Se murió el Insabi
Una de las mayores apuestas del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que dirige el tabasqueño Juan Antonio Ferrer, y que sustituyó al Seguro Popular, fracasó rotundamente. Ahora, enviaron al director del IMSS, Zoé Robledo, al salvamento de la población que le tocaba atender a este primer organismo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó el plan de federalización del sistema de salud, a través del IMSS-Bienestar, y en el cual se prevé invertir cerca de 200 mil millones de pesos.
Este nuevo plan busca garantizar el derecho a la salud de todos los mexicanos y consiste en: “Rehabilitar hospitales, centros de salud, equiparlos, que no falten los médicos, los especialistas, las enfermeras, los trabajadores de la salud, que haya médico todo el tiempo en los centros de salud, en los hospitales, que no sea sólo de lunes a viernes ni que se pueda uno enfermar el fin de semana, que no falten los medicamentos y que toda esta atención sea gratuita”.
Deja a criterio de los estados el sumarse al plan y al mismo tiempo, acusó que aquellos gobiernos que no se quieren sumar es porque tienen acuerdos con empresas farmacéuticas.
AMLO acusa que algunos estados: “Quieren seguir comprándoles a las mismas empresas y tienen acuerdos, hay componendas, pero en la medida de que va a ir federalizándose el sistema de salud, nos vamos a ir dando cuenta quiénes no van a participar”.
Zoé Robledo, director general del IMSS, informó que se hace un censo para poder conocer el estado que guardan las instalaciones y todo el servicio de atención médica.
Este censo ayuda a identificar la situación del sistema de salud en los componentes médico, de enfermería, participación comunitaria, recursos humanos, financieros y materiales, servicios generales, construcción y conservación, y situación jurídica de inmuebles.
Se busca que el sistema de salud sea operado por el modelo del Programa IMSS-Bienestar y comenzará el 1 de abril. El rescate será operado, por una especie de programa o división del IMSS.
El IMSS-Bienestar opera con personal e infraestructura del Instituto Mexicano del Seguro Social, pero con recursos propios que le otorga el gobierno federal. Es decir, no toca ni recibe las aportaciones de los trabajadores y de los patrones con las que opera el bloque central del IMSS.
Y según el presidente, ese programa del instituto será el que ahora se encargará de dar atención médica de calidad y medicinas gratuitas a los más de 50 millones de mexicanos que no tienen IMSS, ISSSTE, Pemex ni ningún esquema de seguridad social.
El IMSS-Bienestar atenderá a la población que estaba en el Seguro Popular en anteriores sexenios. Y, al mismo tiempo, también le quitará el mando a los gobernadores y a sus administradores en torno a los recursos de salud y ahora, el dinero será manejado desde la Federación. El INSABI prácticamente quedará desmantelado.
Los 80 hospitales rurales y clínicas del IMSS-Bienestar sólo atienden algunas enfermedades y su trabajo es básicamente hacia la prevención.
El IMSS-Bienestar, de ser un programa al que le daban el mínimo del presupuesto porque su atención era en las zonas rurales e indígenas más pobres y marginadas de 19 estados del país, pasará a ser el programa de salud más importante del país.
Zoé Robledo tuvo que conseguir el aval del Consejo Técnico del IMSS para asumir dicho compromiso. Estos sectores avalaron la medida, pero siempre que no se toque al IMSS ordinario, es decir, al que atiende a más de 50 millones de derechohabientes, para los cuales aportan sus cuotas.
Este programa tiene su origen en el IMSS-Coplamar, surgido hace 43 años del propio IMSS para ofrecer los servicios de salud más básicos a más de 13 millones de personas sin seguridad social. Su presupuesto, no salía del IMSS, sino de las arcas del gobierno y ha evolucionado IMSS-Solidaridad o el IMSS-Oportunidades o el IMSS-Prospera o IMSS-Bienestar, hoy será el proyecto estrella.
La Federación iniciará otra vez la afiliación de los estados al nuevo plan, inicialmente 26 estados se habían afiliado al INSABI, ahora, con el ajuste, Nayarit, Colima y Tlaxcala son las primeras entidades que ya se sumaron a la nueva estrategia de manera voluntaria.
Los estados adheridos entregarán todas las unidades médicas al IMSS Bienestar y la administración estatal conservarán su Secretaría de Salud como rectora y autoridad de salud estatal.
El IMSS Bienestar estará a cargo de la atención médica. Para el tercer nivel de atención, el IMSS Bienestar podrá referir a los pacientes a institutos nacionales, por ejemplo, los cuales recibirán presupuesto directamente de la Secretaría de Hacienda e INSABI.
Respecto a los trabajadores de la Secretaría de Salud, se considera que se respetarán los derechos y la antigüedad de todos los trabajadores, que no habrá despidos injustificados y que oportunamente se darán a conocer las condiciones bajo las cuales podría llevarse a cabo la transferencia del IMSS-Bienestar.
El precedente es el acuerdo firmado con los estados de Nayarit y Tlaxcala, en donde se ha establecido la obligación de las dependencias de respetar todos los derechos de los trabajadores.
Así, al cuarto año de gobierno, surge un nuevo programa de salud que sustituye al programa original que resultó ser un fracaso y que no logró llenar lo que ofrecía el Seguro Popular. Se murió el INSABI y el fracaso se confirmó.
Se murió es un decir, el INSABI nunca tuvo vida.
Las diferencias con Estados Unidos
La administración del Presidente Joe Biden frecuentemente está en desacuerdo con las respuestas que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha dado para enfrentar retos del país, como la desigualdad y la corrupción, reconoció Juan González, responsable para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
El funcionario admitió las diferencias al ser cuestionado por roces entre los dos países en torno a la reforma al sector eléctrico mexicano y a la violencia contra los periodistas:
«Estamos de acuerdo con AMLO en su evaluación de los retos que México enfrenta en términos de la falta de desarrollo en el sur de México, la creciente desigualdad y la existencia de un tipo de corrupción en el sistema», dijo González a The Americas Quarterly, publicación del Consejo de las Américas con sede en Nueva York.
«A menudo donde nosotros no estamos de acuerdo en cómo atender esos retos», dijo González.
Diversas compañías privadas estadounidenses quisieran que la administración Biden fuera más activa en denunciar las políticas de López Obrador, particularmente en el sector energético, pero apuntó que han debido calibrar sus mensajes para poder trabajar con el Gobierno mexicano.
Las principales agencias de inteligencia de Estados Unidos advirtieron que, en medio de sus batallas territoriales, los cárteles mexicanos están influyendo ya en procesos electorales en México, e intimidando a políticos.
En su Evaluación de Amenazas alrededor de mundo, edición 2022, que publica la oficina de la directora Nacional de Inteligencia, Avril Haines, y en la que participan las 17 principales agencias de Estados Unidos, se destaca por primera vez esta influencia de los cárteles de la droga se hizo presente en las elecciones en el país.
“Las batallas territoriales entre las TCO (Organizaciones Criminales Trasnacionales) mexicanas, que compiten por las rutas de la droga y el territorio, han dado lugar a tasas de homicidio constantes y elevadas desde 2018 que cuadruplican la tasa de homicidios en Estados Unidos”.
Además, para las agencias estadounidenses se hizo evidente que en 2021 se registraron asesinatos de candidatos, amenazas y presiones sobre otros por parte de los cárteles durante el proceso electoral de mediados de año.