La calidad ósea, edad y estilo de vida de cada persona son algunos factores que influyen en la incidencia de fracturas, por lo que es importante cuidar de estos aspectos para prevenir lesiones.
Una fractura es la ruptura total o parcial de un hueso y puede presentarse por fuerzas externas que aplicadas directa o indirectamente sobrepasan el punto de ruptura del tejido óseo, en situaciones como la práctica de algún deporte, actividades socioculturales, accidentes vehiculares y otros en el entorno laboral.
El titular del servicio de Traumatología del Hospital General de Zona (HGZ) No. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Colima, doctor Alejandro Amezcua Ramírez, explicó que tanto en mujeres como hombres existen factores modificables que ayudan a reducir el riesgo de este tipo de lesiones.
En las mujeres, indicó, el uso de medicamentos anticonvulsivos, anticonceptivos en la juventud, consumo de cafeína, aumento de o bajo peso, tabaquismo, alcoholismo y actividad física inadecuada, son algunos agentes que pueden ajustarse para prevenir fracturas.
Sin embargo, existen otros que no pueden cambiarse, como la multiparidad (más de un embarazo), lactancia, deficiencia de calcio o de estrógenos, menopausia temprana, amenorrea premenopáusica prolongada, disminución de la agudeza visual, pérdida de fuerza muscular, antecedente heredo-familiar de fractura de cadera o uso de aparatos de apoyo para la marcha, y ello amerita mayores cuidados.
En el hombre, abundó el especialista, la edad es un factor de riesgo más específico, de tal manera que en edades por encima de 75 años tiende a igualarse la proporción mujer/hombre que pasa a ser de dos a uno, mientras que en edades más jóvenes es de ocho a uno.
Existen además condicionantes fisiopatológicos, ya que con la edad disminuye la actividad osteoblástica ósea (formadora de hueso), es menor la absorción intestinal de calcio, se producen defectos nutricionales, carencia de vitamina D, baja exposición al sol y sedentarismo.
El tratamiento para las fracturas depende de su tipo y gravedad; puede incluir analgésicos, protección-reposo-hielo(ice)-compresión-elevación (PRICE), maniobras o procedimientos para colocar las piezas dañadas de nuevo en su posición (reducción), inmovilización de la parte lesionada (por ejemplo, con yeso o férula), y en ocasiones cirugía.
Amezcua Ramírez refirió que también pueden estar presentes o desarrollarse con posterioridad otras lesiones, como en los vasos sanguíneos y nervios, el síndrome compartimental, infecciones y problemas articulares a largo plazo.
En estos casos, las lesiones óseas, viscerales, torácicas y neurocerebrales, que suelen asociarse, determinan el pronóstico y el tratamiento de la fractura en un contexto multidisciplinario.
Precisó que el IMSS proporciona atención primaria y secundaria de acuerdo con protocolos internacionales y gracias a ellos se pueden identificar las mejores opciones terapéuticas, así como la identificación de complicaciones agudas que se presentan en pacientes con fractura de huesos largos.
Para concluir, el titular del servicio de Traumatología del HGZ No. 1 exhortó a la población derechohabiente a trabajar en buenos hábitos para llevar un estilo de vida saludable, por lo que invitó a acudir a su Unidad de Medicina Familiar (UMF).