Ese año en Europa ocurrió una serie de protestas estudiantiles, sobre todo en Francia. Un elemento que influyó en México, pero su impacto fue menor a lo que sucedía en Estados Unidos, recuerda Guevara Niebla.
En ese país había una intensa oleada de protestas contra la guerra en Vietnam, la lucha por los derechos civiles de algunas minorías así como un creciente proceso de liberalización sexual y feminismo.
“Coincidieron muchos factores”, recuerda el fundador del CNH. “A través de la televisión sabíamos lo que ocurría en Estados Unidos y con los jóvenes de Francia”.
“Los estudiantes de México vivíamos en un mar de estímulos que jugaron un papel decisivo para explicar la revuelta estudiantil”.
Rolando Cordera recuerda. “Los estudiantes del 68 en México se unieron a un reclamo internacional frente al orden existente en aquel tiempo”.
“En el caso nuestro era un orden muy autoritario, que no respetaba las movilizaciones de reclamo social”.
Con tal escenario el movimiento estudiantil creció en poco tiempo. A las primeras manifestaciones, en julio de ese año, acudieron cientos de jóvenes.
Al paso de los meses aumentó el número de asistentes. En la llamada Marcha del Silencio, el 13 de septiembre, participaron más de 150.000 personas.
No todos eran estudiantes. El movimiento logró el respaldo de sindicatos, grupos de vecinos y hasta amas de casa. Las protestas se extendieron por varias ciudades del país.
Las demandas del CNH también cambiaron. Al inicio era la disolución del cuerpo de granaderos, eliminar de las leyes el delito de disolución social y castigo a los responsables de agredir estudiantes.
Luego el pliego petitorio incluyó la liberación de todos los presos políticos, y un diálogo público y abierto del Consejo Nacional con el gobierno federal.
Juegos Olímpicos
Entre los varios factores, algunos historiadores coinciden que ese 1968, México era sede de los Juegos de la XIX Olimpiada, programada para empezar el 12 de octubre de ese año.
Semanas antes del evento llegaron periodistas enviados por medios internacionales. Además sería la primera vez que los Juegos Olímpicos se transmitirían por satélite a todo el mundo.
Para ese momento, las protestas estudiantiles eran más intensas. Muchos periodistas empezaron a cubrir las movilizaciones.
No era la imagen de país que pretendía enviar el gobierno de Díaz Ordaz. Además, el presidente estaba convencido que los estudiantes formaban parte de una especie de conjura comunista en contra de los juegos.
La decisión fue enviar un mensaje contundente para terminar con la rebeldía de varios años, señala Guevara Niebla.
“Después de 1968, Díaz Ordaz declaró que al enfrentar el conflicto se habían agotado los recursos políticos y se tuvo que acudir a la fuerza”, recuerda.
“Lo que se quería era destruir de un solo golpe el movimiento estudiantil para dar paso a las Olimpiadas. La represión tuvo lugar diez días antes de que empezaran, estaban obligados a sofocar las protestas, pero lo hicieron de una manera brutal”.
A continuación te recomendamos cinco obras indispensables para adentrarse en el contexto histórico, político y social en el que se dio el movimiento estudiantil de finales de la década de 1960.
México 68: Juventud y revolución
José Revueltas fue uno de los primeros intelectuales en acercarse al movimiento de 1968, por lo que se involucró estrechamente en diversas actividades como reuniones, marchas, asambleas, propaganda y elaboración de desplegados. Los textos escritos por Revueltas durante los meses del movimiento y posteriormente en la prisión de Lecumberri (tras ser acusado de ser el autor intelectual del movimiento) se encuentran reunidos en esta publicación.
En sus hojas se hallan apuntes políticos, cartas, documentos y notas personales en torno a las movilizaciones de estudiantes. Este texto se compone como un diario del movimiento estudiantil y constituye un testimonio de su importancia histórica para México y para la propia vida del escritor galardonado con el premio Xavier Villaurrutia.
La noche de Tlatelolco
Tres años después de la matanza de estudiantes a manos del Ejército, la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska publicó un libro en el que recogió testimonios de estudiantes, las víctimas y sus familias sobre el movimiento de 1968. El texto se trata de una crónica periodística que se divide en dos partes, la primera de ellas aborda los sucesos previos al mitin programado en la Plaza de las Tres Culturas, y la segunda se enfoca en la narración propiamente de los hechos referentes al 2 de octubre.
Para la elaboración del libro, Poniatowska entrevistó en prisión a presos políticos, habló con personas de a pie e interpeló a figuras que no fueron parte del movimiento o que incluso estaban en contra de él. Este texto se ha convertido en un libro emblemático de la historia de México y en una pieza indispensable para pensar y adentrarse en el movimiento de 1968.
1968. Los archivos de la violencia
Esta publicación, autoría de Sergio Aguayo, es considerada uno de los libros más completos sobre el movimiento estudiantil de 1968. Se compone de un exhaustivo trabajo documental con fuentes nacionales e internacionales, documentos oficiales y archivos desclasificados; así como de la recolección, a través de entrevistas de primera mano, de diversos testimonios, entre ellos de protagonistas y algunos funcionarios de gobierno y del Ejército que aportan nuevas luces y claves a la información en torno a la matanza del 2 de octubre.
Esta obra de Aguayo es un riguroso trabajo de investigación imprescindible para desentrañar los hechos del movimiento de 1968.
Los días y los años
No solo se trata de la primera novela de Luis González de Alba, sino que representa el primer texto sobre el movimiento de 1968 publicado por uno de sus líderes o protagonistas. El libro es un diario, una crónica, un testimonio personal y una novela que da cuenta de la realidad convulsiva en la que se encontraba el país y narra el ánimo y espíritu de los jóvenes estudiantes.
González de Alba realizó el texto mientras se encontraba preso en Lecumberri, donde fue ingresado tras ser detenido por soldados el 2 de octubre de 1968 durante su participación en la manifestación en la Plaza de las Tres Culturas. Las letras de Luis González de Alba recrean la vida de los presos políticos en Lecumberri, rememoran las marchas, asambleas y debates, y reconstruyen los procesos del movimiento estudiantil, desde su organización y crecimiento, hasta sus conflictos internos.
68
Esta obra de Paco Ignacio Taibo II está constituida por las memorias de este escritor sobre el movimiento de 1968 y su participación en él. El texto surge de las notas que Taibo II realizó sobre el movimiento hacia 1969 y que originalmente serían utilizadas para escribir una novela, pero 35 años después cambió de estructura y dichos apuntes se convirtieron en una memoria narrada en primera persona.
En el libro Taibo II intenta responder las grandes interrogantes históricas sobre este hecho relacionadas con las motivaciones del movimiento, los protagonistas anónimos, los cuerpos de los asesinados, entre otros temas.
Con información de:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45714908
https://www.gob.mx/cultura/es/articulos/el-color-de-la-sangre-no-se-olvida-2-de-octubre-en-la-memoria-historica?idiom=es