*La extinción de fideicomisos “ha generado incertidumbre y preocupación”, agregó, pues “no existe una clara propuesta de cómo se atenderán las necesidades intrínsecas a la actividad científica”.
Para el coordinador general de Investigación Científica de la Universidad de Colima, Alfredo Aranda Fernández, la extinción de 109 fideicomisos, “con alrededor de 37 asociados a la educación, el arte, la cultura y la investigación científica, representará un fuerte revés para el desarrollo social y económico de nuestro país”.
Alfredo Aranda fue uno de los participantes en el foro sobre el “Pronunciamiento en defensa de las y los colimenses”, representando a la comunidad científica y tecnológica del estado. Dicho foro se realizó este lunes en el Complejo Administrativo del Gobierno del Estado.
En su intervención, el profesor investigador de la UdeC recordó que la ciencia, la tecnología y la innovación son rubros que, “en un proyecto de nación que pretenda sostener y sustentar un desarrollo social integral, deben estar involucrados como ejes centrales y decisivos. En ese sentido, la existencia de fideicomisos para la investigación científica ha representado una estrategia de supervivencia que, aun en escenarios difíciles, ha permitido la subsistencia y crecimiento paulatino de una comunidad científica nacional que todavía está lejos de llegar al número y condiciones que nuestro país y sociedad merecen”.
Explicó que los 68 mil 748 millones de pesos con que se financian las actividades y proyectos de estos fideicomisos, representan alrededor del 0.25% del PIB, que sumados al 0.33% que oficialmente se destina a la ciencia, tecnología e innovación, suman 0.58%; “este porcentaje representa, en términos del presupuesto que se estima para el CONACYT en 2021, más de dos veces la cantidad que se le está asignando a este Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en el presupuesto de egresos de la federación. De ese tamaño es la extinción de los 109 fideicomisos”.
Agregó que dichos fideicomisos sirven para favorecer los proyectos de largo aliento en la labor científica en cuatro aspectos: el recurso queda dentro del fideicomiso en tanto no se use, independientemente de cambios en el año fiscal y de sexenio; el CONACYT “administra, regula y transparenta los fideicomisos que se conectan directamente con los usuarios a través del Convenio de Asignación de Recursos y de otro tipo de contratos que garantizan el ejercicio de recursos con reglas de operación claras. Esto es importante porque el CONACYT mismo no está supeditado a los tiempos de las secretarías para el ejercicio de recursos”.
El tercer aspecto tiene que ver con que una vez que se elaboran las convocatorias con ciertas áreas en mente o para cumplir con la resolución de ciertos problemas (esto incluye los que tienen que ver con problemas regionales) y se emite la convocatoria en conexión con un fondo asociado a un fideicomiso, “los recursos quedan ligados a la resolución de dicha convocatoria. No puede pausarse o cambiarse si en el fideicomiso hay recursos para ello”.
El cuarto aspecto es que los fideicomisos “permiten el aporte de recursos de diferentes niveles de gobierno, de la iniciativa privada y de otras fuentes internacionales, para lograr metas comunes que permiten planificar a largo plazo”.
En el caso particular de Colima, destacó, con la desaparición del Fondo Mixto del CONACYT, se dejarían de percibir alrededor de 70 millones de pesos, “cantidad superior a los más de 50 millones de pesos que otorga CONACYT a los diversos proyectos de investigación científica vigentes, que se realizan por la principal institución educativa de la entidad”.
Esta extinción de fideicomisos, profundizó, afectaría de manera directa a Colima, a través de su Universidad, en varios proyectos de investigación científica de largo aliento con colaboraciones internacionales.
La extinción de fideicomisos “ha generado incertidumbre y preocupación”, dijo, pues “no existe una clara propuesta de cómo se atenderán las necesidades intrínsecas a la actividad científica”.
La comunidad científica, aseveró, “está consciente de que el uso de fideicomisos no es en sí la única solución posible a dichas necesidades; sin embargo, no se percibe ninguna estrategia ni plan de sustitución. Por el contrario, hay demasiada confusión y una sensación de que la razón principal que motiva la extinción es la de propiciar controles absolutos por parte del Estado que, a su vez, abre la puerta a la discrecionalidad para la asignación de dichos fondos”.
Esta disminución de recursos podría generar un éxodo de talento, “contribuyendo a un profundo estancamiento y reducción de la comunidad científica nacional, y a un importante retroceso en los avances que se han conseguido en los últimos años. De manera lamentable, pone en riesgo a las nuevas generaciones de científicas y científicos de nuestro país, lo que sin duda lastimará irreversiblemente a la ciencia y por ende a nuestro país, en el mediano y largo plazo”.
Por eso, finalizó “respetuosamente solicitamos a las autoridades correspondientes e involucradas a que, antes de proceder con la eliminación de los fideicomisos, inviten a la comunidad científica nacional, incluyendo de manera importante a quienes laboran y realizan ciencia en todos los estados de la república, a proponer alternativas y generar estrategias que pudiesen mejorar y/o modificar el esquema actual de financiamiento, enfatizando, siempre, la transparencia, responsabilidad y calidad”.