*Invitada por la UdeC, la Dra. Deli N. Tirado, del CENID AF-INIFAP, dictó la conferencia virtual “Relación entre la calidad nutricional y el comportamiento productivo y emisión potencial de gases de efecto invernadero”.
“De ninguna manera debemos pensar que la ganadería es la principal causa de la liberación a la atmósfera de gases de efecto invernadero; aunque aporta el 18% del total de dichos gases, este valor no se compara con la contribución que tiene la industria”, dijo la Dra. Deli Nazmin Tirado González, Investigadora del Centro Nacional de Investigación Disciplinaria AF (CENID AF) / Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), durante la videoconferencia: “Relación entre la calidad nutricional y el comportamiento productivo y emisión potencial de gases de efecto invernadero”.
Comentó en su charla que se ha clasificado a la ganadería como una de los mayores contribuyentes al impacto ambiental, sin embargo, explicó, “modificar y equilibrar la alimentación de los rumiantes es una alternativa para reducir este riesgo. Si los productores ajustan los nutrientes que le dan a comer a su ganado, puede disminuirse la emisión de los gases de efecto invernadero producidos durante la fermentación del alimento en el rumen. A mayor eficiencia en el aprovechamiento de los alimentos, habrá menos producción de gas metano”.
Agregó que “lo primero que hay que comprender es que estos alimentos tienen proporciones diversas de fibra y azúcares de fácil digestión, como los almidones. Los carbohidratos fibrosos comprenden todo aquello que se encuentra estructurando la pared celular de las plantas, en tanto que los no fibrosos corresponden al contenido celular. En alimentación animal –añadió–, cuando hablamos de forrajes nos referimos a todos los alimentos altos en carbohidratos fibrosos, en tanto que los concentrados son todos los cereales forrajeros, ingredientes individuales y/o combinación de estos balanceados, con baja cantidad de fibra”.
Destacó que los investigadores e investigadoras “se han enfocado especialmente en encontrar cómo se pueden optimizar estas proporciones, con el fin de maximizar la cantidad de fibra que se le da a los rumiantes y con ello reducir los costos potenciales sin abatir la producción; es decir, maximizar la cantidad de forraje sin disminuir la producción potencial de leche y carne y la calidad de estos productos”.
Comentó que comprender la relación que hay entre los alimentos y la producción, parte de entender que cuando se alimenta al rumiante no se hace de forma directa, sino que se busca incluir también los ingredientes requeridos por las bacterias que forman parte de su cámara de fermentación o rumen (que tiene una gran diversidad de microorganismos).
Cualquier cambio en la alimentación, resaltó, “provoca cambios en la microbiota ruminal que, a partir de la digestión de ciertos componentes celulares, produce ácidos grasos volátiles (principalmente acético, propiónico y butírico) indispensables para dar energía y provocar la producción del rumiante. En este proceso de fermentación también se libera hidrógeno, que es utilizado por otros microorganismos para producir gas metano. La acción de estos microorganismos es muy importante, porque de otra manera el hidrógeno se acumularía en el interior del rumen, afectando el pH, y como es un microambiente, muchas bacterias benéficas para la digestión del rumiante morirían, comprometiendo la salud del animal”.
Para finalizar, precisó que utilizar subproductos en la alimentación del ganado es una de las alternativas para reducir el impacto ambiental; “ya que no se puede eliminar la fibra de sus dietas totalmente, el uso apropiado de subproductos (principalmente el rastrojo de maíz, avena, trigo y prácticamente de todos los esquilmos agrícolas) en combinación correcta con balanceados, granos y suplementos (enzimas, probióticos, minerales, etc.), permitiría reducir costos de producción, permitiendo a los humanos el consumo mayoritario de los granos”.
Esta conferencia formó parte del 1er Congreso de Producción Bovina, Ovina y Caprina organizado por la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad de Colima, campus Tecomán.