*La artista plástica y profesora universitaria realizó una investigación sobre tres esculturas de la ciudad: la Figura obscena, el Toro echado y los Perritos Colimotes.
En su proyecto de investigación para obtener el grado de doctora, Sandra Uribe
Alvarado, artista plástica y profesora de la Universidad de Colima, analizó las formas que
los jóvenes tienen de mirar y apropiarse del arte público y encontró, luego de un trabajo
etnográfico y con talleres reflexivos, que la ubicación de las obras de arte es fundamental
para lograr un mayor impacto.
En su proyecto sobre el Arte público y los jóvenes, con el que el año pasado obtuvo
el grado de Doctora en Ciencias y Humanidades para el Desarrollo Interdisciplinario por la
Universidad Autónoma de Coahuila y la UNAM, Sandra Uribe estudió tres esculturas
públicas localizadas en la zona norte de Colima: La Figura Obscena, del artista José Luis
Cuevas; el Toro Echado, de Juan Soriano, y los Perritos Colimotes, réplica de Guillermo
Ríos Alcalá de una escultura precolombina.
Participaron en su proyecto estudiantes de cuatro licenciaturas de la UdeC: Derecho,
Ciencias, Filosofía y de la Licenciatura en Danza del IUBA. También participaron jóvenes
del programa educativo para adultos del INEA en Colima.
Sobre sus conclusiones, adelantó que “la interacción con el arte es una construcción
social y dialógica; la experiencia etnográfica de los jóvenes enriqueció la apreciación y el
gusto por las obras. Mirarlas en perspectiva, de lejos y de cerca modificó el reconocimiento
del arte público; por lo tanto, la ubicación de las obras es fundamental para lograr su
impacto. No es lo mismo mirar una obra de arte en el contexto cerrado de un museo que
apreciarla en un espacio público urbano; las diferencias son notables para el consumo
cultural. En ese sentido, con mi investigación refuerzo la idea del compromiso ciudadano
que debe tener el arte público”.
De acuerdo con lo que encontró en su trabajo, “la experiencia estética involucra
emociones, sentimientos y estados de ánimo. Por ejemplo, en el caso de la Figura Obscena,
que generó un rechazo social cuando se instaló, se sumó una mala promoción que le hizo
un alcalde de Colima, que incluso la dañó al intentar quitarla de su lugar. En la
investigación observamos que los jóvenes reconocieron un gusto estético y valoraron la
calidad de la obra. Su experiencia etnográfica enriqueció detalles antes no reconocidos.
Sabemos que el arte público puede generar controversias por los gustos heterogéneos de los
ciudadanos, por ello, considero necesario fortalecer una cultura de apreciación artística para
enriquecer nuestro propio conocimiento y sentido del arte público”.
Falta, recalcó, promover un mayor debate ciudadano sobre el impacto del arte
público; “considero necesario diseñar políticas culturales que incluyan la participación de
los jóvenes en el arte público, no sólo como productores de arte, sino también integrar y
analizar su participación como consumidores culturales y apropiadores del arte”.
De acuerdo con Sandra Uribe, “hay una falta de generación de conocimiento sobre
la propia cultura de apreciación artística que valore el impacto de la experiencia estética. En
el país, y Colima no es la excepción, no existen criterios sobre la selección y ubicación de
las obras de arte en espacios urbanos, como sí sucede en otros países, y también hay una
ausencia informativa sobre el cuidado y conservación de la obra de arte público, así como
de criterios curatoriales con especialistas en el tema para la adquisición de obra pública
patrimonial. Es importante abrir convocatorias específicas sobre arte público, que no se
tomen decisiones unilaterales y discrecionales, y que participen jóvenes y artistas de
trayectoria profesional”.
Sandra Uribe, además de ser profesora de la UdeC, es parte del equipo de trabajo de
la Dirección General de Patrimonio Cultural, en la Pinacoteca Universitaria.