Instalan nuevo equipo en el Volcán de Fuego para mejorar el monitoreo

 

 

*“Tenemos instrumentos de alta precisión, con una eficacia milimétrica, que nos permiten saber qué es lo que está ocurriendo debajo del edificio volcánico”: Dr. Raúl Arámbula.

 

Con la finalidad de mejorar las capacidades de monitoreo en el Volcán de Colima y gracias al trabajo colaborativo entre la Universidad de Colima, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) y la Universidad de Cádiz, España, se instaló en días pasados un nuevo GPS que se integra a los poco más de 30 sensores con que ya cuenta el Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos (CUEV) de esta casa de estudios.

 

Lo anterior fue dado a conocer por el director del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos, Dr. Raúl Arámbula Mendoza, quien señaló que actualmente se cuenta con tres GPS, cuya función es medir la deformación del Volcán cuando ocurre una intrusión de magma por debajo del edificio volcánico; “se trata de instrumentos de alta precisión, con una eficacia milimétrica, que nos permiten saber qué es lo que está ocurriendo debajo del edificio volcánico”.

 

En entrevista, el científico agregó que el CUEV cuenta con alrededor de 33 sensores distribuidos entre dos y diez kilómetros alrededor de las faldas del Volcán de Colima, donde, además de los GPS, se encuentran instalados sismómetros que miden la velocidad del terreno y detectan los sismos.

 

“Además, contamos con sensores de infrasonido que registran ondas acústicas de muy baja frecuencia, menores a 20 Hertz; también con cámaras de luz visible que apuntan al edifico volcánico y a las barrancas del Volcán; cámaras térmicas que detectan variaciones de temperatura e inclinómetros que permiten registrar cambios de inclinación en las laderas del volcán”, completó.

 

Todos los datos generados por esta red de dispositivos, añadió, son analizados, procesados e interpretados por los investigadores y expertos del CUEV y gracias al convenio que existe entre la Universidad de Colima y la Unidad Estatal de Protección Civil del Estado de Colima, destacó, “existe una estrecha comunicación con las autoridades para informarles cuando se presenta un incremento importante en la actividad volcánica; estamos también cerca de firmar un convenio con Protección Civil y Bomberos del Estado de Jalisco, porque básicamente compartimos nuestros datos sísmicos con dichas dependencias”.

 

Sobre los sensores que están instalados en el Complejo Volcánico de Colima, el investigador universitario señaló que cada uno de ellos “genera una serie de tiempo y los especialistas del CUEV correlacionan todas las señales en busca de variables a lo largo del tiempo. Lo que hacemos es comparar las diferentes señales a lo largo del tiempo e ir viendo cómo varían y de esa forma sabemos si el volcán se está reactivando”.

 

Arámbula Mendoza comentó que, si bien existe un patrón de comportamiento en los últimos periodos eruptivos, también hay una variable que es más compleja de predecir y por eso, añadió, “una mayor cantidad de sensores y su correcto procesamiento e interpretación por parte del recurso humano especializado, nos permiten mejores diagnósticos y estudios sobre el Volcán de Colima”.

 

Agregó que el diagnóstico de la actividad del Volcán es un trabajo multidisciplinar que cuenta con la participación de especialistas que estudian diferentes aspectos, como la sismicidad, la emisión de gases, los acuíferos que bajan del volcán y las imágenes satelitales; “cuando alguno de nosotros ve cambios en algún patrón, nos reunimos con nuestros colegas y empezamos a intercambiar información y, de ser necesario, se pasa esa información a las autoridades de Protección Civil”.

 

Desde el punto de vista de la formación académica, el experto señaló que el Volcán de Colima es también un gran laboratorio natural, por lo que estudiantes de carreras como Topografía y Geomática han colaborado con el CUEV como parte de su servicio social, prácticas profesionales o la realización de sus tesis, así como estudiantes de maestría o de doctorado de otras universidades; “el de Colima es el volcán más activo de México, tanto por sus actividad histórica, registrada en libros o periódicos, como por sus registros geológicos, entonces hay mucha geología alrededor del Volcán que todavía se necesita estudiar para mejorar el entendimiento de cómo trabaja”.

 

Dijo también que el Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos es el más longevo del país, pues mantiene un monitoreo constante de la actividad volcánica desde su creación, en 1989, además de una colaboración estrecha con las autoridades para la toma de decisiones en materia de protección civil, tanto con los gobiernos de Colima como del estado de Jalisco; “se han evacuado poblaciones de ambos estados basados en el monitoreo que realizamos, esto es uno de los apoyos que da la Universidad en beneficio de la sociedad, siempre considerando como lo más importante salvaguardar la vida de las personas así como su patrimonio”.

 

Raúl Arámbula también habló de algunos proyectos que se están desarrollando desde el CUEV y que por motivo de la pandemia se vieron retrasados, como la apertura de “La casa del Volcán”, un museo científico que estará ubicado en la comunidad de El Nuevo Naranjal y que se planea abrir al público este año con el objetivo de tener un espacio de divulgación sobre el coloso de fuego. Además, “le estamos dando forma a la idea de realizar un evento de puertas abiertas donde la gente pueda visitar el CUEV y conocer de primera mano las actividades de monitoreo que realizamos, además de resolver sus dudas al respecto”.

 

Finalmente, el científico invitó a la población en general a visitar las redes sociales del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos, que se encuentran en Facebook, Twitter, Instagram y Youtube, donde dan a conocer, recordó, reportes e información sobre la actividad más reciente del Volcán de Fuego; “desde este centro queremos aconsejar a la población que no propague ni haga caso de rumores, tomando en cuenta siempre las fuentes oficiales con respecto a los fenómenos naturales, además de no ascender al Volcán que, aun en épocas de baja actividad, sigue siendo peligroso”.