México fue calificado durante el manejo de la pandemia como uno de los países que tuvo un pésimo desempeño cuya consecuencia fue un altísimo número de muertos.
Al principio, se minimizó la gravedad de la pandemia y se descalificó al personal del sector salud, acusado de ser cómplice de la escasez de medicamentos y a quienes se les negó la oportuna protección para el ejercicio de su profesión.
Al principio, la sociedad y los padres de familia rebasaron al gobierno, al tomar la decisión de suspender las actividades escolares. El Dr. López Gatell sostuvo su desempeño con especulaciones sin fundamento, minimizó las consecuencias y no valoró en su verdadera dimensión el grave daño que sufriría la población mexicana.
El presidente AMLO declaró que la pandemia le había caído a la 4T como anillo al dedo e invitó a la población a no tener miedo de salir a la calle, convivir en restaurantes y hacer una vida normal.
Cuando el sistema de vacunación a nivel mundial empezó a funcionar, no se invirtió el dinero necesario para la compra de las vacunas y México se inscribió al fracasado programa de la ONU, que ofrecía vacunas baratas para países pobres que llegaron tarde al país y otras, dos años después, no han terminado de llegar.
Se negó la vacunación oportuna a los menores de 12 años, la cual se hizo a cuenta gota, y se negó al principio, a vacunar al personal de salud de instituciones privadas.,
Se apostó a la producción en tiempo tardío a una vacuna nacional propuesta por el Conacyt, bajo la consigna de apartarse de la “ciencia neoliberal”. Al final, la vacuna Patria no estuvo lista y se anunció que la vacuna de refuerzo a los niños será la vacuna Abdala, producida en Cuba y no reconocida por la Organización Mundial de la Salud.
Al momento, la evaluación no favorece al gobierno, los resultados en número de muertos por millón de habitantes nos llevaron al primer lugar mundial, al igual que la letalidad en el personal de salud y comienzan a ser más negativos en cuanto al pésimo manejo de la pandemia.
Vacunas caducas
Cinco millones 41 mil 50 vacunas contra Covid-19, de las marcas Astra Zeneca y Sputnik, serán tiradas al drenaje por autoridades sanitarias, porque caducaron en junio pasado.
Del total de vacunas desperdiciadas, 3 millones 409 mil 440 son de la marca Astra Zeneca, donadas por el gobierno de Estados Unidos y que pertenecen a los lotes PA0089, PA0090 y PA0091, los cuales se encontraban resguardados en el almacén de Birmex, en Cuautitlán Izcalli, Estado de México.
Asimismo, un millón 631 mil 610 vacunas caducas de la marca Sputnik, las cuales fueron compradas y se encontraban en el Instituto Nacional de Virología.
Conforme al Manual de Vacunación, los biológicos deben tirarse al drenaje y sus frascos deben ser inutilizados.
Las vacunas con fecha de caducidad vencida deberán tratarse con métodos físico-químicos y los frascos deben hacerse irreconocibles.
«Los frascos de vacuna contra Covid-19, a pesar de no contener virus vivos atenuados, se deberán inactivar antes de proceder al desecho de los viales.
Una vez efectuada la inactivación del biológico por medio de algún método físico o químico, se deberá desechar al drenaje todo el remanente de líquido que quede en el frasco. Posteriormente deberá retirar y destruir la etiqueta, y finalmente podrá desechar el frasco a la basura común.
Además de reconocer que 5 millones de vacunas contra Covid-19 caducaron y serán tiradas al drenaje, la Secretaría de Salud informó que, adicionalmente, 856 mil 191 dosis se perdieron en las entidades federativas, ya sea mermas operativas, por accidentes de frío o por caducidad.
Se acepta y se reconoce como todo programa de vacunación y dada la complejidad logística que implica implementar la inmunización, que algunos biológicos sufren accidentes de red de frío o se desperdician durante la jornada (por fallas eléctricas, errores humanos, desastres naturales) o cumplen su vida útil sin poder ser aplicadas a la población por falta de demanda o preferencias personales.
Salomón Chertorivski, ex Secretario de Salud, planteó que deben ser sancionados los funcionarios del gobierno federal que permitieron el desperdicio. Se trata de un acto criminal que debe generar responsabilidades. En cualquier país del mundo, tirar recursos públicos conlleva responsabilidades para los servidores públicos.
Desvío de propósitos
En octubre de 2020, el Congreso de la Unión aprobó una iniciativa impulsada por los legisladores de Morena para desaparecer 109 fideicomisos, para que sus recursos se reintegraran a la Federación y se reasignaran a temas de salud. El Mandatario declaró que ese dinero no se emplearía en el Tren Maya.
“Es un recurso que se requiere para comprar vacunas para el Covid, para que se tenga el derecho a la vacuna de manera universal. declaró en su conferencia matutina del 6 de octubre de 2020”.
40.8% de los 64 mil 524 millones de pesos, se utilizaron en el Tren Maya y otros proyectos prioritarios, y 9.35% en vacunas, según reportes de la Secretaría de Hacienda. Sólo 6 mil 35 millones de pesos se invirtieron en la compra de vacunas contra el Covid-19.
La promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador de que los 64 mil 524 millones de pesos obtenidos por la desaparición de 109 fideicomisos se utilizarían para la compra de vacunas fue incumplida, pues a dos años de que se avaló la extinción, reportes de la Secretaría de Hacienda señalan que sólo 9.4% se usó para ese fin, el resto se invirtió en el Tren Maya y otros proyectos prioritarios del Ejecutivo.
El informe «La respuesta de México al Covid-19: Estudio de caso» que coordinó el doctor Jaime Sepúlveda para el Institute for Global Health Sciences, es demoledor. “En términos políticos se cometieron errores gravísimos. No hubo espacios de deliberación para tomar decisiones informadas. Concentrándose el poder de decisión en un grupo minúsculo, no se consultó expertos. Los asuntos técnicos fueron politizados; las acciones no se revisaron cotidianamente para ponderar su impacto. Se marginó a los científicos, se ignoró a las universidades”.
El veredicto de expertos e instituciones internacionales sobre el manejo de nuestro país ha sido condenatorio por unanimidad. La pandemia resultó para muchos países una verdadera prueba de liderazgo.