Tres años después

El pasado jueves, Morena y el gobierno federal festejaron el triunfo electoral de AMLO el primero de julio de 2018, victoria contundente de 30 millones de votos que lo llevaron a la presidencia de la república, se festejó lo que sucedió hace 3 años.

Con ese motivo, el presidente AMLO festejó y Morena bailó en el auditorio nacional por el triunfo arrollador de hace 3 años, lo que quiere decir que el gobierno festeja y baila, mientras el pueblo protesta y los niños con cáncer mueren por la falta de medicamentos, como lo reporta la AMAC, sobre el fallecimiento en lo que va de este gobierno de 1,602 niños que perdieron la vida al no contar con los medicamentos adecuados.

Lo que sucedió en la elección del 2021 no ha sido motivo de festejo, no hay razón para ello, se festeja hoy el triunfo con 30 millones de votos de 2018, no los 16 millones que obtuvo Morena en 2021, sobre esto no hay festejo, ni informe ni bailongo.

Morena sigue explotando el triunfo del 2018, olvida la elección del 2021 y se brinca a la elección del 2024, al destapar a Claudia Sheinbaum como futura presidenta, a coro de los asistentes al auditorio nacional, lo que quiere decir que ya están pensando en quien debe sustituir a AMLO en la presidencia de la república, ello me parece una falta de respeto al aún presidente, que apenas va a la mitad de su sexenio que, para los simpatizantes de Claudia, al parecer el sexenio de AMLO se está terminando.

Mientras el presidente en la mañanera continúa buscando culpables de la derrota electoral de Morena en la ciudad de México y en la Cámara de diputados, los del partido Morena ya piensan en sustituirlo.

El presidente AMLO no para en su obsesión de denostar a la clase media y acusarla de encabezar la rebelión electoral que impide a Morena festejar los resultados de la elección del 2021.

La nueva clase media de la 4T

El presidente AMLO, así como desapareció el seguro popular y lo sustituyó por el INSABI, así como desapareció la construcción del aeropuerto de Texcoco y lo sustituyó por el aeropuerto en construcción Felipe Ángeles, así como desapareció las guarderías infantiles y no construyó nada que las sustituyera, ahora pretende desaparecer la clase media, porque no votó por los candidatos de Morena.

El gobierno quiere una nueva clase media, sacar de la pobreza a millones de mexicanos para constituir una nueva clase media, más humana, más fraterna, más solidaria, adujo el presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Sí queremos una clase media. Sacar de la pobreza a millones de mexicanos, que mejoren en sus condiciones de vida, en sus condiciones de trabajo, pero que también no dejen de voltear a ver a los desposeídos, los necesitados, a los marginados, que no se le dé la espalda al que sufre.”

“Y que además estén más conscientes y más politizados para que resistan campañas de manipulación. Entonces, tiene que ser una gente muy despierta, muy inteligente. Y muchas veces esto no tiene que ver sólo con el nivel académico, hay quienes tienen nivel licenciatura, maestría, doctorado y son muy susceptibles a la manipulación”.

Para AMLO, aspirar a vivir mejor es egoísmo una actitud conservadora y ahí se contradice el presidente, porque aspirar va en contra de la actitud de conservar el estado de cosas, implica cambiarlas. AMLO; es un aspiracionista, y aspiró al poder presidencial en tres ocasiones; pero, en cambio, él busca que la gente se conforme con lo que tiene y se resigne a su situación de mediocridad o de pobreza, porque está convencido de que la espiritualidad auténtica es sufrir en esta vida y buscar la felicidad en la próxima.

Andrés Manuel López Obrador aseguró que ser aspiracionista produce mucha infelicidad. Consideró, que la mamá y el papá del diablo son la ambición desmedida al dinero, cuando las personas deben sólo preocuparse porque en su casa no falte lo necesario, si tienes ya un par de zapatos para que compras otros.

“La ambición desmedida, el dinero, a eso me refiero cuando planteo que hay que luchar por una sociedad mejor, no materialista; no buscar progresar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole, triunfar, el fin justifica los medios; no hay que tener lo necesario para vivir, para mantener a la familia, que no falte nada en la casa, a los hijos vivir al mismo tiempo con mucha dignidad, con valores, con moralidad, que no nos obnubile el dinero, el querer salir adelante, destacar a como sea, pasado por encima de todos, ese aspiracionismo produce mucha infelicidad”.

La felicidad no la genera el dinero y que la fama o los títulos académicos no son la felicidad, pues ayudar al prójimo sí lo es, así como estar bien con uno mismo.

López Obrador, predica contra el deseo de triunfo y apela a la religión para apuntalar su proyecto y exaltar el conformismo con la vida que a cada quien le tocó vivir, como si esa fuera la voluntad divina y resistirse a ella un pecado. Busca que la gente se informe sólo con su palabra en la mañanera y que no haga caso del pensamiento contrario a la 4T.

El pecado de aspirar

El 14 de junio Jesús Silva Herzong Márquez escribió en el periódico reforma sobre el aspiracionismo:

“Para AMLO, el aspirancionismo es el peor de los pecados porque es pueblo que reniega de ser pueblo. Idolatría: dejar de reverenciar a la única divinidad y adorar falsas imágenes. Distraerse en la pequeñez de la colegiatura, ilusionarse con un cambio de casa son formas de la apostasía: abandonar la verdadera religión para esclavizarse a las mensualidades de una tarjeta de crédito. Entregarle el alma al diablo. Miserables clasemedieros que se esfuerzan por darle educación superior a sus hijos, que quieren cambiar el coche el año siguiente y que planean vacaciones para navidad.

Aspiracionista es, por eso, quien comete el pecado de actuar como individuo, quien no acepta su origen como mandamiento. Una poderosa insumisión solitaria. El pecador que recibe la condena presidencial es una persona que se rebela. Es un individuo y es, por eso mismo, caprichoso. Cambia de parecer, muda de simpatías, apoya un día y da la espalda al día siguiente. Ahí está el demonio que combate con furia el hombre del palacio: el individuo. El mensaje es claro: el individuo, condición indispensable de la ciudadanía, es una categoría que el presidente detesta. La palabra misma no aparece en su vocabulario porque se emplea siempre, como “individualismo”, su derivación como un escarnio que se emplea como si fuera un sinónimo de egoísmo.

Con información de: https://apropositofmp.wordpress.com/2021/07/03/tres-anos-despues/