*El académico de la UNAM dictó la conferencia “Educación con integridad”, a docentes de la Universidad de Colima
En el ámbito escolar, dijo el Dr. Óscar Zavala Gamboa, investigador de la UNAM, las prácticas de corrupción afectan de manera directa el acceso y la permanencia de las y los estudiantes, además de generar desinterés en la gente por modificar la situación, falta de capacitación y formación docente, fallas en los mecanismos de vinculación escuela-trabajo, debilitamiento del mercado laboral y un considerable impacto social.
Óscar Zavala dictó la conferencia virtual “Educación con Integridad”, como parte de las Jornadas Académicas 2022 de la Universidad de Colima.
Este académico, que ya ha participado antes en seminarios y actividades académicas de la UdeC, dijo que la corrupción es un término que, de tanto utilizarse, sobre todo en los discursos políticos, significa todo y a la vez nada. La palabra viene del latín corrompere, o “romper algo entre dos, destruir conjuntamente su integridad”.
Hablar de combatir la corrupción, dijo, no es sólo hablar de sanciones, sino también de prevención, ya que estas conductas implican incluso cuestiones filosóficas, económicas, políticas y del ámbito del derecho. El problema con la corrupción, agregó, es que no es fácil de medir, y lo único que se mide en las encuestas es la percepción ciudadana, de ahí la gran importancia que tiene fortalecer y legitimar las instituciones.
Para evitar que la corrupción afecte tanto el ingreso como la permanencia de las y los jóvenes en las escuelas y universidades, Zavala Gamboa propuso fortalecer la integridad, un concepto derivado del adjetivo latino integer, “intacto, entero, no tocado o alcanzado por un mal o por algún daño”.
Propone enseñarles a los estudiantes y a la ciudadanía “no sólo porqué no hay que ser corruptos, sino cómo evitar que las instituciones sean corruptas para evitar que se tenga una percepción de corrupción en los ámbitos educativo e institucional”.
En su charla citó a Sergio Cárdenas Denham, quien en su artículo “La corrupción en sistemas educativos: una revisión de prácticas, causas, efectos y recomendaciones”, dice que la corrupción en dichos sistemas se deriva de la presencia de culturas organizacionales en las que sistemáticamente se desplazan objetivos institucionales para impulsar otros individuales.
En este caso, comentó Zavala Gamboa, “hablamos del concepto de corrupción en sentido estricto, hablamos de la existencia de grupos paralelos dentro de las instituciones educativas, cuyo objetivo principal es beneficiar a unos en perjuicio de otros, generalmente con algún beneficio para ambos”.
La corrupción, aclaró, no sólo afecta al sector público, sino también al privado y no es privativa de México, sino de muchos países en el mundo. Citó incluso a Gabriel Sáenz, quien habla de la “ciencia de la mordida obligatoria”, para lamentar que en nuestro país “nos hemos educado desafortunadamente en la ciencia de la mordida”.
En este sentido, recomendó no sólo educar con integridad, sino promover una cultura preventiva que empieza con la declaración patrimonial de las y los funcionarios. En este tema, destacó, es importante la participación amplia de la ciudadanía, que puede y debe exigir transparencia y rendición de cuentas.
Finalmente, como hoja de ruta para combatir la corrupción, pidió revisar el Artículo 25 de la Ley General de Responsabilidades Administrativas, que en lo esencial propone, tanto en las empresas como en las oficinas gubernamentales e instituciones educativas, la realización de un manual de organización y procedimientos, de un código de conducta, de sistemas adecuados y suficientes de control, vigilancia y auditoría, sistemas adecuados de denuncias, políticas claras de recursos humanos y mecanismos que aseguren la transparencia en todo momento.