A Yair y a Héctor los vieron por última vez el martes 27 de octubre afuera de la vecindad donde vivían, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Ayer, sus padres acudieron al forense a identificar los cadáveres mutilados de los niños. A ellos pertenecían los restos que un hombre cargaba el pasado domingo en un diablito.
Yair tenía 12 años y Héctor Efraín, 14. Sus familiares no imaginaron que los cuerpos que hallaron entre la basura en las calles del primer cuadro de la Ciudad, serían los de sus niños.
Y es que cinco días después de que desaparecieran, la noticia de que un integrante de la Unión Tepito había sido detenido cuando llevaba los cadáveres mutilados de dos personas, los alertó.
Aún con esperanza
Aunque en la vecindad de la calle Pensador Mexicano, donde vivían los niños, se rumoraba que los habían hallado muertos, los padres no perdían esperanza.
Por eso, no dejaron de colocar anuncios de la Alerta Amber.
Esos mismos papeles con la fotografía de los dos menores no duraban más de una hora pegados porque alguien los rompía.
Pero ahí, Yahir y Héctor eran de todos conocidos. Ambos hijos de indígenas mazahuas de San Antonio Pueblo Nuevo, Estado de México, eran habitantes de la vecindad y desde pequeños se acompañaban en las horas de trabajo como ayudantes de sus padres comerciantes ambulantes.
Buscaban el amor
Ambos pretendían estudiar, pero con la pandemia y el dinero que ganaban en la venta de dulces, olvidaron los libros. Por eso, los niños rondaban por las calles del Centro en busca de algún amor de adolescentes.
Así lo mostraban los mensajes hallados en el celular de Héctor. Él se comunicaba con una joven que le prometía una relación y por la que competía con un vendedor de droga.
Y aunque sospechaban que habían comenzado a vender droga, la familia piensa que ambos fueron ejecutados por la relación con la joven. Ayer, las pruebas forenses advirtieron que los menores fueron torturados y mutilados. Aún se desconoce cuándo fue, pero sus familiares exigen que la policía investigue.
Y es que Karina, la madre de Yair, avisó a la policía sobre la desaparición de su hijo, horas después de que él no regresara a casa.
Ella recuerda que ese martes al anochecer, Yair buscó a la joven para decirle que iría a la tienda y que le compraría una gelatina. Él salió de la vecindad acompañado por Héctor, pero ya nunca los volvieron a ver.
Aunque el celular marcaba una vecindad de Belisario Domínguez como el último sitio donde estuvieron, la policía no los buscó ahí.
Por eso, la familia amenazó con bloquear calles y manifestarse para exigir justicia por el crimen.
Los hallaron pero muertos. Por eso, la familia exige que den con los homicidas.
Nota publicada en https://www.eluniversal.com.mx/metropoli/eran-de-dos-menores-de-edad-los-restos-descuartizados-que-iban-en-diablito