HUMANIZAR LA JUSTICIA.
Hoy en día, la justicia se encuentra totalmente deshumanizada y no porque esté siega como generalmente se pinta a la diosa Themis, sino porque quienes de alguna manera, bien sea por un favor, por compadrazgo o compromiso, ocupan un cargo dentro de la esfera de la administración de justicia y la verdad es que ni administran justicia, más bien la deshumanizan, pues al tener un “cargo jerárquico” superior a sus subalternos, se marean totalmente y eso que apenas han subido un peldaño, como es el caso de la jefa de despacho de Villa de Álvarez, de nombre Maritza, que usurpando funciones y so pretexto de la pandemia, gira instrucciones a la inferiores jerárquicos en el sentido de que coloquen pasquines en las puertas de la entrada a los Juzgados Civiles y Mercantiles de la ciudad taurina, acotando el tiempo de labores de dichos órganos jurisdiccionales, pues restringe la entrada a partir de las 13:30 horas, según el decir de algunos empleados de dichos lares, con el pretexto que hay que sanitizar el lugar.
Acaso la “jefa” del despacho judicial es autónoma, digo, porque en el resto de los órganos jurisdiccionales laboran en forma continua hasta las 15:00 horas, siendo la excepción los Jugados Villalvarenses y digo la excepción, porque resulta que los “altos” mandos judiciales, llámese Presidente del Supremo Tribunal de Justicia en Colima, Bernardo Salazar Santana, no tiene conocimiento de tales hechos, pues quien estos escribe acudió a las oficinas de la Presidencia del Supremo Tribunal con la finalidad de dialogar con el referido funcionario, mas como en todos lados, “su agenda está saturada” por lo que fui atendido por su secretaria particular quien se dijo extrañada de los acontecimientos laborales ordenados por la “jefa” del Despacho, mencionando que hablaría con dicha persona. Ojalá sea verdad y los tratos de la “Jefa” sean más humanos para quienes acuden a aquellos lares en busca de justicia, pues de no ser así, dicha persona tendrá que ser removida de dicho cargo a fin de que no siga violentando los derechos humanos de los justiciables, aunque es loable decir que la actual encargada del despacho judicial en los Juzgados de Villa de Álvarez ya ha ocupado otros cargos y su trato despótico ha sido igual, tan es así, que se ha ganado el desprecio de muchos de los señores abogados que acuden a los Juzgados a litigar sus asuntos.
Cabe mencionar que la Justicia es lo más humano que poseemos, y lo que generalmente más nos distancia del resto de seres vivos, gracias a la indiferencia de quienes prestan sus servicios en las instituciones encargadas de la administración de justicia.
Es precisamente el ego, lo que nos sentirnos superiores al resto de seres humanos, pues si en realdad tomáramos en cuenta el significado de justicia que no es otra cosa más que el principio moral que nos conduce a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde, jamás tendríamos que recurrir al uso de la violencia para la solución de nuestros conflictos, pero lo peor es que en donde se debe tomar muy en cuenta este principio, es en donde más se pisotea.
En el fondo, la justicia está basada en lo más sincero de nosotros mismos y curiosamente, el ser humano ha sido capaz de crear a lo largo de los milenios un mecanismo de resolución de controversias que está basado en el esclarecimiento del conglomerado hechos-derecho en un caso concreto, no es posible obtener la “verdad” de lo acaecido, precisamente porque la mayoría de los administradores de justicia no han sabido interpretar la voluntad auténtica del legislador, que no es otra cosa que el máximo acercamiento a dicha verdad, la cual satisface psicológicamente a quienes imploran una verdadera impartición de justicia.
Para intentar acercarnos a dicha realidad fáctico-jurídica, hemos creado un mecanismo también único: el llamado actus trium personarum, es decir, el proceso ante un tercero independiente e imparcial. Dicho mecanismo de resolución de conflictos tampoco está presente, ni en forma similar, en ningún otro ser vivo. Podemos encontrar en el reino animal paralelismos de la transacción, de la negociación en definitiva y sus diferentes variantes que, en el fondo, se basan en una mutua medición de fuerzas. Pero nada hay parecido a un juicio jurisdiccional.
A fin de lograr, una verdadera administración de justicia, es necesario que jueces y magistrados, implementen la política de puertas abiertas y quienes nada tengan que ver en dicha labor se abstengan de intervenir en actos que no les competen, pues de lo contrario seguiremos adoleciendo del respeto a los derechos humanos que consagran tanto nuestra constitución, como los tratados internacionales de los que México es parte en lo concerniente a la administración e impartición de Justicia.
Lo anterior, no es una utopía, pues el propio José María Morelos y Pavón nos lo dijo en el siglo XIX “Que todo el que se queje con justicia tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario.”
Finalmente es importante que los líderes de las distintas agrupaciones de abogados, se pongan las pilas y exijan las buenas prácticas de los impartidores de justicia y no tan solo se limiten a organizar convivios y acudir a las oficinas gubernamentales a inclinar la cabeza ante el gobernante en turno, pues recuerden que se deben a sus agremiados.