Jesús Rodarte Guadarrama
MORENA no es invencible, el pasado domingo 18 de octubre, se celebraron elecciones intermedias locales en dos estados, en las que el gran ganador fue el PRI, con todos los distritos ganados en el estado de Coahuila y alrededor de 30 alcaldías en Hidalgo, manteniendo así su histórica hegemonía en esas entidades.
Los festejos en la dirigencia nacional priista no se hicieron esperar, echaron las campanas al vuelo por todo el país como si hubiesen regresado a la presidencia de la república y claro que toda la oposición se alegró de que MORENA no ganara más fuerza en los comicios; de igual manera la ya conocida reacción de desconocer los resultados no favorables del partido oficial estuvo presente al final de la jornada.
El PRI nacional salió a rueda de prensa con la premisa “estamos de vuelta”, y es cuando me pregunto ¿el PRI está de vuelta?, en la realidad nacional puede ser, pero el cantar en Hidalgo y Coahuila es otro, en esas latitudes la pregunta sería más bien ¿cuándo se fue el PRI?, y es que basta con analizar un poco la dinámica electoral de estas entidades que es sumamente peculiar en comparación al resto de los estados.
En Hidalgo y Coahuila casi cada año hay elecciones, un año para alcaldes, otro para diputados locales, el siguiente para gubernatura, el próximo para elecciones federales y comienza de nuevo el ciclo y pensar que en Colima hay quien se aburre de tenerlas cada 3 años.
Recordemos que en Coahuila únicamente se votó por diputados locales, obviamente al ser el cargo de menor rango en disputa en las elecciones, es natural que el interés de los ciudadanos por participar y en consecuencia la concurrencia en los comicios sea extremadamente baja, habitualmente porcentajes menores al 30% de participación y en un escenario en el que el PRI gobierno cuenta con un voto corporativo de burócratas y programas sociales trabajado por décadas, se antojaba difícil que MORENA fuera rival, de hecho ningún partido ha podido presentar cara a este tipo de elección intermedia en aquellas tierras. En Hidalgo no fue tan diferente, allá se disputaron alcaldías únicamente con una baja participación, igual un anquilosado régimen priista de casi un siglo, en el que el PRI duplicó su presencia en alcaldías en relación a las actuales.
En conclusión, ayer el PRI sostuvo sus bastiones, el PAN hizo lo propio en las elecciones locales de 2019 en los suyos, la realidad nacional queda expuesta como un complejo tejido de realidades locales y ahí es donde está la clave para que la oposición necesita entender y operar para detener el avance del partido oficial en su intentona por seguir deteriorando la vida democrática del país.
El reto está en tener la voluntad de construir a partir de lo local y apuntalar esta defensa a nivel nacional con una gran generosidad poniendo por delante el interés de todos los mexicanos.