Profesor de la Universidad de Alicante habla sobre mercados en semana de Arquitectura y Diseño

*“El funcionamiento de la economía global ha dejado de lado una actividad que se llevaba a cabo en edificios que permitían generar relaciones entre ciudadanos dentro del mismo espacio urbano”, dijo el profesor Carlos Barbera.

En estos días se llevó a cabo la conferencia “El mercado de Santa Caterina como lenguaje. Un análisis arquitectónico desde la experiencia”, que fue impartida de manera virtual por el catedrático e investigador de la Universidad de Alicante, España, Carlos Barbera Pastor, en el marco de las actividades de la semana de la Facultad de Arquitectura y Diseño (FAyD) de la Universidad de Colima.

Carlos Barbera comentó en su ponencia que el actual mercado de Santa Caterina de Barcelona, en España, ocupa el espacio donde estuvo ubicado un convento hasta el año 1836. Después, dijo, entre los años 1844 y 1848 fue construido el primer diseño del mercado; “se trataba de un mercado muy sencillo, un mercado de repertorio construido con la participación de un maestro de obras y desde un planteamiento muy utilitario”.

El nuevo mercado, añadió, surge como una rehabilitación realizada en 1997 por los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue, mediante una intervención que modifica elementos del edificio antiguo.

Dijo también que el mercado “es uno de los programas arquitectónicos más antiguos de las ciudades europeas, que ha ido disminuyendo durante el último siglo debido a la proliferación de los grandes centros comerciales; el funcionamiento de la economía global ha dejado de lado una actividad que se llevaba a cabo en edificios que permitían generar relaciones entre ciudadanos dentro del mismo espacio urbano”.

El mercado, agregó, “es un símbolo de su tiempo, particularmente de la época de la industrialización en Europa, debido a elementos como su cubierta y su estructura, que lo hacía destacar dentro del trazado urbano. Esta magnificencia con la que se presenta un mercado entre los edificios de la ciudad lo hace convertirse en un monumento; es un edificio significativo en la ciudad, que adopta una tipología referida al mundo de la industrialización y a la economía de ese momento, con el lenguaje que marcaban estos materiales y sistemas constructivos”.

Barbera Pastor destacó elementos arquitectónicos del actual mercado de Santa Caterina, como las cubiertas que sobresalen de la fachada y que invitan al viandante a pasar al mercado para adentrarse en su interior; “el edificio tiene un carácter de atracción, tiene un poder de seducción para mostrar un interés a la gente que pasea por la calle. Es como si se tratara de una simbiosis entre calle y mercado”.

Por último, señaló que esta propuesta arquitectónica es principalmente un rescate que tiene la intención de mantener vigente una de las actividades urbanas más antiguas que existen en la ciudad; “es una recuperación de los mercados ante la imposición de una economía capitalista, una propuesta por mantener o recuperar las relaciones que se establecen en el espacio público y un intento por devolver una actividad vital y necesaria para la ciudad”.