón por la cual, dijo, regresó a Chiapas a crear su proyecto gastronómico entre todas las propuestas de trabajo que podía tener; “hay muchas regiones de nuestro país que se deben impulsar para que la economía local se mueva, debemos empoderar nuestros estados y eso queda en ustedes como jóvenes universitarios y futuros profesionistas del turismo”.