*“Los teatros cierran, pero cuando abren las puertas se abren más anchas, más grandes y más altas para que entre más gente”: Rafael Zamarripa.
Después de varios meses sin estudiantes, el salón de ensayos “Ana Mérida” del Instituto Universitario de Bellas Artes de la Universidad de Colima, recibió al maestro Rafael Zamarripa Castañeda, director del Ballet Folklórico de esta casa de estudios, quien encabezó la charla+taller en línea “Hablemos de danza”, acompañado por bailarinas y docentes de esta compañía de danza.
El encuentro virtual, transmitido por la página Arte y Cultura UAN, fue realizado gracias a una colaboración entre la Universidad Autónoma de Nayarit y la Universidad de Colima, como parte de las gestiones de la Red de Asuntos Culturales de la Región Centro Occidente de la Anuies.
En la primera parte del evento, Rafael Zamarripa conversó con Miriam Zamudio, maestra de danza de la UAN. Al hablar de sus inicios en el arte, el también escultor, pintor y dibujante dijo “desde muy pequeño comencé a modelar con plastilina; cumplía los sueños que tenía por las noches, así los desarrollaba y así me divertía. En mi familia, de los cinco hermanos, tres nos dedicamos a la escultura y los demás a la música y danza”.
El maestro Zamarripa comentó, al hablar sobre sus diversas pasiones en el arte: “He sido muy feliz con la escultura en las manos, la danza en el cuerpo y la música en mis oídos”.
“No sé –dijo– cuándo me metí a la danza, más bien la danza se metió en mí (…) en los veranos de la escuela de artes plásticas tomé clases con el maestro colimense Mario Pizano, con él aprendí a zapatear y me enseñó mis primeros jarabes que bailé. Nunca pensé que vendría a radicar a Colima; sin embargo, la vida me trajo aquí y estoy muy contento de estar en este núcleo maravilloso de gente provinciana que aprecia y disfruta sus calles, sus comidas y sus manifestaciones”.
Habló de su paso por el Ballet de Amalia Hernández y de cómo surgió la técnica RaZa (Rafael Zamarripa); “surgió lentamente, buscaba ejercicios que fortalecieran las piernas, el torso, la cabeza de quienes hacen danza, para poder interpretar los sones y jarabes que quería que realizarán (…) La necesidad hizo al obrero”.
Compartió que no se ha detenido a observar todo lo que ha logrado; “lo único que me preocupa es que mis propuestas artísticas no ofendan a nadie”. Sobre la situación de la pandemia, le preguntó Miriam Zamudio, “por la cual se han detenido escuelas, teatros y otros recintos culturales, ¿cree que el arte también se detuvo?”. El maestro Zamarripa, sin titubear contestó: “no, el arte no se puede detener nunca, aparentemente los teatros cierran, pero cuando abren las puertas se abren más anchas, más grandes y más altas para que entre más gente, que haya más sonido para disfrutar más de la manifestación”.
El invitado se definió a sí mismo como “un trabajador incansable. No me cansa la actividad, a mí me cansa la cama, la comodidad; yo quiero siempre buscar y hacer ruido, provocar actividad para inmiscuirme por ahí y salir adelante”.
Sobre el mensaje que pudiera darles a las y los creadores actuales de cualquiera de las artes, Zamarripa añadió: “Recomiendo a todo el que comienza, al que está a medio camino y al que ya está terminando, que se haga siempre con una exigencia increíble, con la más fuerte pasión por lograr una manifestación verdadera y que sea impactante”.
En la segunda parte del evento, participaron Juan Carlos Gaytán, subdirector del Ballet Folklórico; Zoraida Cruz, coordinadora académica; Pedro Palacio, músico, y Ana Alfaro, integrante de esta compañía.
Juan Carlos Gaytán comentó que “gracias a esta charla estamos de regreso; es un espacio de energía. Los chicos aquí vienen a entregarse, nos preparamos, entrenamos, es un 70% de entrenamiento y un 30% de ensayos de repertorio (…) nos encanta venir a clases, a hacer esta conexión. En estos tiempos nos hemos sentido como aves con alas cortadas, por las clases a distancia y no poder estar físicamente. La técnica RaZa nació con, por y para el ballet”.
La maestra Zoraida Cruz agregó que la técnica RaZa se registró en 2003, con un proyecto que el maestro Zamarripa logró con apoyo del FONCA. Para ella, esta técnica es “una filosofía de trabajo que crece en áreas laborales y de producción; es un legado del maestro Rafael Zamarripa para las nuevas generaciones”.
Sobre el tema, el maestro Pedro Palacios confesó que “yo no sabía qué estábamos haciendo; se consolidó el trabajo gracias al maestro Zamarripa, yo seguía sus instrucciones, no sólo era saber tocar sino interpretar para complementar nuestras ideas (…) comencé con el maestro la clase RaZa cuando ésta aún no tenía un nombre. Han sido veinte años de crecimiento”.
El evento completo puede verse en la página de Facebook de Arte y Cultura UAN.