*“Gil Harea hacía cosas magníficas, pero nunca eran suficientes para él”: Javier Fernández.
Una noche llena de recuerdos se vivió este martes en la Museo Universitario “Fernando del Paso,” durante el homenaje póstumo al maestro Gildardo “Gil” González Garea, artista plástico que desde la década de los ochenta llegó a nuestro estado para dejar su huella entre los artistas colimenses y en la vida artística de la región y el país.
Con la participación del pintor Javier Fernández, de la curadora Tita Ochoa Rivera y del escritor y poeta Carlos Ramírez Vuelvas, el conversatorio fue una reflexión de lo más representativo y vital de Gil Garea y de su intensa trayectoria
Javier Fernández, amigo y compañero de clase del taller experimental, recordó que durante su búsqueda por encontrar un estilo propio, Gil Garea y él hacían cien dibujos diarios para luego destruirlos el mismo día y volver a comenzar de nuevo, un proceso que duró un año: “Se trataba de una búsqueda constante, de una liberación y supresión del ego, eliminar todo elemento hasta conservar la forma pura. Algunos trabajos fueron muy interesantes y aún los conservo; tal vez más adelante los muestre”.
Además, mencionó que algunos de sus amigos y coleccionistas no entendían al Gil Garea: “En ‘Pinturerías’ vemos la revaloración y una constante búsqueda que llevaba también a la autodestrucción. Eso era difícil de entender y lo hizo perder una gran oportunidad de entrar en los mundos comerciales. Hacía cosas magníficas, pero nunca eran suficientes para él”.
En este mismo sentido, Carlos Ramírez, coordinador general de Extensión de la Universidad de Colima, dijo que él conoció a Gil Garea entre 1994 y1995, “cuando Colima vivía un momento del descubrimiento institucional de la pintura y de los temas de arte y cultura, y él tenía una incorporación decidida a las agendas de las instituciones. En los ochenta había una generación de artistas locales, como el maestro Chávez Carrillo, Alejandro Rangel, Griselda Álvarez, Alberto Isaac y Gonzalo Villa Chávez, que representaban una generación feroz y rabiosa por dar una nueva interpretación a la sensibilidad local”.
También mencionó que “Pinturerías”, obra con la que obtuvo el primer lugar del concurso de cartel taurino convocado por la Fundación Cultural Televisa, es uno de los reconocimientos más importantes que obtuvo Gil y la consagración de una etapa importante de su vida: “Eso nos da una dimensión general de la obra de Gil; nos enseñó a ver la vida cotidiana de Colima desde una subjetividad que no conocíamos”.
En otro momento, Tita Ochoa compartió cómo fue el acercamiento entre el pintor y el museo: “Él vio que Colima transitaba otro momento cultural y artístico justo a partir de la fundación de este museo, que no sólo está dedicado a la figura del maestro Fernando del Paso sino que desde sus orígenes se concibió para la exploración de las artes emergentes; a Gil le interesó el espacio y es así como decidió mostrar la obra que producía, alejado de la vida pública, cultural y de las salas como expositor. Así fue que tuve acercamientoa con él y trabajamos en varios proyectos”.
Explicó que cuando conoció a Gil Garea le sorprendió la potencia y la energía que transmitía: “Es maravilloso ver a un artista en su proceso de creación, y más el ver a Gil desbordado en su trabajo. En el museo tenemos varias de sus obras, una serie dedicada a la fauna marina que forma parte del acervo universitario. Otra serie llamada ‘Micheladas’, inspirada en Alfonso Michel, piezas de excelente factura que dan muestra de su propuesta como artista y que nos dejan este legado a Colima. Estas últimas piezas no están exhibidas, pero ojalá algún día podamos verlas”.
Este evento aún puede ser visto y escuchado a través del Facebook de El Comentario. Además de este homenaje, durante todo el mes de febrero se exhibirá una muestra de la obra de Gil Garea en el museo “Fernando de Paso”.